Allá por el inicio de la década de los 90 empecé mi labor docente con los residentes de Medicina Familiar y Comunitaria, y hace relativamente pocos años, cuando la formación de los pediatras empezó a salir tímidamente del ámbito hospitalario, recibía también a los primeros residentes de pediatría. Son tantos años, que la actividad docente es parte inseparable de mi trabajo como pediatra de cabecera y de la que he recibido muchas gratificaciones, han sido muchas promociones las que han ido pasando…
Entiendo la formación desde un punto de vista humanista en el que se debe enseñar “el saber”, “el saber hacer” y “el saber ser”, por eso ser docente para mí es un compromiso ético, porque mi forma de ejercer la medicina, la implicación con las familias o la relación con el resto del equipo, es al fin y al cabo un modelo.
En nuestro trabajo, como en cualquier otra actividad humana, está el equivocarse, por eso entre las cualidades que debe tener un médico está la humildad, también la empatía.
Me equivoco y aprendo, siempre aprendemos, aprendemos de los errores porque reflexionamos acerca de lo ocurrido. Todos aprendemos a lo largo de la vida, no sólo se aprende en la infancia, la vida es equivocarse y rectificar y esto vale para todos y para toda la vida.
Aprender es equivocarse y saber que lo has hecho, por lo tanto el docente asume el riesgo de que el que aprende se equivoque. Y no pasa nada, porque en eso consiste aprender. A los que nos gusta la docencia tenemos esto muy claro. Educar, también en el sentido docente, no es castigar ni humillar, porque sólo equivocándonos es cuando aprendemos.
Hola Isabel.
Soy el papá de Luke y Óliver.
Me ha encantado este artículo. Como Psicólogo y educador también estoy muy sensibilizado con la tarea de estar en continuo crecimiento, desde la humildad y sabiéndose falible.
Muchas gracias por tu tarea y por tu trato en consulta. Felices Fiestas.
Gracias José Vicente, no sabes lo que agradezco tus palabras.
Un beso!