Volviendo la mirada: Los primeros libros de pediatría de médicos españoles

La Asociación Española de Pediatría ha creado un Grupo de Trabajo de Historia y Documentación Pediátricas con el objetivo de recuperar textos escritos por pediatras o historiadores de la medicina. Acaban de publicar su primer Cuaderno de Historia de la Pediatría Española dedicado a dos textos pediátricos de hace 400 años: “Sobre la educación, cuidado y protección de los niños, también sobre la curación de las enfermedades que padecen” de Luis Mercado y “Libro sobre las afecciones de los niños, con un tratado sobre la enfermedad vulgarmente denominada garrotillo, y otras dos cuestiones” de Francisco Pérez Cascales.

Durante siglos lo que se escribía sobre los cuidados del niño o su patología iban unidos a los problemas de las mujeres, no tuvieron entidad propia hasta hace relativamente pocos años, reflejo de lo que ocurría socialmente: el niño no tenía un reconocimiento social. En esta línea “materno-infantil” el primero en España fue el de Damián Carbón: “Libro del arte de las Comadres o madrinas y del regimiento de las preñadas y paridas y de los niños” publicado en 1541, dedicando sólo los últimos capítulos del libro a la patología infantil. Por eso el auténtico precursor de la pediatría española es Hieronymo Soriano con “Methodo y Orden de Cvrar las Enfermedades de los niños” (1600), que es más bien la traducción de un libro alemán al que añade unos capítulos propios.

Pero la figura destacada en los siglos XVI y XVII fue Luis Mercado (1525(?)-1611), tratando temas de patología infantil en sus numerosas obras, rompiendo la tradición de la línea materno-infantil y dedicando una obra completa a la puericultura y a la pediatría. Destaca su aportación a la Puericultura estudiando la alimentación del recién nacido y lactante, elección de nodrizas, cuidados del cordón umbilical, dermatitis del pañal, destete y problemas de dentición. En cuanto a su aportación en patología infantil, siguiendo la línea de la medicina del Renacimiento, fue un notable observador clínico: estudia las lesiones provocadas por el trauma obstétrico, trastornos dispépticos del lactante, la obstrucción intestinal, el estreñimiento, la tos, la disnea, la epilepsia, la tiña, etc. destacando su aportación en la descripción de la angina diftérica o “garrotillo”.
Hablando de los cuadros catarrales dice: “La causa probable de todas estas fluxiones en los niños (dejando aparte las externas, como el frío, el calor, el viento, la niebla o la lluvia) es el ascenso de los vapores espesos de la leche a la cabeza, en la que se aglutinan y fluyen luego hacia abajo, hacia el abdomen o las vías respiratorias”. Al ver que un médico de su sabiduría escribe estas cosas, la distancia con el saber actual, pienso en la vehemencia con la que a veces defendemos nuestros conocimientos como si de algo definitivo se tratara, ¡cuánta humildad precisamos!.
Aunque no tan prolífico como el anterior, hay que nombrar también a Francisco Pérez Cascales, que escribe un libro en el que dedica 50 capítulos a describir enfermedades infantiles basadas en la observación clínica. En el último apéndice del libro ataca las “supersticiones y hechicerías” del mal de ojo como presunta causa de enfermedades infantiles.¡Y todavía seguimos con esas creencias!.

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