Tiempo de mocos y toses

Publicado hoy en el diario Información

Hablaba hace unos días, en estas mismas páginas, de cómo llevamos este invierno las infecciones respiratorias. El triplete de virus predominantes son el SARS-CoV-2 (COVID-19) , Gripe y Virus Respiratorio Sincitial. Pero hay muchos más; sobre todo serán rinovirus, con más de 115 serotipos, los responsables de los catarros.

Así que estamos en plena temporada de mocos y toses.
Niños y niñas, sobre todo los que están en su primer año de escolarización, llevan desde septiembre empalmando catarros de vías altas. Los más mayores llevarán dos o tres infecciones respiratorias.

¿Tenemos claro QUÉ HACER si nuestro hijo o hija está con un proceso catarral?.
Sabemos que los catarros se curan solos. Podemos decir que los virus tienen un “tiempo de estancia” en el cuerpo durante el cual las defensas van actuando y al cabo de unos días se vuelve a la normalidad.
Pero lo cierto es que en esos días en los que el virus visita a nuestro hijo o hija vemos que tiene malestar, incluso fiebre, mocos, tos, come mal… ¿cómo puedo aliviarle?
Efectivamente de lo que se trata es de aliviar. Es lo que denominamos un tratamiento sintomático, es decir, tratar los síntomas molestos para que pase esos días lo mejor posible.

Veamos. En el bebé, si tiene fiebre o malestar, utilizar paracetamol. Si tiene mucho moco y sobre todo si le dificulta la alimentación, le haremos lavados nasales con suero salino fisiológico antes de las tomas. Hay que hacerlos con cantidad suficiente para que el suero arrastre el moco, esa es su función. Al tener menos congestión nasal succionará mejor. En caso de estar con biberón también podemos fraccionar las tomas, es decir, darle menos cantidad y más a menudo. Es aconsejable también colocarle en posición semi incorporada para que respire mejor, sobre todo por la noche. También ofreceremos líquidos que le mantendrán bien hidratado y le aliviará la tos al facilitar que se trague el moco.

¿Y en los más mayores? También tratamiento sintomático. Paracetamol o ibuprofeno si fiebre o malestar, sonarse los mocos, aumentar la ingesta de líquidos y respetar si tiene menos apetito. Los descongestivos nasales no son aconsejables, sobre todo por el efecto rebote.

¿Y la tos? ¿La tratamos?. Pues depende. En los menores de seis años los antitusígenos no están indicados porque los riesgos superan a los beneficios. En los mayores de seis años buscaremos el equilibrio entre aliviar pero no anular la tos. No olvidemos que la tos es el principal mecanismo de defensa de nuestro aparato respiratorio. Su objetivo es eliminar todo aquello que obstruya la vía aérea y así mantenerla limpia.
Hay fármacos para la tos que vuestra pediatra puede aconsejaros. También la miel puede usarse, no sólo es un remedio tradicional, ya hay estudios y guías que la recomiendan. Eso sí, nunca en menores de un año por el riesgo de botulismo.
En cuanto a las cremas balsámicas que se aplican en la piel para aliviar la tos y la congestión nasal están contraindicadas en los más pequeños. Pueden provocar reacciones en piel y paradójicamente, pueden producir aumento del moco. En los niños asmáticos pueden desencadenar una crisis de broncoespasmo.

Tampoco los mucolíticos o antihistamínicos aportan beneficios y sí riesgo de efectos secundarios.
Y para terminar, los antibióticos aquí no pintan nada. Como sabéis no “matan” a los virus, que son los causantes de los catarros.

¿Prevención? Sí, que la casa esté libre de humos, evitar que estén expuestos al humo del tabaco. Y no olvidemos el lavado de manos como medida básica para disminuir el riesgo de contagio.

Enero, tiempo de toses

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Entramos en enero, tiempo de catarros y toses. En los más pequeños, y sobre todo si han empezado a ir a la escuela por primera vez, los procesos catarrales se suceden sin descanso desde septiembre. Si en cada episodio la tos puede durar hasta dos semanas podemos tener a nuestra hija o hijo tosiendo todos estos meses. Es necesario por tanto que tengáis claro de qué va esto de la tos.

Lo primero que hay que aclarar es que la tos es el principal mecanismo de defensa de nuestro aparato respiratorio. Su objetivo es eliminar todo aquello que obstruya la vía aérea y así mantenerla limpia. No es una enfermedad en sí, es el síntoma de una enfermedad. Normalmente detrás de la tos hay una infección de las vías respiratorias causada por virus.

¿Cómo funciona esto de la tos? Tenemos unos “receptores” en la capa que reviste la pared interna del aparato respiratorio, que se estimulan por distintos motivos: cuando hay moco, como ocurre en los catarros, por estímulos químicos como ocurre en la inhalación del humo del tabaco, etc. Una vez estimulados estos receptores, por vía nerviosa mandan la señal de la necesidad de toser al “centro de la tos”. Recibido el mensaje en esta central se envían las órdenes para que ocurra esa respuesta explosiva que es la tos.

Hay diferentes sonidos de toses. Tenemos la tos seca, es la tos de los catarros de vías altas, asociada al picor de garganta.

Tos productiva que es una tos “blanda”, se oye que mueve el moco. Sirve para ayudar a eliminar la mucosidad y contribuye por tanto a la curación del proceso catarral. Los niños y niñas no saben expectorar por lo que tras el episodio de tos se tragan la madeja de moco pasando ésta al tubo digestivo.

También se reconoce fácilmente la tos perruna, una tos seca con un sonido peculiar metálico y profundo. La primera vez que se oye asusta. Está producida por inflamación de la laringe o la tráquea.

En ocasiones a la tos seca se une la presencia de “pitos” o “sibilancias” cuando la inflamación es de la vía aérea inferior, a nivel de los pulmones. Es la tos del asma y de la bronquitis.

En cuanto al tratamiento, lo primero es determinar la causa de la tos. Si se trata de un catarro, el tratamiento consistirá en mantener una correcta hidratación ofreciendo líquidos, realizar lavados nasales con sentido común, sobre todo en lactantes si el moco nasal dificulta la succión y aliviar los síntomas que le causen molestias, por ejemplo si tiene fiebre alta o malestar general le daremos paracetamol o ibuprofeno.

¿Tratamos la tos?. Pues depende. En los menores de seis años los antitusígenos no están indicados porque los riesgos superan a los beneficios. Tampoco mucolíticos o antihistamínicos sirven para mucho. En los más mayores buscaremos el equilibrio entre aliviar pero no anular el mecanismo defensivo que es la tos. En cuanto a los antibióticos, como sabéis, no “matan” a los virus que son los causantes de los catarros, por tanto están contraindicados.


Importante: evitemos que los niños y niñas estén expuestos al humo del tabaco y no olvidemos el lavado de manos como medida básica para disminuir el riesgo de contagio.

¿Vacunamos de gripe a la población infantil y adolescente?

Publicado hoy en el diario Información

La gripe llega cada año ocasionando un importante problema de salud pública. Ha habido un cierto paréntesis, porque al inicio de la pandemia de la COVID-19 la incidencia mundial de gripe fue muy baja, pero vuelve a reaparecer.

Afortunadamente la mortalidad en menores de 15 años es mínima pero el 95% de los que fallecen tienen menos de 5 años, la mayoría con uno o más factores de riesgo. Por eso veremos que es importante vacunar a esta franja de edad y sobre todo si tienen enfermedades de base.
Por otro lado la gripe causa un elevado número de visitas en Atención Primaria, consumo de antibióticos por las complicaciones, sobre todo respiratorias e ingresos hospitalarios.

La vacuna antigripal es la forma más efectiva de prevención de la gripe. Desde el año 2012 la Organización Mundial de la Salud y otras agencias reguladoras internacionales recomiendan que los niños de 6 a 59 meses sean considerados una prioridad para la vacunación contra la gripe. Así se han manifestado también la Comisión de Salud Pública del Consejo Interterritorial-Ministerio de Sanidad y el Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (CAV-AEP).

Por tanto consenso en recomendar la vacuna antigripal a niños y niñas de 6 a 59 meses.
También lo hay en recomendar la vacunación a población infantil superior a 59 meses de edad, incluída la adolescencia, con condiciones de riesgo y a sus contactos estrechos. La población considerada de riesgo lo es por su enfermedad de base o por el tratamiento que reciben; pueden sufrir formas complicadas y más graves de la enfermedad o presentar una desestabilización de su patología. Se puede consultar el listado completo de situaciones y enfermedades en la web del CAV-AEP.
Debemos reforzar la vacunación en estos grupos especialmente vulnerables para lograr mejores coberturas de vacunación. Los estudios realizados nos muestran que en España la población de riesgo vacunada no supera el 20%.

¿Alguna otra recomendación para esta temporada 2022-2023?
El CAV-AEP detalla también que es recomendable vacunar:
Población a partir de los 6 meses que convivan con pacientes de riesgo.
Población a partir de los 6 meses que conviven con menores de 6 meses.
Profesionales sanitarios.
Embarazadas, tanto para su propia protección como para la de su futuro/a hijo/a, en cualquier momento del embarazo.

¿De qué vacunas disponemos este año?
Existen cinco vacunas comercializadas en España, todas ellas con un buen perfil de seguridad Se recomienda emplear las vacunas antigripales tetravalentes por vía intramuscular o subcutánea profunda y atenuadas para vía intranasal. La vacuna intranasal está aprobada para niños y adolescentes entre 2 y 17 años.

¿Con qué pauta? De 6 meses a 8 años de edad se administrarán 2 dosis separadas al menos por 4 semanas. Pero si el niño o la niña se hubiera vacunado de gripe con dos dosis en temporadas anteriores, sólo se le administrará una dosis este año. De 9 años en adelante, sólo se administrará una dosis.

La vacunación antigripal a la población pediátrica en general, a partir de los 6 meses, es una medida preventiva recomendable por cuanto proporciona protección individual y favorece la protección familiar y comunitaria.

¿Qué es la prueba del talón?

Artículo publicado ayer en el Suplemento de Salud del diario Información, cuyo autor es mi compañero y amigo Mariano Mancheño, pediatra de Altea. ¡Muchas gracias!

En el año 1984 se inició en la Comunidad Valenciana el Programa de detección precoz de metabolopatías (enfermedades del metabolismo) para los recién nacidos. Inicialmente el cribado se hacía de hipotiroidismo y fenilcetonuria. Después la Conselleria de Sanitat ha ido incorporando otras no menos importantes.

Os cuento una historia breve: Hace 8 años una niña de 27 días moría en un hospital cercano tras un diagnóstico de probable sepsis neonatal. Y hace también 8 años, otro niño de dos meses y medio ingresaba con convulsiones en la UCI. Tras una semana de tratamiento y estabilización se hicieron análisis y se diagnosticó de deficiencia de biotinidasa, que todavía no se hacía de forma sistemática en el cribado, siendo su desarrollo normal y hoy recibe diariamente un suplemento de dicha sustancia (una enzima) disfrutando de una vida normal. Es muy posible que la primera paciente padeciera algo similar y que no se pudo diagnosticar a tiempo porque la muerte sobrevino antes. Hoy día, la deficiencia de biotinidasa ya es una de las enfermedades que detecta la prueba del talón.

Cada año se diagnostican en la Comunidad Valenciana unos 50 casos de enfermedades por el cribado neonatal de enfermedades congénitas. La mitad tiene un tratamiento eficaz y hace que los pacientes puedan llevar una vida completamente normal con controles periódicos. En otros casos las enfermedades que se detectan no tienen por ahora cura, pero se aminoran las consecuencias yendo directos al tratamiento de las complicaciones. 

Lo que antecede es para explicar QUÉ es el programa de cribado neonatal de enfermedades congénitas que llamamos LA PRUEBA DEL TALÓN. Impregnando un trozo de papel especial con unas gotas de sangre obtenida por punción mínima del talón del pie del recién nacido se tienen rápidamente resultados que pueden hacer sospechar una enfermedad. Se confirmará o no con otros análisis más específicos.

Enumero algunas que se hacen en nuestra Comunidad. El Hipotiroidismo, que si no se detecta produce retraso irreversible del desarrollo físico y mental. Se trata con un 100% de éxito tomando una medicina por la mañana de por vida. O la Fenilcetonuria, que provoca rápidamente retraso mental y motor grave y que se trata cambiando algunos componentes de la dieta.

Además se puede detectar la presencia de Anemia de células falciformes y Fibrosis quística, mejorando el pronóstico de ambas. Dicho en pocas palabras, el objetivo de la prueba del talón es obtener el resultado a los 2 o 3 días de llegar la muestra al laboratorio.

Cito otras determinaciones de nombres impronunciables: Déficit de acil CoA deshidrogenasa de cadena media, Déficit de 3-hidroacil CoA deshidrogenasa de cadena larga,  Acidemia glutárica tipo 1 y la Deficiencia de Biotinidasa. Quien haya llegado hasta estas últimas líneas merece un diploma. 

La prueba del talón es una gran herramienta tecnológica de bienvenida ala tierra para los nuevos fichajes que aterrizan y tanto amamos. Y es necesario que todos, padres y madres, toméis la decisión de autorizarla siendo conscientes de su significado y de lo valiosa que puede llegar a ser.

¿Sarna?

 

                                     

                                    Publicado en el diario Información
Desde hace semanas viene apareciendo en los medios de comunicación la existencia de casos de sarna, como si fuera algo antiguo y olvidado que resurge de nuevo. En nuestras consultas, como en la de adultos, es una patología en aumento en los últimos años. 

Pues sí, la sarna o escabiosis es una de las parasitosis cutáneas más frecuentes en nuestro medio, junto con la infestación por piojos. Está producida por un ácaro, Sarcoptes scabiei hominis, que habita y se reproduce bajo la capa superficial de la piel. Es muy contagioso. Sólo afecta a los seres humanos, por tanto nada tiene que ver con los animales domésticos.

La mayoría de los contagios se producen por contacto directo, piel con piel. También a través del contacto con ropa interior, ropa de cama o toallas usadas recientemente por la persona infestada. En los tejidos, el ácaro es capaz de sobrevivir unos 4 días. Por todo esto es habitual que acaben afectados todos los miembros de la familia. Cualquiera puede contagiarse de sarna.

Tras el contagio y pasado el periodo de incubación, que puede durar entre dos a seis semanas, aparece una erupción cutánea. Son pequeñas ronchas por todo el cuerpo, sobre todo entre los dedos, las muñecas o las nalgas, que causan un picor intenso, más acentuado por la noche. El prurito hace que se rasquen mucho y por eso veremos lesiones por rascado. En los bebés afecta también al cuero cabelludo y a plantas de manos y pies, que presentan lesiones pustulosas. Si además observamos los llamados “surcos acarinos”, pequeños túneles de unos milímetros debidos a la migración del ácaro bajo la piel, el diagnóstico está claro.

Afortunadamente disponemos de un tratamiento efectivo. Debemos aplicar crema de permetrina al 5% para “matar” al ácaro. Se debe poner en capa fina por toda la piel, que tiene que estar limpia y seca, desde el cuello hasta los dedos de los pies. Hay que hacerlo bien, sin que quede ninguna zona sin crema, sobre todo entre los dedos, genitales externos e ingles. En menores de 2 años también se debe aplicar en la cabeza, con cuidado que no entre en ojos o boca. Debe dejarse de 8 a 12 h., por lo que se aconseja hacerlo antes de acostarse, así actúa durante la noche. Al día siguiente una ducha con jabón eliminará los restos de la crema. Repetiremos exactamente lo mismo a los 7-10 días. También hay que quitar el picor con un antihistamínico. Es importante saber que el picor y las lesiones en piel pueden seguir unas tres o cuatro semanas tras aplicar el tratamiento. Si es así mantenemos la medicación frente al prurito.

Se debe tratar a todos los miembros de la familia, tengan o no picor, y todos al mismo tiempo. También recomendamos lavar la ropa en agua caliente (más de 50º) y si no es posible, guardarla en bolsa cerrada de 4 a 8 días y después lavarla normalmente. También puede optarse por meterla en el congelador (-18º) durante 5 horas. Usaremos insecticida para alfombras, sofá o el interior del coche.

Es importante saber que dejan de ser contagiosos pasadas 8 horas de aplicado el tratamiento. Por tanto pueden incorporarse a la escuela al día siguiente.

¿Se puede prevenir la alergia alimentaria?

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La alergia alimentaria es una reacción exagerada del sistema inmunitario tras haber ingerido un determinado alimento. Ese alimento, por sí mismo, es inofensivo para las personas no alérgicas. Tampoco depende de la cantidad de alimento que se ingiere, cantidades mínimas provocarán la reacción. Puede aparecer a cualquier edad, aunque es más frecuente en los primeros años de vida.

¿Qué manifestaciones clínicas tiene la alergia alimentaria? Suele iniciarse a los 30-60 minutos de ingerir el alimento y los síntomas son muy variados, desde problemas de piel como picor, urticaria, hinchazón de labios y/o párpados, vómitos, diarrea… hasta síntomas más graves como
dificultad al respirar o shock anafiláctico.

Antes de continuar es necesario aclarar que alergia alimentaria no es lo mismo que intolerancia. En las intolerancias alimentarias no está involucrado el sistema inmunitario, por tanto el cuerpo no siente que está siendo atacado y en consecuencia los síntomas, aunque pueden ser parecidos, son de menor gravedad. En las intolerancias sí influye la cantidad de alimento ingerido: a más cantidad de alimento, más intensas son las manifestaciones clínicas.

¿Qué alimentos son los más frecuentemente responsables de las alergias? En los niños y en nuestro medio son el huevo, la leche de vaca, el pescado, los frutos secos, los mariscos, las legumbres, los cereales, algunas frutas y algunas especias.

¿Podemos prevenirlas? Recientemente la Academia Europea de Alergología e Inmunología Clínica ha actualizado sus recomendaciones para la prevención del desarrollo de alergias alimentarias en lactantes y niños pequeños.
Entre estas nuevas recomendaciones destacan:
* La introducción del huevo cocido, en cantidad de medio huevo o un huevo pequeño 2 veces por semana, entre los 4 y los 6 meses de edad. Aunque se hable de introducción de huevo en este intervalo, seguimos recomendando mantener la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses.
* Evitar, en bebés alimentados con lactancia materna, la suplementación con fórmula con proteína de leche de vaca durante la primera semana de vida. En los casos en los que se precise suplemento en este periodo de tiempo se propone hacerlo con leche materna donada, fórmula hidrolizada o fórmula elemental. A partir de la primera semana no hay contraindicación ni mayor riesgo de alergia si se utiliza este tipo de fórmula.
* Evitar usar fórmulas de soja en los primeros 6 meses de vida ya que contiene alto contenido en fitatos, aluminio y fitoestrógenos.
* No evitar alimentos potencialmente alergénicos durante el embarazo y la lactancia. No se ha demostrado que se reduzcan las alergias alimentarias cuando las mujeres los evitan. De hecho, la restricción dietética puede ser perjudicial tanto para la madre como para el niño ya que puede causar déficits nutricionales.

Cuando ya sabemos los alimentos a los que se es alérgico, la única manera de prevenir es evitar el consumo del alimento que provoca la reacción. Es clave conocer la composición de los alimentos que se van a ingerir, de ahí la necesidad de etiquetados claros. Nos obligará siempre a leer los ingredientes que constan en la etiqueta si queremos evitar cualquier susto.

En la normativa de la Unión Europea existen en la actualidad un total de 14 alérgenos reconocidos: cacahuetes, frutos secos de cáscara, soja, mostaza, huevos, altramuces, leche, pescado, cereales que contengan gluten, sésamo, apio, dióxido de azufre y sulfitos, moluscos y crustáceos. Los fabricantes de los alimentos comercializados en la Unión tienen la obligación de incluirlos en su etiquetado de manera destacada. Los científicos de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria y de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición asesoran en la legislación del etiquetado de alimentos, garantizando que los envases y la publicidad presenten la información precisa.

Por último, estar atentos cuando se coma fuera de casa, solicitando los ingredientes de cada plato e informando de la alergia. En casa, cocinar para todos los miembros de la familia prescindiendo del alimento; si no es posible, extremar las medidas usando utensilios exclusivos o evitando que esté en la cocina, pues a veces la inhalación del alimento puede desencadenar también la reacción.