Seguimos hablando del sueño

Publicado hoy en el diario Información

Hace dos semanas escribía en estas mismas páginas cómo aprender a dormir. Me limité al primer año de vida, periodo en el que se producen los cambios más importantes. Sigamos hablando del sueño en la infancia.

Dormir es una necesidad biológica, una actividad diaria que tiene mucho que ver con nuestro bienestar.
En la infancia y adolescencia juega un papel fundamental a muchos niveles. Por ejemplo, favorece los procesos de atención y memoria, vitales en el aprendizaje.

¿Cuánto se necesita dormir?
La duración del sueño nocturno varía en función de la edad, estado de salud y de otros factores. Tanto en los adultos como en la infancia cada persona es única y tiene sus propias necesidades de sueño, que serán aquellas que le permitan realizar las actividades diarias con normalidad.
En pediatría disponemos de unas curvas de percentiles que nos orientan en función de la edad, como las de peso y talla. En general, la duración del sueño disminuye de unas 16-18 h. en el recién nacido hasta unas 8 h. en los adolescentes, con una gran variabilidad.

Es necesario recordar en primer lugar, que el sueño es un fenómeno fisiológico, pero el proceso de dormirse es una conducta aprendida. En segundo lugar, que establecer unos hábitos de sueño se relaciona con una mejor conciliación del sueño, un incremento de su duración y menos despertares nocturnos.

Por tanto a partir del primer año seguiremos con las mismas rutinas, que deben finalizar en el dormitorio. Estas rutinas se iniciarán unos 30-40 minutos antes de la hora de dormir. Pueden empezar con el baño, un masaje, poner el pijama, una nana, un cuento, una música suave… transmitiendo tranquilidad y seguridad. Cuando esté soñoliento/a pero despierto/a, es el momento ideal para dejarlo/a y que se duerma solo/a, sin la presencia del adulto. Mantener el mismo horario para acostarse y levantarse.

Sobre los 2 años entramos en la etapa del “no” y se negará a irse a la cama como se niega a vestirse o a sentarse a comer. Ahora necesitan unos límites claros, por ejemplo: un número de cuentos o canciones si anda con rodeos a la hora de quedarse solo/a. Lo importante, repito, es trasmitir tranquilidad y seguridad. No se debe perder la calma cuando se despierte a media noche, aunque sé que es difícil. Se lo he dicho siempre a los padres, “es que la noche no está hecha para educar, está hecha para dormir», por eso es tan importante que de día eduquemos.

El sueño nocturno disminuye gradualmente de 11-12 h cuando tienen un año de edad hasta unas 10 h a los 6 años. En la edad escolar los patrones de sueño son más estables y se parecen ya a los del adulto.

Algunas orientaciones más:
* Establecer siestas regulares durante el día según la edad del niño: a partir de los 18 meses es aconsejable ir dejando la siesta de la mañana. Entre los 3 y 5 años es aconsejable dejar la siesta de la tarde.
* No juegos que le exciten 1 o 2 horas antes de irse a la cama. Bajar la intensidad de la luz. El ambiente debe ser tranquilo.
* La habitación, cuando vaya a dormirse, tendrá una temperatura confortable, silencio o una música relajante y apenas luz.
* Evitar comidas y bebidas estimulantes como refrescos de cola.
* No usar el dormitorio como lugar de castigo.
* No debe haber pantallas en la habitación, deben estar en espacios comunes de la casa. Tampoco deben usarse al menos una hora antes de acostarse, les activan y su luz estimula el sistema nervioso central, empeorando la conciliación del sueño.

Y así llegamos a la adolescencia, que bien merece otro artículo.

Aprendiendo a dormir

Publicado hoy en el diario Información

Dormir es una necesidad biológica, una actividad diaria que tiene mucho que ver con nuestro bienestar.
En la infancia, sobre todo durante el primer año de vida, es cuando ocurren los cambios más importantes en el sueño.

El recién nacido, inmaduro también en los sistemas de regulación del sueño, tiene períodos de sueño cortos, con una media de 40 minutos, que se distribuyen al azar durante el día y la noche. La alimentación, con su ritmo hambre-saciedad, es el factor externo más importante en modular el sueño en este período de la vida. En general, la duración del sueño total suele ser unas 16-18 h. en el recién nacido.
Progresivamente su cerebro va madurando y mantiene períodos de vigilia más prolongados durante el día y pasa más horas dormido por la noche.
A partir de los 6 meses establece su ritmo de vigilia-sueño con un sueño nocturno de hasta 5 horas seguidas.

Al año de vida suelen hacer una o dos siestas durante el día y duermen toda la noche con algunos despertares que coinciden con el final de los ciclos de sueño.
Cada bebé tiene un ritmo para alcanzar este patrón más estable. La mayoría se regulan sin problemas durante el primer año de vida, pero otros no y tienen frecuentes despertares nocturnos. Unos y otros entran en el rango de normalidad. Ahora bien, si el bebé cuando se despierta no es capaz de volver a dormirse solo, sin la intervención de los padres, es cuando empiezan los problemas del sueño que llevan de cabeza a las familias y son motivo de numerosas consultas.

Sabiendo por tanto que el primer año de vida es el período en el que se producen los cambios más importantes en el sueño ¿qué podemos hacer para favorecer unos buenos hábitos?.

Partimos de que cada niño/a es diferente. Lo tendremos más o menos fácil dependiendo de su madurez cerebral, su temperamento y nuestra experiencia como padres y madres. Por otro lado no olvidemos que el sueño es un fenómeno fisiológico, pero el proceso de dormirse es una conducta aprendida.

En los primeros meses se debe favorecer todo aquello que distinga el día y la noche, por ejemplo menos estímulos durante la noche, apenas luz o tomas más cortas. Empezar pronto con rutinas pre-sueño, como el baño si es relajante, un masaje, una nana o una música tranquila. Cuando esté soñoliento pero despierto, es el momento ideal para dejarlo en la cuna y que aprenda a dormirse sin la ayuda del pecho o el biberón. Tras las primeras semanas se puede usar el chupete, del que soy partidaria porque hay muchos tiempos de succión no nutritiva y es un gran aliado, además de su “efecto protector” frente al Síndrome de Muerte Súbita del Lactante.

A lo largo del primer año es aconsejable mantener la misma rutina que debe finalizar en el dormitorio, con el mismo horario para dormir. Seguiremos dejándolo soñoliento para darle la oportunidad de aprender a dormirse por sí solo. No despertarlo/a para comer y si es preciso alimentarlo/a, hay que ir progresivamente reduciendo el tiempo que se ofrece el pecho o la cantidad de leche del biberón.

¿Acunarle para dormir? Sí, siempre que no sean movimientos enérgicos porque fuerzan un estado de sueño más ligero; hay consenso en aconsejar sueño sin movimiento, es decir, antes de que se quede dormido se deja en la cuna. Se trata de que acepte la cuna como un espacio familiar nocturno. Tardará en dormirse un tiempo variable, pero no necesitan la presencia del adulto.

Cuando el bebé se despierta llorando es necesario calmarle, el que parece mejor método es el contacto suave, acariciarle. Los padres deben encontrar el método más eficaz para apaciguar a su hijo/a y utilizarlo siempre.

A partir de los 7 meses ya puede aparecer la ansiedad por separación y el bebé llorará “exigiendo» la presencia de la madre o del padre. Es ahora cuando aconsejamos dar un peluche o juguete blando seguro como compañero de cuna.

En mi experiencia hay bebés que son “todo terreno” en los que cualquier rutina es válida, otros son más difíciles a la hora de instaurar unos hábitos saludables. Pero si los padres inician el camino con seguridad y establecen rutinas que den al bebé la oportunidad de aprender a dormirse solo, la senda elegida favorecerá con más probabilidad un sueño saludable.

Comida y sueño: se repiten las dudas

OLYMPUS DIGITAL CAMERA Recibo el siguiente correo de la mamá de una preciosa niña de 9 meses y he acordado contestarle por el blog, porque una y otra vez se repiten las dudas en este periodo con los dos caballos de batalla: la comida y el sueño.

“Te comenté que la niña comía con chupete y eso, de la noche a la mañana lo hemos superado bien salvo días en que está cansada con sueño que prefiere dormir a comer y se lo damos así para que no se salte la comida. Es un caso puntual pero no sé si es correcto. Por otro lado, la papilla de carne con verduras y las legumbres le encanta pero la fruta para merendar nada de nada y eso que cuando empezamos con la fruta le gustaba. Parece que nota la acidez. Cuando acaba de comer a medio día le dan un poco de yoghurt. No sé si se sacia mucho y por eso rechaza más la merienda o si es que lo le gusta. Ayer le di un poco de naranja y plátano a bocaditos pero claro, se cansa antes. ¿Puede estar sin merendar y sin comer hasta el bibe de la noche? ¿Le debemos dar cena y después el bibe? No le estamos dando y no sé cuándo debemos empezar. También te quería comentar el tema del sueño. Se despierta varias veces por la noche pero últimamente bastante tarde y sólo una de esas veces es para comer. El resto está dormido ya y si le ponemos el chupete duerme plácidamente otro rato. Una amiga está con el método del doctor Estivil pero no me gustaría aplicarlo. No sé qué piensas sobre ese asunto que tiene tantos amantes y enemigos. Lo único que me preocupa es que luego durante la mañana pide dormir y por la tarde también (al menos 2 siestas de una hora). No sé si es normal o es que no descansa bien por la noche al tener esos sueños tan interrumpidos. Gracias de antemano por tu atención. Si todo va bien, nos veremos ya para la revisión de los 12 meses”.

En cuanto a la comida: Creo necesario insistir en que:

  • estamos en un momento de cambios y como todos los cambios necesita un tiempo
  • iniciamos sobre los 6 meses un camino y no tenemos ninguna prisa: ¡respetemos el ritmo del niño!
  • olvidémonos de las cantidades y si hay algunas tomas que esta con sueño y cansada o porque tiene días con menos apetito: respetadla!
  • tengamos una actitud serena
  • no olvidemos que la comida es un acto placentero: ¡jamás forzar!
  • si la pp de fruta la toma mal, daremos menos cantidades y otras veces a trocitos aunque tome poco pero se va acostumbrando o mezclada con yogourt. Siempre la rutina, repitiendo, repitiendo…
  • por la tarde debe tomar algo, aunque sea un poco de merienda, pero como ya esta para empezar las cenas o merienda/cena y para dormir el «resopón» de un pequeño bb te dejo información para organizar este cambio. Sobre los 9 meses entre otras adquisiciones motoras empiezan a pinzar con los dedos índice y pulgar, y es un buen momento para que se vaya llevando pequeños trocitos de queso o jamón york, o pan a la boca y aprenda a comer otras texturas, otros alimentos y… empieza el camino de la autonomía!.

Mira también:

  1. Alimentación a los 6 meses: papilla de verdura y “proteína”
  2. Y van pasando los días, van pasando las semanas
  3. Continuamos 
  4. Más sobre la alimentación en el segundo semestre
  5. Orientando en la comida a los 10 meses de vida 

En cuanto al sueño, hay dos entradas anteriores: El sueño y sobre todo te recomiendo leer Aprendiendo a dormir .

Recuerda que el sueño es un fenómeno fisiológico, pero el proceso de dormirse es una conducta aprendida. Para  mí el método Estivill es un poco rígido, yo creo que debéis de aplicar un método con sentido común y sin sufrimientos y volvemos al tema de hábitos: repetición y repetición. En una de las entradas del sueño esta el enlace con una conferencia del Dr. Oscar Sans que orienta muy bien.

En la Guía de Práctica Clínica sobre Trastornos del Sueño en la Infancia y Adolescencia en Atención Primaria recomiendan entre los 5 y 12 meses: • Durante los primeros 8 meses puede ser habitual y normal que el bebé se despierte por la noche. No se le debe alimentar, pues a esta edad un niño sano ya no lo necesita, y hay que procurar no alterar el ambiente, encendiendo la luz o sacándolo de la cuna. Se debe consolar al niño con caricias y frases cariñosas. • Se le puede proporcionar un objeto transicional; por ejemplo, un peluche o un juguete seguro, que le sirva de compañero de cuna. • Se dejará abierta la puerta del cuarto. • Cada día lleven a cabo y completen la rutina presueño que hayan establecido (baño- pijama- canción-cuento o cualquier otra acción rutinaria y tranquila que a ustedes les funcione) y que debe finalizar en el dormitorio del niño. • Asegúrese de colocarlo en la cuna o la cama somnoliento pero aún despierto para darle la oportunidad de aprender a dormirse por sí solo.

En cuanto a lo que comentas de dos siestas diurnas de una hora me parece muy bien, es necesario para su edad esos descansos.

Aprendiendo a dormir

«Hola Isabel,

Te escribo buscando tu consejo y orientación, verás, mi bebé es paciente tuya y tiene 6 semanas, come (sólo pecho) estupendamente desde el principio, sus 5.190 kilos del peso de hoy así lo confirman.
El caso es que ha pasado de golpe de dormir casi todo el día a apenas dormir dos ratitos al día hasta la noche, entiendo que cada vez pasará más tiempo despierta y está muy espabilada pero creo que es demasiado tiempo de vigilia. Esto hace que por la tarde esté cada vez más nerviosa y por la noche cuesta mucho dormirle porque «se le ha pasado la rosca». El motivo es que se sobresalta con cualquier ruidito o al dejarla en la cuna (donde por cierto sólo puedo dejarla si está COMPLETAMENTE DORMIDA, de no ser así protesta hasta que la coges, esto es un fastidio), además tiene gases (aunque le doy colimil y masajes) y siempre está con retortijones…, el caso es que me gustaría que durmiera más y mejor de día, qué puedo hacer, qué le pasa???. Por la noche no tengo queja, duerme de 4 a 5 horas entre las tomas; de día en cambio apenas llega a las 2 horas, a veces incluso 1.

Otra cosa más, ha decidido que para dormirse tiene que ser mamando y esto hace que no pueda hacerle eructar tras las tomas, y no quiere chupete ni biberón.

Bueno, de momento es todo, espero que puedas guiarme un poquito, muchas gracias de antemano.»

Ya en la entrada que hice anteriormente, El sueño, hablaba de la variabilidad de horas de sueño y de algunas pautas para que el bebé aprenda a dormir, como establecer una clara diferencia entre el día y la noche o que cuando esté somnoliento pero despierto, es el momento ideal para dejarlo en la cuna, para que aprenda a dormirse sin la ayuda del pecho o el biberón. Porque el sueño es un fenómeno fisiológico, pero el proceso de dormirse es una conducta aprendida.

Pero vamos a conocer más cosas

  • En los primeros 2 meses suelen dormir casi todo el día y se van despertando cada 3-4 horas para comer, tiempo de cambiarles, hablarle…y después entran otra vez en el sueño que tiene una parte de “sueño activo”: se mueve, tiene movimientos oculares, hace ruidos…y hay que dejarlos porque están durmiendo, este “sueño activo” es hasta el 60% del sueño en las primeras semanas de vida y precede al “sueño tranquilo”. Y los ciclos sueño activo-sueño tranquilo se van repitiendo cada 50-60 minutos a lo largo de las 24 horas del día.
  • Al igual que le enseñaremos otras cosas, hemos de enseñarle desde el primer momento a dormir solos. Nuestra tarea como padres es la de facilitarle que sea él quien concilie el sueño y aprenda a dormirse solo.
  • Desde un principio hay que ayudarles a asociar luz-sonido con vigilia y oscuridad-silencio con sueño, así vamos preparándolo para el nuevo rítmo de sueño que se va a instaurar en los próximos meses.
  • Es muy importante que el bebé permanezca despierto mientras come, ya sé que tiende a dormirse pero debemos estimularle, tocarle la cara e intentar que permanezca despierto mientras come. Después de cada comida es importante tener al bebé despierto en brazos durante unos minutos. Esto facilitará la eliminación de gases.
  • Y después de cambiarlo, se dejará al bebé en la cuna, procurando que esté siempre despierto, para que aprenda a dormirse solito. Acunarle? porqué no?, siempre que no sean movimientos enérgicos, pero hay criterio común y aconsejamos sueño sin movimiento, es decir, antes de que se quede dormido se deja en la cuna. Tardan en dormirse un tiempo variable, pero los padres deben procurar no estar presentes en ese período. Su último recuerdo antes de dormirse debe ser la cuna y no la presencia de alimento. Se trata de que acepte la cuna como un espacio familiar nocturno.
  • Es conveniente que los episodios de alimentación durante la noche sean breves y aburridos. Se trata de lanzarle el mensaje de que la noche es para dormir. Cuando se despierte durante la noche para comer, no encendamos la luz, aliméntalo pronto y en silencio. Si necesita cambiarle el pañal, hacerlo con el menor estímulo posible.
  • Cuando el bebé se despierta llorando es necesario calmarle, el que parece mejor método es el movimiento delicado y acariciarle; el movimiento enérgico es contraproducente porque fuerzan un estado de sueño más ligero. Los padres deben encontrar el método más eficaz para apaciguar a su hijo y utilizarlo siempre. ¡Orden y rutinas ayudan a dormir!.
  • Como véis todo lo dicho hasta ahora ronda alrededor del hábito, pero hay otros hilos que también se mueven, por un lado las “características del niño”, su madurez cerebral o su temperamento y por otro “problemas” con el apego. El apego es el vínculo afectivo que el bebé establece con la madre o con la persona que lo cuida la mayor parte del tiempo. Si vamos respondiendo a las necesidades del niño, lo alimentamos cuando lo pide, mantenemos el contacto físico y emocional que nos demanda…irá construyendo un apego seguro, es la base, los cimientos de su personalidad. Un apego seguro permite también una buena separación, sin ansiedad. El hecho de dormir implica de algún modo una separación, por tanto se mueven otros hilos muy finos en el momento de dejarlo en la cuna para dormir.

Y ya en concreto para tí algún apunte más… en la página 25 de la Guía de Práctica Clínica sobre Trastornos del Sueño en la Infancia y Adolescencia en Atención Primaria hay unos percentiles del sueño, sí al igual que con el peso y la talla, verás la variabilidad, pero no debe preocuparte si duerme más o menos de día, recuerda que tú sólo debes facilitarle el sueño y dejarla…en el poco recorrido de vida que lleva tu hija, reconducir los hábitos que no van bien es una tarea sencilla, sí ya se que parece difícil, sólo debes estar convencida de lo que hay que hacer por su bien y no estoy hablando de dejarla llorar… es ir modificando teniendo claro en la cabeza lo que hay que hacer e ir poniéndolo en marcha con el corazón. Al ritmo que quieras pero andando el camino hasta el objetivo que es dejarla que concilie el sueño sola, así de claro.

Por último os dejo el enlace con una conferencia del Dr. Oscar Sans, pediatra, neurofisiólogo y experto en sueño; merece la pena sentarse tranquilamente y conocer lo que dice un experto con sentido común.