La incorporación al ritmo habitual de este blog va siendo lenta en este inicio de septiembre… y es que todavía saboreo los últimos días de vacaciones; no obstante mi «compromiso» con el Suplemento de Salud del periódico Información de Alicante se mantiene en su cita quincenal y hoy se publica el siguiente artículo.
Empieza septiembre y con él la vuelta al cole. No suele plantear ningún problema el regreso de los mayores, salvo si hay cambio de escuela o si es el primer año de instituto; en estos casos harán una nueva adaptación, que será más o menos fácil dependiendo de la personalidad del niño. Es bastante frecuente la consulta, en los primeros meses de curso, de niños con dolores abdominales o vómitos matutinos que son la manifestación del miedo al cambio, a un ambiente nuevo, a crear nuevos amigos, miedo a no ser aceptados. Nuestra actitud ha de ser de mucha tranquilidad, que sepa que entendemos lo que le pasa y estaremos ahí en el proceso de adaptación pero, como suelo decirles a los padres, siempre “empujando hacia afuera”.
¿Y qué pasa con los más pequeños?. La entrada a la escuela infantil o al cole por primera vez supone un cambio muy importante para el niño, es su salida al mundo, deja las relaciones familiares y unos espacios que conoce, donde se siente seguro, para encontrarse en otro espacio, con adultos desconocidos y con otros niños. Se siente solo, abandonado, con miedo.
Pero el periodo de adaptación que se inicia ahora no es sólo para el niño, también es para vosotros padres; los llantos, la irritabilidad, la primera enfermedad, desatarán de nuevo las dudas: “¿hemos hecho bien en escolarizarlo?”, “¿no será muy pequeño?”, “¿vamos a estar todo el invierno así?”. Si, además, coincide con la incorporación de la madre al trabajo tras la baja maternal, la separación es más difícil.
Afortunadamente al otro lado nos encontraremos con unos profesionales que van a ayudar al niño y a sus padres a que el proceso sea lo más fácil. Muchas escuelas infantiles tienen un modelo de adaptación adecuado a la edad del niño que suele pasar por la incorporación progresiva: unos primeros días en los que se quedará pocas horas y se irá aumentando paulatinamente el tiempo de permanencia en la escuela.
Llegado el momento de empezar el curso, ¿qué podemos hacer?:
* No tengáis prisa por la mañana. Aconsejo, si es posible, reservar unos días de vacaciones para la adaptación, eso facilitará que os levantéis tranquilamente, le lleváis al cole y así podréis ir también a recogerlo, con disponibilidad de horario para su incorporación progresiva. Ésto le dará seguridad.
* Seguid las pautas que os marquen en la escuela pero seguro que os advierten que siempre os despidáis, no os vayáis a escondidas, pero tampoco alargando la despedida porque vuestra angustia no os permite la separación. Tampoco entregadle con un “aquí te lo dejo”, por prisas o “porque no quiero verlo llorar”. Haced la despedida sin mentiras, con seguridad y alegría.
* Al recogerlo todas las muestras de cariño del mundo y permaneced un rato allí, hablad con el educador o educadora con una sonrisa, que os vea y os sienta feliz.
* Luego, a lo largo de la tarde, hablad del cole, jugad.
* Y así sucesivamente a lo largo de los próximos días.
* Confiad en el equipo, hablad con los profesionales de la escuela infantil sobre dudas o si observáis cambios: más llorón e irritable, problemas con el sueño, etc.
¡Feliz entrada al cole!