Ayer, en el Suplemento de Salud del periódico Información publicaba el siguiente artículo. Aprovecho para enseñaros una de las magníficas playas vírgenes de las que todavía podemos disfrutar en el litoral murciano: Percheles.
Con la llegada del verano aumenta la frecuencia de una serie de patologías, entre ellas las otitis externas.
Una otitis externa es una inflamación del conducto auditivo externo (CAE) que es el conducto que va desde el exterior hasta el tímpano.
Los baños frecuentes, al mantener húmedo el CAE, favorecen su aparición; la piel que recubre el interior del conducto auditivo se irrita y es un ambiente propicio para que proliferen los gérmenes (ya sean bacterias u hongos) y se produzca la infección.
Pero no sólo lo favorece el estar sumergido en el agua, cualquier cosa que lesione la piel del conducto auditivo puede incrementar el riesgo de otitis externa: eczemas, introducir objetos, rascarse o limpiar enérgicamente el CAE. Aprovecho para recordar que los pediatras aconsejamos no utilizar bastoncillos de algodón para limpiar los oídos.
Los síntomas son sobre todo el dolor, que aumenta al mover y estirar el pabellón auricular o al masticar, la sensación de no oír bien y la supuración, que al principio puede ser transparente para pasar a ser purulenta. Los ganglios cercanos a veces están inflamados. No suele haber fiebre y no es contagiosa puesto que la infección esta localizada en el CAE.
El tratamiento aconsejado es, de entrada, calmar el dolor con paracetamol o ibuprofeno oral a las dosis adecuadas y de forma pautada cada 4-6-8 horas, sin esperar a que el dolor aparezca, al menos los 2-3 primeros días. Algunos encuentran alivio con la aplicación de calor seco (por ejemplo con compresas de algodón calentadas con la plancha). Generalmente se prescribe también tratamiento tópico con antibióticos (de elección ciprofloxacino) asociados o no a corticoides para reducir la inflamación. A veces ocurre que la inflamación y la secreción existente ha estrechado tanto el conducto auditivo que resulta difícil instilar las gotas; en ese caso a veces es preciso derivar al otorrino para que limpie y aspire suavemente y puedan penetrar las gotas mejor.
Es importante saber aplicar las gotas óticas:
* En primer lugar se puede colocar una gasa (no algodón) para intentar absorber la secreción que hay en el conducto.
* El niño se debe colocar tumbado y de lado (decúbito lateral) con el oído afectado hacia arriba.
* Echar la cantidad de gotas prescritas en el CAE.
* Traccionar suavemente del pabellón auricular en varias direcciones para facilitar la entrada de las gotas.
* Debe permanecer así durante 3-5 minutos.
* No poner nada para tapar el oído.
Suele durar unos 7-10 días desde que se instaura el tratamiento. Tras la curación es aconsejable no mojar el oído durante un tiempo, para ello evitaremos el baño si no se usan tapones y para la ducha se puede usar algodón impregnado de vaselina.
Acudir al pediatra de entrada si el niño tiene alguna enfermedad de base, lleva drenajes en los oídos o es muy abundante la secreción en CAE. También si el dolor no calma en 48 horas.
Por último, ¿qué medidas preventivas podemos adoptar?: Es recomendable secar bien el oído tras el baño pero no usar bastoncillos, el uso de tapones (silicona, polivinilo…) y gorro. No suelo recomendar la instilación de ácido acético o alcohol diluido en el conducto auditivo tras el baño, aunque algunos otorrinos lo recomiendan en niños con otitis de repetición.