Orientando en la comida a los 10 meses de vida

 

He recibido este correo de los padres de V.:

Hola Isabel,
Te escribo para que nos aclares/aconsejes algunos asuntos en relación a la dieta de V.
Ahora mismo ella toma biberón por la mañana, verdura con carne para comer, fruta de merienda y biberón antes de dormir.

El próximo día 10 cumple 10 meses, debemos introducir pescado en su dieta, pero ¿sólo en las comidas? ¿Cuándo debemos introducir comida en las cenas?.

El pescado, ¿cómo se aconseja cocinarlo?

También quisiéramos saber cuando podemos darle agua o zumos.

Es verdad que desde la visita de los 6 meses hasta los 12 meses que es el siguiente control hay un vacío… y mientras el desarrollo de los bebés es vertiginoso, son muchos cambios en la alimentación y es frecuente que se planteen estas dudas, motivo por el que contesto desde aquí; así que repasemos:

Por supuesto que el pescado puede introducirse, recordad estas tres entradas anteriores:
Alimentación a los 6 meses: papilla de verdura y “proteína”.
Y van pasando los días, van pasando las semanas…
Continuamos…

La cantidad de pescado recomendada a estas edades es algo más que de carne: unos 40 gr. pero si le ponemos carne para comer y vamos a ponerle pescado en la cena las cantidades hay que fraccionarlas, es decir, pondríamos unos 15-20 gr. de carne en la comida y unos 15-20 gr. de pescado en la cena.
En cuanto a qué cantidades de papilla, la verdad es que no me gusta hablar de ello porque es muy variable de un niño a otro, pero aproximadamente el volumen sería sobre los 250ml.
Recordad que la textura debe pasar pronto del triturado al chafado con tenedor.

El pescado, lo podemos hacer al vapor, al microondas, hervido (poco tiempo). Más adelante también freirlo (en una sartén con recubrimiento anti-adherente cerámico mejor) o a la plancha (aunque se rompe más). Tanto si vamos a añadirlo al puré de verduras para darlo a mediodía como si lo vamos a introducir en la cena, a mí me gusta hacerlo por separado. Si es añadido al puré permite así quitar espinas antes de mezclarlo y triturarlo. Si lo vamos a poner solo lo desmigamos muy bien.

En cuanto a cuándo empezar con cenas, como llamo yo «de mayor», sobre los 10 meses es un buen momento: aunque no tenga dientes hacen ya movimientos de masticación y como lo que le damos esta muy deshecho no hay problema; por otro lado ya ha aprendido a pinzar con los dedos de la mano y se llevará ya pequeños trocitos a la boca, ya tiene una participación activa y es importante; así que la imagen sería ella sentada frente a ti y mientras se va llevando como un juego el alimento a la boca, tu vas dándole también.

Os remito otra vez a a la web Pediatría y Nutrición Infantil donde tenéis enlaces de utilidad en el tema del pescado.

También a esta edad tomará:

  • Pasta, por ejemplo sopa fina o sémolas.
  • Lentejas a las que se puede añadir arroz e ir introduciendo otras legumbres.
  • Huevo, pero nunca crudo.

Tenéis también información en:
La alimentación saludable en la primera infancia.

Por último sí debéis ofrecer agua desde que empiezan a tomar papillas y sobre todo ahora que empieza el calor. En cuanto a los zumos, esporádicamente y hecho en casa; siempre es mejor la fruta entera, pequeños trocitos, pelada y sin huesos. No recomendamos los envasados.

Recomendaciones prácticas de ingesta de grasas en la infancia

Después de este lento discurrir del blog motivado por el acompañamiento a mi madre en sus últimos días…su despedida…voy poco a poco retomando la normalidad…

Os hablaba el pasado marzo de un blog que viene a cubrir un vacío en la blogosfera pediátrica y es el de Pediatría y Nutrición Infantil del Dr. Isidro Vitoria, pediatra de la Unidad de Nutrición y Metabolopatías del Hospital «La Fe» de Valencia. Creo que es un lugar donde vamos a aprender mucho. Sus entradas son breves con mensajes claros y con enlaces para ampliar información.

En su última entrada: ¿Pescado frito….alimento saludable? enlaza con un artículo suyo, escrito junto al Dr. Dalmau y publicado este año 2013: Calidad de las grasas en la dieta y desarrollo infantil. En él «se revisan los conocimientos actuales sobre la calidad de los lípidos y sus requerimientos, así como la manera de conseguir aportes adecuados, tanto en niños y adolescentes como en recién nacidos.»
Se explica la importancia de la calidad de las grasas en la alimentación infantil y los pocos datos científicos que hay para hacer recomendaciones. Actualmente se sabe que además de la función energética de las grasas (función dependiente de la grasa total ingerida) «la calidad de la grasa influye en muchas otras funciones, que abarcan desde la prevención primaria de la aterosclerosis en niños y adolescentes, hasta la consecución de una óptima agudeza visual y un posible mejor desarrollo cognitivo en niños prematuros y recién nacidos.»

Realizan una serie de recomendaciones prácticas para niños y adolescentes:
• Aumentar el consumo de pescado, un mínimo de 3-4 veces por semana si es pescado blanco o 2 veces si es azul (en este caso se recomienda la ingesta de piezas pequeñas para evitar un posible consumo de metales pesados).

• Disminuir el consumo de embutidos.

• Utilizar aceites vegetales, especialmente de oliva.

• Eliminar la grasa visible de las carnes.

• Valorar en la población de riesgo (que presenta sobrepeso, obesidad, dislipemias) la utilización de lácteos semidesnatados o desnatados.

• Utilizar formas culinarias sencillas (hervidos, plancha, horno).

• Disminuir el consumo de mantequillas y margarinas hidrogenadas.

Estas recomendaciones, tal como se ha señalado, deben estar integradas dentro de unas recomendaciones dietéticas más amplias y un estilo de vida saludable (…).

Y por último éstas son las recomendaciones prácticas para el recién nacido:
La lactancia materna es la alimentación ideal para los recién nacidos. Con el fin de asegurar que la leche materna contenga concentraciones adecuadas de grasas recomiendan para la madre «una ingesta de pescado blanco más de 3 veces por semana, o de pescado azul de pequeño tamaño 2 veces por semana. También es recomendable la ingestión de aceite de oliva virgen por su contenido en AGM y antioxidantes, y evitar alimentos que contengan AG trans (mantequillas, margarinas hidrogenadas)».

Para terminar este repaso recomiendo también la lectura de 2 entradas anteriores en las que os hablaba de grasas:

Las grasas en nuestra alimentación y Las grasas en nuestra alimentación: el aceite.

 

Razones para vacunar

Esta semana he tenido una entrevista con los padres de un bebé de un mes de vida para hablar de vacunas.
Hace quince días cuando les conocí, dado que es su primer hijo, me plantearon que habían decidido no vacunarlo. Les aconsejé la dirección de unas páginas web sobre vacunas para que tuvieran más información y acordamos sentarnos para hablar tranquilamente del tema en la siguiente visita.
Habitualmente es en el control del mes cuando solemos explicar, la enfermera o yo, el calendario de vacunación de nuestra Comunidad y damos también información de otras vacunas no incluídas en él, pero sí aconsejadas por la Asociación Española de Pediatría.

Pues bien, la entrevista, en un clima de respeto mutuo, transcurrió más o menos así:
A mi pregunta, “¿Podemos hablar de los motivos por los que habéis tomado esa decisión?”, el padre respondió:
“Sí, creemos que la mayoría de las vacunas ya no son necesarias porque esas enfermedades están prácticamente erradicadas aquí, en nuestro país”.
Este argumento es uno de los más utilizados por los padres que se niegan a vacunar a sus hijos.
Y es verdad, afortunadamente algunas de las enfermedades contra las que vacunamos han disminuido su incidencia, casi desaparecido, precisamente gracias a la vacunación que durante años se ha estado haciendo, con coberturas muy altas, pero no hemos llegado a erradicarlas y en cuanto bajen las tasas de vacunación volverán a aparecer, es lo que ha pasado con la epidemia de sarampión de estos años.
Ellos insistieron en la pregunta “¿de verdad el riesgo de contraer una de las enfermedades frente a las que se vacunan es realmente alto?”.
Aquí está el quid de la cuestión, la baja percepción del riesgo de contraer esas enfermedades. Como no las vemos perdemos el miedo a que nuestro hijo las contraiga. Si oímos de vez en cuando casos de meningitis con resultado de muerte, las vacunas frente a gérmenes que pueden provocar meningitis sí son aceptadas. Yo, que soy de la década de los 50, viví a mi alrededor muchos casos de polio, los que tuvieron suerte sobrevivieron con secuelas, en aquellos momentos la vacuna de la polio era toda una esperanza. ¿Verdad que si ahora sacaran una vacuna frente al cáncer de mama o al cáncer de pulmón todos correríamos a vacunarnos?.
Sin embargo a las enfermedades vacunables los padres jóvenes les han perdido el miedo, pero siguen estando ahí.

Por último les expliqué que su hijo, aunque no se vacune, se beneficiará de que la mayoría de los niños estén vacunados, porque éstos hacen un efecto barrera que impide que los gérmenes que provocan esas enfermedades circulen, es lo que se ha denominado efecto rebaño; se protege así a los niños que por edad no han sido vacunados todavía y a los que por motivos de enfermedad, por ej, con cáncer, no pueden ser vacunados y son especialmente vulnerables a la enfermedad. Es un aspecto solidario de las vacunas. “Vuestro hijo se beneficia pero no contribuye al bien común”.

Con un “Muchas gracias, tendremos que replantearlo”, nos despedimos.

Creo que sigue haciendo mucha falta seguir hablando de vacunas.

Fotografía de cabecera (Creative Commons) | Fundación Gates

La presencia del padre

A lo largo de mis casi 30 años como pediatra he acompañado a muchas familias en la crianza de sus hijos y he ido viendo los cambios que se han ido produciendo en la dinámica familiar y en los tipos de familias.

Desde hace ya años he ido observando la progresiva implicación de la figura paterna en la crianza de sus hijos; recuerdo que en mis primeros años de ejercicio profesional podían pasar muchos años sin que conociera al padre de los niños que atendía. Ahora es habitual que el niño venga a los controles de salud acompañado de su padre y de su madre, desde la primera visita de recién nacido; cuando acude por enfermedad puede acompañarle cualquiera de ellos: es sólo el reflejo, la parte visible, de los cambios profundos que creo se han ido dando.

Antes el padre empezaba a aparecer en la vida del hijo más tarde, era un actor secundario en los primeros meses (o años) de vida, pero progresivamente se han ido estableciendo unas relaciones precoces entre padre e hijo y observo conductas de apego (*) que ya no son exclusivamente competencia de la madre y ésto es de una importancia vital en el desarrollo del niño.
Cuando el bebé de pocas semanas llora desconsolado en la consulta veo que el padre o la madre se acercan y lo cogen en brazos e indistintamente con ambos rápidamente encuentra consuelo, lo mismo ocurre meses más tarde, cuando ya empiezan a “extrañar” y lloran al ver una figura no familiar, buscan con la mirada y alargan los brazos a uno de ellos. Y así otros muchos ejemplos que muestran apego a ambos progenitores.

Por otro lado es importante resaltar que la vinculación tan temprana con el padre no tiene modelo para estas generaciones de hombres que han vivido, en general, el papel masculino rígido “de siempre” de sus padres.
Esta nueva forma de ejercer la paternidad observo que se inicia ya en la espera del hijo (el embarazo es concebido como algo que afecta a ambos miembros de la pareja, en muchos casos los dos acuden a la preparación al parto), también en la presencia en los paritorios en el momento del nacimiento o ejerciendo de “padres-canguro” con sus hijos prematuros piel con piel en los Servicios de Neonatología de nuestros hospitales y se traduce después en padres más comprometidos y competentes en el cuidado del hijo porque, como todo aquello que se ejerce, van adquiriendo más capacidad y sensibilidad para ello y retroalimentándose al vivirlo de un modo muy satisfactorio.
Sólo así, en esta vinculación precoz con el hijo, es posible el verdadero apego.

(*)El bebé en sus primeros meses percibe y establece una relación de afecto profundo, un vínculo emocional (apego) con la persona que es sensible a sus demandas, que atiende sus necesidades. El apego proporciona una seguridad o confianza básica que son los cimientos de la personalidad del niño y por tanto del adulto que llegará a ser.

¿Replanteamos llevar a los niños a la guardería el primer año de vida?

Leyendo la Revista Pediatría Atención Primaria, me encuentro con este precioso cuadro en un artículo (Carabaño Aguado I. Pintura rupestre de Minateda, 6000-3000 a. C. La Guardería. Albert Samuel Anker, 1860. Rev Pediatr Aten Primaria. 2012;14:373-4.) en la sección ”A la pediatría desde el arte”. Se trata de La Guardería de Albert Samuel Anker, 1860.

En otra sección de la Revista hay otro artículo interesante: Influencia de la asistencia a guarderías sobre la morbilidad en niños menores de 12 meses de edad (Domínguez Aurrecoechea B, Fernández Francés M, Ordóñez Alonso MÁ, López Vilar P, Merino Ramos Leono, Aladro Antuña A y cols. Influencia de la asistencia a guarderías sobre la morbilidad en niños menores de 12 meses de edad. Rev Pediatr Aten Primaria. 2012;14:303-12.).

Se trata de un estudio con más de 1000 niños menores de un año, realizado en Asturias en el año 2010. Se siguieron este primer año de vida a dos grupos de lactantes de características similares: unos que acudían a guardería y otros no. Los datos recogidos correspondían a bebés entre los 6 y 12 meses dado el escaso número de niños que iniciaron la guardería antes de los cinco meses.

El resumen de los resultados es que los niños que acuden a la guardería presentan más episodios infecciosos que los que no lo hacen, siendo estadísticamente significativas (p-valor <0,05) las diferencias respecto a bronquiolitis, bronquitis, conjuntivitis, faringoamigdalitis, gastroenteritis aguda, laringitis, neumonía, otitis media aguda, resfriado común, sibilancias, sinusitis y para el total de patologías. Los niños que asisten a guarderías tienen un riesgo dos o más veces mayor de padecer bronquiolitis, bronquitis, faringoamigdalitis y otitis media, que los que no acuden.

Y entre las conclusionesTeniendo en cuenta estos resultados parece aconsejable intentar otras fórmulas diferentes para el cuidado de los niños en edades tempranas así como la necesidad de aumentar los periodos de permiso laboral por maternidad y LM al igual que lo han hecho otros países de la UE.

Pediatría y Nutrición Infantil

Hace un par de meses recibía la información de una app sobre Nutrición Infantil para Iphone y Ipad avalada por la Sociedad Española de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Infantil, del Dr. Isidro Vitoria, pediatra del Hospital La Fe de Valencia.

Se trata de un video de casi 40 minutos de duración estructurado en 5  capítulos:

  • Alimentación en el primer año de vida: lactancia materna, lactancia artificial y papillas.
  • De 1 a 3 años: el problema de las texturas y el rechazo de alimentos nuevos.
  • De 4 a 9 años: los buenos hábitos dietéticos y la variedad alimentaria.
  • De 9 a 14 años: Los productos industriales, los lácteos, los menús equilibrados.
  • El niño poco comedor: Cómo prevenir y cómo actuar.
  • Verdades y mentiras en nutrición infantil.

He conocido también su blog: Pediatría y Nutrición Infantil, que lleva como subtítulo Recursos para padres. Creo que os va a ser de mucha utilidad, a mí me ha encantado: útil, claro y  avalado por un pediatra especialista en Nutrición.

No creo que sea necesario, pero aclaro que no media ningún interés económico ni de otro tipo al dar esta información, me mueve el interés por divulgar un buen trabajo y en un área que hay poco bueno en la red. Creo que el código ético en estos tiempos hay que explicitarlo.