EL NIÑO INADAPTADO Y SU AUTOCONCEPTO (y segunda parte)

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Por otra parte, queda patente la importancia del proceso de formación del concepto de sí mismo a la hora de establecer normas, pautas y criterios, tendentes a la reinserción social de los sujetos inadaptados. No podemos prescindir alegremente del contexto social en el que el individuo crece y se desarrolla si queremos lograr una comprensión efectiva de su problemática, y descubrir modos válidos de prevención y tratamiento de la misma.
He podido observar que el adolescente inadaptado es, ante todo, adolescente. Su modo de configurar el concepto de sí mismo  no difiere tan exageradamente de la manera en que lo hace el individuo adaptado, de tal manera, que pudiera confundírsele y que pasaran desapercibidos en él las características propias de su edad.  Ahora  bien, debo señalar que las diferencias entre unos y otros se hacen fuertemente patentes.
El adolescente inadaptado presenta un fuerte interés por los aspectos de su autoconcepto referentes al «Sí Personal», «Sí Adaptativo», «Sí Material». Observamos que dicho interés se centra concretamente sobre la «Imagen de Sí», la «Identidad de Sí», la «Actitud de Sí», y el «Sí Somático». En definitiva, a aspectos personales, adaptativos y corporales.
Destaco cómo a nivel evolutivo estos adolescentes inadaptados presentan, como los demás, una tendencia al desarrollo del autoconcepto desde las percepciones más materiales y concretas hacia las más sociales y complejas. Sin embargo, los factores personales y adaptativos siguen manteniéndose con igual importancia durante todo el  período de la adolescencia, con lo que vienen a diferir del modo habitual de evolución de los adolescentes adaptados.
Con respecto a las diferencias entre los sexos, decir que son mínimas, y que sólo en la subestructura del  » Sí Somático » merecen ser señaladas. En dichos aspectos corporales se centran bastante más los adolescentes varones que las mujeres. Ellas parecen, por el contrario, centrarse un poco más en los aspectos adaptativos.
Y puesto que tales diferencias existen, y como está confirmado el papel que el concepto  de sí mismo desempeña en la génesis de la adaptación o inadaptación, sugiero se abunde en el estudio teórico y práctico de las relaciones entre concepto de sí mismo y génesis de la inadaptación, así como investigar y poner en práctica una línea pedagógica y terapéutica para niños inadaptados que centre su labor en torno al desarrollo de su  autoconcepto positivo.

Francisco Sanz. Doctor en Psicología

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EL NIÑO INADAPTADO Y SU AUTOCONCEPTO (primera parte)

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La creciente gravedad en las infracciones de la norma social, la constante extensión de su campo de actuación, y la constatación de la presencia de menores vinculados a ellas, cada vez a más temprana edad, ha venido generando en los distintos  grupos sociales una progresiva tensión e inquietud. Si a esto añadimos la acción de los medios  de comunicación, la mayoría de las veces poco acertada porque ofrecen información incompleta y sensacionalista de este tipo de fenómenos, el resultado es ese atosigante clima de inseguridad ciudadana que tan familiar nos viene siendo en estos últimos tiempos.
En un medio como el descrito, la opinión pública, tan altamente sensibilizada, se muestra sin embargo escasamente conocedora del hecho de la infracción. Sólo ha podido entrever lo externo y anecdótico del fenómeno, desconociendo la realidad del problema que es mucho más compleja y dramática de lo que a primera vista pueda  parecer.  En general se desconoce la existencia de unas necesidades psicológicas no satisfechas que actúan produciendo gran malestar en el ser humano y que pueden encontrar una salida en acciones infractoras: droga, delincuencia, marginación.
Esta insatisfacción se encuentra en la base de la patología social, que como confirman los estudiosos del tema, y yo con ellos, surge ya desde la primera relación madre-hijo. Ausencia de satisfacción entendida no como falta en el número de atenciones prestadas al niño, ni en el valor económico de las mismas, sino fundamentalmente como déficit en la calidad del vínculo, en su persistencia y en el mensaje emotivo, como ausencia de expresiones del tipo: «eres algo valioso para mí y por ello gustosamente atenderé tus necesidades, no tienes nada que temer porque estaré siempre contigo». Desde este punto de vista el comportamiento humano no puede entenderse de forma aislada, se va construyendo en constante referencia a su «universo estimular» (contextos familiares, culturales, religiosos, sociológicos,  económicos, étnicos, etc.). Por tanto lo pertinente es analizarlo en el seno del contexto donde se gesta.
Por mi parte, movido por el deseo de conocer en profundidad el funcionamiento del ser humano me puse en contacto directo con la práctica de la Psicología lo que me permitió entrever la importancia que la formación del concepto de sí mismo podría tener a la hora de explicar el fenómeno de la adaptación e inadaptación del hombre a su medio social y por ende para explicar el hecho delictivo al que aludimos en primer lugar.
Asimismo, he sido motivado en gran medida por el reto educativo y terapéutico que nos plantean concretamente los niños que se encuentran en tal situación de inadaptación, y cuyas necesidades psicológicas nos imponen un profundo conocimiento de la génesis de tal tipo de comportamiento.
Dada la escasez de trabajos efectuados en España sobre el tema, decidí llevar a cabo una investigación con el propósito de confirmar o no esa importancia que yo atribuyo al autoconcepto como elemento primordial en el proceso de adaptación social, y con el propósito de obtener criterios que nos permitan abordar la tarea educativa de los niños inadaptados desde una perspectiva más cercana a la génesis de sus conflictos.
Pude constatar, tanto a nivel teórico como a nivel empírico, según las observaciones efectuadas  en  una amplia muestra de adolescentes inadaptados, la importancia que el concepto de sí mismo tiene en el  proceso de adaptación social.
Parecen coincidir la mayoría de los autores estudiados (René L’Ecuyer, W.James, Sullivan, Belén Garcia T.  Zabalza Bereza, Carrasco, Ortega y Prieto, entre otros ) en afirmar que el concepto que de sí mismo tenga un sujeto influye notablemente en la actitud que frente a los otros y al sistema social en general tome, y en las percepciones que los otros vayan a tener de él. La inadaptación, como proceso eminentemente social, se ve  pues directamente afectada por el autoconcepto.
A nivel empírico, mis observaciones han venido a confirmar tal impresión. Los diferentes análisis de datos que he ido haciendo con los resultados obtenidos en una muestra de adolescentes inadaptados, con una batería para el estudio de su autoconcepto, así lo corroboran.

Francisco Sanz. Doctor en Psicología

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LA ALIMENTACION DEL RECIÉN NACIDO

LA IMPORTANCIA DE DARLE DE COMERlactancia-materna

El recién nacido duerme la mayor parte del día, en algún momento abre los ojos, se mueve…  y sigue plácidamente durmiendo. A lo largo del día tendrá despertares con llanto desgarrador por cualquier sensación displacentera, hambre, necesidad de contacto…pero a veces no está dormido ni tampoco llorando, son los momentos de la alimentación.

 

Nace con una serie de reflejos, entre ellos el de succión y el de búsqueda, que harán que rápidamente se enganche al pezón o a la tetina y calme la angustiosa sensación de hambre.

 

El momento de alimentarle no es sólo nutrirlo, es mucho más que la nutrición corporal; mientras estas dándole el pecho o el biberón estáis en contacto, le acaricias, le hablas…todo ello va creando un vínculo entre vosotros que le nutre emocionalmente (o mejor dicho: os nutre emocionalmente); también al darle el alimento, cuando llora de forma desgarrada por hambre y sin saber si alguien está ahí para cubrir sus necesidades, le estamos diciendo que puede confiar en nosotros. Por todo ello me gusta decir que la alimentación con amor en los primeros meses nutre el cuerpo y el alma del bebé.…pero además estos momentos  comienzan a conectarlo con su propio cuerpo y con su entorno, es por tanto la alimentación, durante un tiempo, el motor de su desarrollo.  

Isabel Rubio