Empieza el curso escolar

Hoy en el suplemento de salud del periódico Información publico este artículo.

Me vais a permitir que, de entrada, os cuente una anécdota: ordenando papeles este verano me encontré el primer artículo que escribí para Información a través de la APEPA, su título “De vuelta a la escuela infantil”, era octubre de 1997, hace ya ¡20 años!. En él hablaba del periodo de adaptación a la escuela y del papel que el pediatra tiene, posibilitando un espacio donde los padres puedan resolver sus dudas, ayudar a manejar su angustia, a veces incluso la culpa, sobre todo cuando se inician las primeras infecciones y surgen las preguntas: “¿vamos a estar todo el invierno así?”, “¿hemos hecho bien en escolarizarlo?”, “¿no será muy pequeña?”.

Así cada año, en estas fechas, se repiten las consultas, porque el inicio del curso escolar es, para la mayoría, la vuelta al cole pero para otros es la entrada por primera vez a la escuela, unos son aún bebés, otros apenas uno o dos años y es un cambio muy importante para el niño, es su salida al mundo, deja las relaciones familiares y unos espacios que conoce, donde se siente seguro, para encontrarse en otro espacio, con adultos desconocidos y con otros niños, un tiempo de llantos… porque la separación es dolorosa para padres e hijos.
En estos primeros días, aparte del llanto a la entrada al cole, puede tener problemas con el sueño, estar más llorón, a veces rabioso, vómitos, menos apetito… son problemas en el rango de normalidad, son las manifestaciones de la ansiedad por separación, que durará más o menos tiempo dependiendo del niño, de la familia y de la escuela.

Cada niño llega a la escuela infantil con un grado de madurez emocional y social, cada niño tiene un ritmo de adaptación personal que hay que respetar, necesita “su” tiempo, tiempo que va en relación a la adaptación que también hacen los padres, todo lo que sintáis, la inseguridad, la culpabilidad por la separación, el temor a si va a ser bien cuidado… dificultará y alargará el periodo de adaptación. Planteado en positivo, es decir, si habéis tomado la decisión con seguridad, confiáis en la escuela infantil elegida y en sus profesionales, la adaptación será muy breve. Por último también está en relación al modo en que se trabaje en la escuela infantil, a su modelo pedagógico, si responde a las necesidades que en este periodo tiene el niño; por ejemplo: si tiene establecida la incorporación progresiva en pequeños grupos se minimiza el esfuerzo de adaptación en los niños.

Irán pasando los días y veréis que ya se queda contento, que os dice adiós, que sonríe al ver cada mañana a su educador o educadora, que ha establecido un vínculo de cariño con él o con ella y os iréis sintiendo más tranquilos; vuestro hijo o hija avanza en su socialización, ha aceptado separarse de vosotros ese tiempo escolar porque sabe que seguís estando ahí, que le seguís queriendo. Podemos decir que la adaptación sería el proceso por el que el niño y la niña elaboran emocionalmente la pérdida y la ganancia que le supone la separación.

Por último recordad que no es un buen momento para introducir más cambios en la vida del niño como quitar chupete o biberón, quitar pañales o un cambio de habitación. Es conveniente esperar a que supere el proceso de adaptación.

Empieza el curso en la escuela infantil

bebe-16-copia1

Como cada año, al llegar septiembre, hablamos de la vuelta al cole. Para la mayoría empieza un curso más, el mismo cole, los mismos amigos, quizás un nuevo maestro, pero la adaptación suele ser fácil, tanto para los niños como para los padres, que véis aliviados como toda la familia inicia de nuevo la rutina escolar.

Muy diferente es la entrada de los más pequeños, al cole o a la escuela infantil, por primera vez. Los dos casos tienen mucho en común, miedos a como se adaptará, qué maestro o cuidador le tocará, si se pondrá muchas veces malito…pero también hay diferencias: cuando un niño se escolariza en el cole a los 3 años, los padres pensamos “ya le toca”, no hemos tenido dudas; sin embargo tomar la decisión de llevar nuestro hijo a la escuela infantil es otra cosa, no es fácil.
Primero está la decisión de a qué edad escolarizar, después empezó la búsqueda de la escuela infantil y ahora que ya tenemos fijada la fecha de entrada surgen todavía las dudas, “si ya se ha puesto enfermo antes de empezar qué año nos espera”, “¿no será muy pequeño para llevarlo?”, “¿le podemos vacunar contra el neumococo que no la lleva puesta y va a empezar la guardería?”, “en su cole al tercer día ya empiezan horario completo, ¿no es muy pronto?”, son muchas preguntas estos días en la consulta, que ponen de manifiesto la inseguridad que sienten los padres ante la salida al mundo de su pequeño.

El mensaje que les transmito es que han tomado la decisión de escolarizarlo como la mejor opción de las posibles, por el buen engranaje de las necesidades de la familia y si la decisión esta tomada, seamos consecuentes y ahora lo que toca no son las dudas, toca vivir la adaptación de la mejor manera posible, porque toda la familia la vive.
El segundo mensaje es que no lo dejan en cualquier sitio con personas desconocidas, no!, va a acudir a una escuela infantil, con unos profesionales competentes que facilitaran la adaptación, que confíen en ellos y se dejen asesorar.

Serán unos días de llantos, más pegados a la mamá y al papá, inquietos, a veces rabiosos, problemas en el sueño, menos apetito… síntomas que traducen que se está enterando de la situación, que no le gusta el cambio y tiene todo el derecho a manifestarlo.
Es importante que el niño perciba seguridad y sonrisas en los padres a la hora de dejarlo, con despedidas sin mentiras, ni al descuido y que al recogerlo lleguéis sin prisas, que vea que habláis alegres con su educador.

Pasarán los días y veréis que cambiará su carita al llegar a la escuela, que entrará contento y se lanzará a los brazos de su educador, que irá aprendiendo hábitos, a relacionarse con sus iguales, a conocer a muchos papás y mamás, a cantar y a contar historias, a comer como un mayor, a jugar de muchas maneras, aprenderá a ver el mundo… y también vosotros aprenderéis, sobre todo de la infancia, de las etapas que van atravesando los más pequeños, el proceso de control de esfínteres, conoceréis otras familias y otras formas de educar… en definitiva la escuela infantil os brinda la oportunidad de ayudar a crecer a vuestro hijo.

Septiembre: ¡empieza el cole!

La incorporación al ritmo habitual de este blog va siendo lenta en este inicio de septiembre… y es que todavía saboreo los últimos días de vacaciones; no obstante mi «compromiso» con el Suplemento de Salud del periódico Información de Alicante se mantiene en su cita quincenal y hoy se publica el siguiente artículo.

Empieza septiembre y con él la vuelta al cole. No suele plantear ningún problema el regreso de los mayores, salvo si hay cambio de escuela o si es el primer año de instituto; en estos casos harán una nueva adaptación, que será más o menos fácil dependiendo de la personalidad del niño. Es bastante frecuente la consulta, en los primeros meses de curso, de niños con dolores abdominales o vómitos matutinos que son la manifestación del miedo al cambio, a un ambiente nuevo, a crear nuevos amigos, miedo a no ser aceptados. Nuestra actitud ha de ser de mucha tranquilidad, que sepa que entendemos lo que le pasa y estaremos ahí en el proceso de adaptación pero, como suelo decirles a los padres, siempre “empujando hacia afuera”.

¿Y qué pasa con los más pequeños?. La entrada a la escuela infantil o al cole por primera vez supone un cambio muy importante para el niño, es su salida al mundo, deja las relaciones familiares y unos espacios que conoce, donde se siente seguro, para encontrarse en otro espacio, con adultos desconocidos y con otros niños. Se siente solo, abandonado, con miedo.

Pero el periodo de adaptación que se inicia ahora no es sólo para el niño, también es para vosotros padres; los llantos, la irritabilidad, la primera enfermedad, desatarán de nuevo las dudas: “¿hemos hecho bien en escolarizarlo?”, “¿no será muy pequeño?”, “¿vamos a estar todo el invierno así?”. Si, además, coincide con la incorporación de la madre al trabajo tras la baja maternal, la separación es más difícil.
Afortunadamente al otro lado nos encontraremos con unos profesionales que van a ayudar al niño y a sus padres a que el proceso sea lo más fácil. Muchas escuelas infantiles tienen un modelo de adaptación adecuado a la edad del niño que suele pasar por la incorporación progresiva: unos primeros días en los que se quedará pocas horas y se irá aumentando paulatinamente el tiempo de permanencia en la escuela.

Llegado el momento de empezar el curso, ¿qué podemos hacer?:
* No tengáis prisa por la mañana. Aconsejo, si es posible, reservar unos días de vacaciones para la adaptación, eso facilitará que os levantéis tranquilamente, le lleváis al cole y así podréis ir también a recogerlo, con disponibilidad de horario para su incorporación progresiva. Ésto le dará seguridad.
* Seguid las pautas que os marquen en la escuela pero seguro que os advierten que siempre os despidáis, no os vayáis a escondidas, pero tampoco alargando la despedida porque vuestra angustia no os permite la separación. Tampoco entregadle con un “aquí te lo dejo”, por prisas o “porque no quiero verlo llorar”. Haced la despedida sin mentiras, con seguridad y alegría.
* Al recogerlo todas las muestras de cariño del mundo y permaneced un rato allí, hablad con el educador o educadora con una sonrisa, que os vea y os sienta feliz.
* Luego, a lo largo de la tarde, hablad del cole, jugad.
* Y así sucesivamente a lo largo de los próximos días.
* Confiad en el equipo, hablad con los profesionales de la escuela infantil sobre dudas o si observáis cambios: más llorón e irritable, problemas con el sueño, etc.
¡Feliz entrada al cole!

Su salida al mundo (cont.)

3.- ¿Qué suele ocurrir a lo largo del periodo de adaptación?: 
Es una separación dolorosa para padres e hij@s…pero sólo al principio. Puede haber el segundo, tercer día….los llantos que no hubo el primero, porque no se enteró de qué iba ésto….pero progresivamente lo irá interiorizando y, poco a poco, veréis cómo se va haciendo más autónomo, como inicia el camino de la socialización.
Como periodo doloroso, aparte del llanto en el momento de separarse, puede tener problemas con el sueño, estar más llorón, a veces rabioso, vómitos, menos apetito… otras veces los ves aislados en el aula o aferrados al peluche que han traído de casa, o parece que están muy bien en el aula desde el primer momento pero en casa tienen conductas regresivas…son problemas “en el rango de normalidad”, son las manifestaciones de la ansiedad por separación de la maduración normal.
Cada niño llega a la escuela infantil con un grado de “madurez emocional y social”, cada niño tiene un ritmo de adaptación personal que hay que respetar, necesita “su” tiempo, tiempo que va en relación a la adaptación que también hacen los padres; todo lo que vosotros sintáis: la inseguridad, la culpabilidad por la separación, el temor a si va a ser bien cuidado…dificultará y alargará el periodo de adaptación. Y por otro lado también está en relación al modo en que se trabaje en la escuela infantil, a su modelo pedagógico, si responde a las necesidades que en este periodo tiene el niño. Un ejemplo: si tiene establecida la incorporación progresiva de los alumnos en pequeños grupos se minimiza el esfuerzo de adaptación en los niños y facilita la tarea del educador.
Por último recordad que no es un buen momento para introducir más cambios en la vida del niño (quitar pañales, cambio de habitación…). Es conveniente esperar a que supere el proceso de adaptación.

4.- ¿Qué supone para el niño la adaptación a la escuela infantil?:
* Aceptar la separación de sus padres, sabiendo que ellos siguen estando ahí, que le siguen queriendo. Podemos decir que la adaptación sería el proceso por el que el niño y la niña elaboran emocionalmente la pérdida y la ganancia que le supone la separación.
* Establecer vínculos de afectividad con el educador@, otros adultos de la escuela y los demás niñ@s. Aceptar que debe compartir al adulto, que ya no es el centro de atención.
* Aceptar su nuevo espacio, moverse libremente en él, adaptarse a las nuevas rutinas, a las normas que va estableciendo su educador@.
* Continuar su socialización, ahora a través de la escuela, porque en la guardería y en la escuela infantil todo conduce a la socialización.
 La socialización se realiza primordialmente en el seno de la familia; son los padres los que introducen al hij@ en las normas, hábitos, modos de actuar, valores… Al acudir a la escuela infantil inicia la socialización escolar que le supone iniciarse en nuevos roles sociales, en nuevos hábitos… nuevos para ellos con respecto a los familiares.
 En la escuela el proceso socializador se da en dos direcciones, una vertical: la de las relaciones educador@-niñ@ y otra horizontal: la relación entre iguales. Las primeras son similares a las que el niñ@ vive en casa con sus padres, el adulto tiene la autoridad, pero en el caso de la escuela el educador@ es un profesional y puede ser otro modelo para el niño y, en algunos aspectos, jugar un papel muy importante como generador de salud. Las segundas son informales, espontáneas y ofrecen unas posibilidades de relación social cualitativamente distintas a las que tiene el niñ@ en su casa, aunque tenga hermanos; los compañeros son también “ventanas” al mundo, “representantes” de otras culturas.

Su salida al mundo

Para continuar recopilo lo escrito acerca del periodo de adaptación:

La entrada en la escuela infantil por primera vez supone un cambio muy importante para el niño, es su salida al mundo, deja las relaciones familiares y unos espacios que conoce, donde se siente seguro, para encontrarse en otro espacio, con adultos desconocidos y con otros niños. Se siente solo, abandonado, con miedo.
 Para los padres tampoco es fácil, a veces si coincide con la incorporación de la madre al trabajo, tras la baja maternal, la separación es más difícil y supone mucha angustia dejar al niñ@ en la escuela infantil. 
Y por otro lado está la escuela, los educadores y educadoras que también han de adaptarse al niño y a su familia.

Ahora responderé a una serie de preguntas: ¿Qué podemos ir haciendo para facilitar la adaptación?, ¿Qué podemos hacer llegado el momento?, ¿Qué suele ocurrir a lo largo del periodo de adaptación?, ¿Qué supone para el niño la adaptación a la escuela infantil?.

1.- ¿Qué podemos ir haciendo para facilitar la adaptación?. Salvo en los bebés, es aconsejable:
* Que paseéis por la escuela, se la enseñéis, le vayáis hablando de lo bonita que es….si es posible entrar a verla y que la conozca.
* En casa preparad su bolsa o su mochila con lo que se va a llevar, y jugáis a prepararla, unas veces se querrá llevar una foto, un peluche, su juguete favorito…luego lo saca…al día siguiente vuelve a meterlo…y así nos estamos preparando para su salida. Siempre le hablaremos de los amigos, lo chulo del cole, con seguridad, no intentando convencerle y convencernos, simplemente ilusionándole.
* Si hasta ahora siempre ha estado con vosotros podéis dejarlo un rato con la abuela, un familiar, unos amigos, luego una tarde entera.
* Planificar con la escuela cómo realizar la adaptación; muchas tienen un modelo adecuado a la edad del niño que suele pasar por la incorporación progresiva: unos primeros días en los que se quedará pocas horas e ir aumentando el tiempo de permanencia en la escuela infantil.

2.- ¿Qué podemos hacer llegado el momento?:
* No tengáis prisa por la mañana. Aconsejo, si es posible, dejad unos días de vacaciones para la adaptación, eso facilitará que os levantéis tranquilamente y le lleváis al cole con alegría…y así podréis ir también a recogerl@, con disponibilidad de horario para su incorporación progresiva. Ésto le dará seguridad.
* Seguid las pautas que os marquen en la escuela pero seguro que también os advierten que os despidáis de él/ella, no os vayáis a escondidas, pero tampoco alargando la despedida porque vuestra angustia no os permite la separación. Tampoco entregadle con un “aquí te lo dejo”, por prisas o “porque no quiero verlo llorar”. Haced la despedida sin mentiras, con seguridad y alegría.
* Y al recogerl@ todas las muestras de cariño del mundo y permaneced un rato allí, hablad con la educadora con una sonrisa, que os vea y os sienta feliz.
* Luego a lo largo de la tarde hablad del cole, jugad.
* Y así sucesivamente a lo largo de los próximos días.
* Confiad en el equipo, hablad con los profesionales del Centro sobre dudas, cambios observados en él/ella.

Mi hij@ va a la escuela infantil

En estas fechas creo interesante recopilar lo escrito acerca de la entrada en la escuela infantil, el periodo de adaptación, porque sois muchos los que lo estáis “sufriendo”.
Para empezar:

Para la mayoría de los padres no es fácil la decisión de llevar a la escuela infantil a su hij@.
 Aún cuando los padres ya tenéis la decisión tomada como la mejor solución, persisten dudas, contradicciones, aparece la angustia que conlleva la primera separación, la culpa…

Empezamos con la adaptación, los llantos…y cuando parece atenuarse esta pesada carga emocional aparece la primera enfermedad: cualquier proceso febril, un catarro… y de nuevo se desata la duda: “¿hemos hecho bien en escolarizarlo?”, “¿no será muy pequeño?”, “¿vamos a estar todo el invierno así?”, preguntas que se trasladan de la casa a la consulta del pediatra.
 Desde el respeto a la decisión que los padres habéis tomado de escolarizar a vuestro hijo, mi posición es la de acompañaros en el periodo de adaptación, posibilitando un espacio y un tiempo donde sacar vuestra angustia, las dudas.

Es necesario que sepáis que los niños pequeños son más vulnerables a las infecciones dado que su sistema inmunitario (de defensa frente a los gérmenes) es inmaduro y, además, por el contacto estrecho entre los niños se facilita la transmisión de enfermedades infecciosas. El niño en su primer año de escolarización va a sufrir el bombardeo de gran cantidad de gérmenes (en su mayoría virus) pero la gran mayoría de estas enfermedades serán procesos banales, sobre todo catarros de vías altas.
 Insisto también en que respetéis las normas sanitarias de la escuela infantil, pues así protegéis a vuestro hijo; en el caso de que ambos trabajéis debéis tener una solución buscada (abuelos, canguro…) para esa mañana que amanece el niño con fiebre y no lo váis a llevar. Respetar las normas sanitarias no es sólo pensando en que se expone a los demás niños al contagio, sino porque vuestro hijo precisará unos cuidados que la escuela infantil no puede ofrecerle.

El primer año que el niño asiste a la escuela infantil presentará un número variable de infecciones (generalmente más de 8 ) pero la impresión de padres y pediatras es que sumará un proceso tras otro a lo largo de ese primer otoño-invierno que acude a la escuela.
 Es lógica por tanto vuestra preocupación e incluso a veces se plantea si tantas infecciones son el inicio de una enfermedad crónica o puedan ser la manifestación de una alteración de su sistema de defensas… pero en realidad es la expresión del proceso normal de maduración del sistema inmunológico.
 La mayoría de las infecciones serán catarros de vías altas, una media de 8-10 al año y dado que durante algunos meses del año estas infecciones están prácticamente ausentes, la incidencia se acerca a dos cuadros por mes. A esto hay que añadirle la duración de los mismos: unos 7 días, aunque la tos y el moco pueden persistir unos días más. Como el periodo de incubación del resfriado común es corto, sólo 2-4 días, si terminando el proceso está en contacto con otra fuente de infección (otro niño con otro virus) es probable que el final de su catarro se solape con el inicio del siguiente. El intervalo libre de enfermedad es, en estas condiciones, difícil de apreciar.
 Suelo deciros que observéis si cuando ya va estando mejor del catarro (aunque todavía tenga moco y tos) inicia estornudos, ojos llorosos, moco “como agua”, transparente, está más molesto y a veces también con fiebre… es el inicio de un nuevo proceso y por tanto empezamos a contar de nuevo los días de evolución de este catarro: otros 7-10 días.

Pero otras infecciones también son más frecuentes en los niños que asisten a la escuela infantil, por ejemplo existe una asociación clara entre la asistencia a guarderías y el riesgo de presentar otitis media aguda. Ese riesgo es asumible en niños previamente sanos y sin problemas asociados a nivel otológico (otitis previas o hipoacusia); pero en el caso de niños con complicaciones de oído, con convulsiones febriles o problemas cardiorrespiratorios el riesgo puede tener cierta repercusión y condicionar la decisión familiar.