Mi hij@ va a la escuela infantil

En estas fechas creo interesante recopilar lo escrito acerca de la entrada en la escuela infantil, el periodo de adaptación, porque sois muchos los que lo estáis “sufriendo”.
Para empezar:

Para la mayoría de los padres no es fácil la decisión de llevar a la escuela infantil a su hij@.
 Aún cuando los padres ya tenéis la decisión tomada como la mejor solución, persisten dudas, contradicciones, aparece la angustia que conlleva la primera separación, la culpa…

Empezamos con la adaptación, los llantos…y cuando parece atenuarse esta pesada carga emocional aparece la primera enfermedad: cualquier proceso febril, un catarro… y de nuevo se desata la duda: “¿hemos hecho bien en escolarizarlo?”, “¿no será muy pequeño?”, “¿vamos a estar todo el invierno así?”, preguntas que se trasladan de la casa a la consulta del pediatra.
 Desde el respeto a la decisión que los padres habéis tomado de escolarizar a vuestro hijo, mi posición es la de acompañaros en el periodo de adaptación, posibilitando un espacio y un tiempo donde sacar vuestra angustia, las dudas.

Es necesario que sepáis que los niños pequeños son más vulnerables a las infecciones dado que su sistema inmunitario (de defensa frente a los gérmenes) es inmaduro y, además, por el contacto estrecho entre los niños se facilita la transmisión de enfermedades infecciosas. El niño en su primer año de escolarización va a sufrir el bombardeo de gran cantidad de gérmenes (en su mayoría virus) pero la gran mayoría de estas enfermedades serán procesos banales, sobre todo catarros de vías altas.
 Insisto también en que respetéis las normas sanitarias de la escuela infantil, pues así protegéis a vuestro hijo; en el caso de que ambos trabajéis debéis tener una solución buscada (abuelos, canguro…) para esa mañana que amanece el niño con fiebre y no lo váis a llevar. Respetar las normas sanitarias no es sólo pensando en que se expone a los demás niños al contagio, sino porque vuestro hijo precisará unos cuidados que la escuela infantil no puede ofrecerle.

El primer año que el niño asiste a la escuela infantil presentará un número variable de infecciones (generalmente más de 8 ) pero la impresión de padres y pediatras es que sumará un proceso tras otro a lo largo de ese primer otoño-invierno que acude a la escuela.
 Es lógica por tanto vuestra preocupación e incluso a veces se plantea si tantas infecciones son el inicio de una enfermedad crónica o puedan ser la manifestación de una alteración de su sistema de defensas… pero en realidad es la expresión del proceso normal de maduración del sistema inmunológico.
 La mayoría de las infecciones serán catarros de vías altas, una media de 8-10 al año y dado que durante algunos meses del año estas infecciones están prácticamente ausentes, la incidencia se acerca a dos cuadros por mes. A esto hay que añadirle la duración de los mismos: unos 7 días, aunque la tos y el moco pueden persistir unos días más. Como el periodo de incubación del resfriado común es corto, sólo 2-4 días, si terminando el proceso está en contacto con otra fuente de infección (otro niño con otro virus) es probable que el final de su catarro se solape con el inicio del siguiente. El intervalo libre de enfermedad es, en estas condiciones, difícil de apreciar.
 Suelo deciros que observéis si cuando ya va estando mejor del catarro (aunque todavía tenga moco y tos) inicia estornudos, ojos llorosos, moco “como agua”, transparente, está más molesto y a veces también con fiebre… es el inicio de un nuevo proceso y por tanto empezamos a contar de nuevo los días de evolución de este catarro: otros 7-10 días.

Pero otras infecciones también son más frecuentes en los niños que asisten a la escuela infantil, por ejemplo existe una asociación clara entre la asistencia a guarderías y el riesgo de presentar otitis media aguda. Ese riesgo es asumible en niños previamente sanos y sin problemas asociados a nivel otológico (otitis previas o hipoacusia); pero en el caso de niños con complicaciones de oído, con convulsiones febriles o problemas cardiorrespiratorios el riesgo puede tener cierta repercusión y condicionar la decisión familiar.

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