EL NIÑO INADAPTADO Y SU AUTOCONCEPTO (primera parte)

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La creciente gravedad en las infracciones de la norma social, la constante extensión de su campo de actuación, y la constatación de la presencia de menores vinculados a ellas, cada vez a más temprana edad, ha venido generando en los distintos  grupos sociales una progresiva tensión e inquietud. Si a esto añadimos la acción de los medios  de comunicación, la mayoría de las veces poco acertada porque ofrecen información incompleta y sensacionalista de este tipo de fenómenos, el resultado es ese atosigante clima de inseguridad ciudadana que tan familiar nos viene siendo en estos últimos tiempos.
En un medio como el descrito, la opinión pública, tan altamente sensibilizada, se muestra sin embargo escasamente conocedora del hecho de la infracción. Sólo ha podido entrever lo externo y anecdótico del fenómeno, desconociendo la realidad del problema que es mucho más compleja y dramática de lo que a primera vista pueda  parecer.  En general se desconoce la existencia de unas necesidades psicológicas no satisfechas que actúan produciendo gran malestar en el ser humano y que pueden encontrar una salida en acciones infractoras: droga, delincuencia, marginación.
Esta insatisfacción se encuentra en la base de la patología social, que como confirman los estudiosos del tema, y yo con ellos, surge ya desde la primera relación madre-hijo. Ausencia de satisfacción entendida no como falta en el número de atenciones prestadas al niño, ni en el valor económico de las mismas, sino fundamentalmente como déficit en la calidad del vínculo, en su persistencia y en el mensaje emotivo, como ausencia de expresiones del tipo: «eres algo valioso para mí y por ello gustosamente atenderé tus necesidades, no tienes nada que temer porque estaré siempre contigo». Desde este punto de vista el comportamiento humano no puede entenderse de forma aislada, se va construyendo en constante referencia a su «universo estimular» (contextos familiares, culturales, religiosos, sociológicos,  económicos, étnicos, etc.). Por tanto lo pertinente es analizarlo en el seno del contexto donde se gesta.
Por mi parte, movido por el deseo de conocer en profundidad el funcionamiento del ser humano me puse en contacto directo con la práctica de la Psicología lo que me permitió entrever la importancia que la formación del concepto de sí mismo podría tener a la hora de explicar el fenómeno de la adaptación e inadaptación del hombre a su medio social y por ende para explicar el hecho delictivo al que aludimos en primer lugar.
Asimismo, he sido motivado en gran medida por el reto educativo y terapéutico que nos plantean concretamente los niños que se encuentran en tal situación de inadaptación, y cuyas necesidades psicológicas nos imponen un profundo conocimiento de la génesis de tal tipo de comportamiento.
Dada la escasez de trabajos efectuados en España sobre el tema, decidí llevar a cabo una investigación con el propósito de confirmar o no esa importancia que yo atribuyo al autoconcepto como elemento primordial en el proceso de adaptación social, y con el propósito de obtener criterios que nos permitan abordar la tarea educativa de los niños inadaptados desde una perspectiva más cercana a la génesis de sus conflictos.
Pude constatar, tanto a nivel teórico como a nivel empírico, según las observaciones efectuadas  en  una amplia muestra de adolescentes inadaptados, la importancia que el concepto de sí mismo tiene en el  proceso de adaptación social.
Parecen coincidir la mayoría de los autores estudiados (René L’Ecuyer, W.James, Sullivan, Belén Garcia T.  Zabalza Bereza, Carrasco, Ortega y Prieto, entre otros ) en afirmar que el concepto que de sí mismo tenga un sujeto influye notablemente en la actitud que frente a los otros y al sistema social en general tome, y en las percepciones que los otros vayan a tener de él. La inadaptación, como proceso eminentemente social, se ve  pues directamente afectada por el autoconcepto.
A nivel empírico, mis observaciones han venido a confirmar tal impresión. Los diferentes análisis de datos que he ido haciendo con los resultados obtenidos en una muestra de adolescentes inadaptados, con una batería para el estudio de su autoconcepto, así lo corroboran.

Francisco Sanz. Doctor en Psicología

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