Al día en la vacuna frente al meningococo B

Desde que se comercializó la primera vacuna frente al meningococo B se suceden las consultas para conocer mi opinión sobre la conveniencia o no de vacunar a vuestros hijos e hijas.

Por eso he hecho un repaso de lo escrito hasta ahora y añado lo último publicado, así como la información de que disponemos de dos marcas comerciales de vacunas frente al meningococo B: Bexsero, que fue la primera comercializada y desde hace unos meses Trumenba, que se administra a partir de los 10 años. Toda la información de esta última vacuna la tenéis en la web del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría.

Se acaban de publicar en https://www.thelancet.com/journals/lanchi/onlineFirst, los datos de seguridad con Bexsero® del programa de vacunación infantil del Reino Unido, como sabéis allí está incluida en calendario desde los 2 meses de vida: «Safety of multicomponent meningococcal group B vaccine (4CMenB) in routine infant immunisation in the UK: a prospective surveillance study».

No han encontrado problemas de seguridad, significativos, tras el uso generalizado de 4CMenB en lactantes del Reino Unido después de más de 3 millones de dosis administradas, aproximadamente a 1,29 millones de lactantes. El perfil de seguridad de 4CMenB ha sido variable, tal y como se esperaba, sin que se haya identificado ningún problema grave de seguridad hasta el momento. La experiencia hasta el momento del programa de inmunización del Reino Unido muestra que 4CMenB mantiene un perfil riesgo-beneficio favorable.

También he recibido la información de que en las próximas semanas, se va a añadir a la ficha técnica de Bexsero una pauta 2+1 para menores de 6 meses. Se podrá vacunar a los niños desde los 3 meses con esta pauta, la siguiente dosis con un mínimo de 2 meses de separación y la dosis de recuerdo a partir de los 12 meses de vida.

Repasando lo escrito hasta ahora:

Vamos a hablar del meningococo

Y ahora del meningococo B

Vacuna frente al meningococo B

Bexsero o no Bexsero: esa es la cuestión

 

¿Sarna, en 2018?

Este pasado sábado, en el periódico Información, publicaba este artículo la Dra. Angélica García Hilger, M.I.R. de Pediatría de nuestro Hospital de Elche. ¡Gracias Angélica!

Pues sí, la escabiosis, o sarna, es una de las parasitosis cutáneas más frecuentes en nuestro medio, junto con la pediculosis (la infestación por piojos). La causa es la hembra de un ácaro Sarcoptes scabiei hominis que habita bajo la capa superficial de la piel, dónde pone de 2-3 huevos al día. Este bicho de ocho patas migra a través de la piel, dejando unos surcos característicos y tras dos semanas las larvas maduran dando lugar a nuevos adultos. Y así el ciclo continúa, y mientras tanto la piel, en contacto con el Sarcoptes scabiei reacciona, se irrita, aparece un rash y sobretodo pica. El ácaro puede viajar desde una persona infectada a otra. La mayoría de los contagios se producen por contacto directo entre persona en el mismo domicilio. Los animales no contagian la sarna. Es posible, aunque menos frecuente, contagiarse a través de ropa de cama, ropa, toallas etc, ya que el ácaro es capaz de sobrevivir unos 4 días sin estar en un humano. Cualquiera puede contagiarse de sarna. El Sarcoptes scabiei no distingue edad, razas, ni condición social, tiene especial facilidad para propagarse en guarderías, residencias o en cualquier situación de hacinamiento.

La aparición de los síntomas varía dependiendo de la sensibilidad de la persona afectada. Los principales problemas son: el prurito, que empeora por la noche, es característico, porque la actividad del bicho aumenta con el calor, frecuentemente en varios miembros de la familia, el rash en forma de pápulas rojas, surcos, y heridas de rascado. Los lugares más frecuentes donde se encuentra el ácaro son las manos y antebrazos, especialmente las muñecas y entre los dedos, y otras zonas como axilas, ingles, pubis y glúteos.

Con todo, es importante recalcar que la escabiosis tiene tratamiento efectivo. El objetivo de tratar la sarna es doble: por una parte erradicar la infección de los afectados y por otra prevenir la propagación del Sarcoptes scabiei; por lo que es imprescindible que se realice correctamente según las indicaciones del médico, tanto el paciente como los convivientes y personas con contacto estrecho, aunque éstos no tengan síntomas. La mayoría mejorará tras la aplicación de una crema de permetrina 5%, que debe aplicarse como una capa fina por toda la piel, que tiene que estar limpia y seca, desde el cuello hasta las palmas y las plantas, dejándose unas horas, y con una ducha posterior. Actualmente se recomienda repetir el procedimiento tras 7 días, para asegurar la erradicación completa. Es un tratamiento eficaz y seguro incluso en lactantes, y aunque suele ser bien tolerado, puede producir irritación local y debe evitarse el contacto con mucosas. En cuanto a las medidas generales se recomienda cambiar y lavar la ropa personal y de cama y toallas a 60º, y limpiar alfombras, cortinas etc, igualmente.

Mucha gente siente vergüenza al oír este diagnóstico por los prejuicios, infundados, sobre la mala imagen que acarrea. Si crees que puedes tener sarna no dudes en consultar a un profesional médico, ya que es una infestación común con tratamiento eficaz, y ayudarás a prevenir nuevos contagios.

¡Evitemos las toxiinfecciones alimentarias!

Ayer en el suplemento de salud del periódico Información, publicaba este artículo

Días pasados leía en este periódico la noticia de la intoxicación alimentaria de un numeroso grupo de personas que, según informaba la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN), había ocurrido tras consumir mejillones cocidos en un hotel de Xàbia. Unos días más tarde otro grupo de personas fueron también afectados en Valencia tras el consumo de mejillones de la misma marca. Tras la investigación por parte de la Consellería de Sanitat se confirmó que el germen responsable de la intoxicación había sido el norovirus que infectaba los mejillones.

La intoxicación alimentaria ocurre al ingerir un alimento o bebida que contiene gérmenes o toxinas producidas por éstos. Las personas afectadas sufren un cuadro de gastroenteritis tras horas, o uno o dos días, de ingerir el alimento contaminado y es muy típico que afecte a colectivos, en banquetes, hoteles o residencias.

Es conveniente recordar medidas para minimizar los riesgos, sobre todo de cara al verano, estación propicia para las toxiinfecciones.
La OCU por ejemplo aconseja que compremos mejillones en mallas con etiquetado que certifique su paso por depuradora; cerrados, mejor cuanto más limpios de lapas y algas, que estén en frío, con un poco de hielo, pero no en remojo pues pueden abrirse y contaminarse. Todos los moluscos de concha deben guardarse en nevera, en la parte menos fría y envueltos en un paño húmedo hasta su consumo, que debe realizarse en un máximo de dos días. Puestos a la mesa no debemos comer las piezas cerradas.

Si hablamos en general de las toxiinfecciones alimentarias y sobre todo de cara a los niños, debemos extremar las medidas higiénicas: lavado de manos antes de manipular los alimentos y entre alimento y alimento, o lavar bien las superficies y utensilios que utilizamos; a ser posible consumir los alimentos cocinados de forma inmediata y si se tarda habrá que conservarlos refrigerados.

Especial trato tienen los huevos, pues según la OCU es el causante del 23% de intoxicaciones alimentarias en España por la contaminación de éstos por la Salmonella, que se encuentra en las heces de las gallinas y contamina la cáscara, que al ser porosa permite el paso de la bacteria a su interior. Éste es el motivo por el que la limpieza del huevo no descarta la posibilidad de contaminación.
En segundo lugar, 9% de las intoxicaciones alimentarias, está el pescado y los derivados. No debemos darlo crudo a los niños pero si vamos a consumirlo así debemos congelarlo como mínimo a -20ºC durante 5 días para asegurar que las larvas de anisakis han muerto.
Otros alimentos responsables de intoxicaciones alimentarias como mariscos, sobre todo moluscos de concha, verduras o carne de pollo también obligan a una higiene rigurosa.

Para terminar quiero recordar un contaminante de alimentos, el Clostridium botulinum, que produce una toxina peligrosa para la salud sobre todo para los niños pequeños, pues todavía no tienen las defensas suficientes para combatirla. Dado que la miel puede estar contaminada por este germen no debe administrarse a los bebés, al menos el primer año de vida. Tampoco deben tomar otros alimentos que la contengan. Después, progresivamente, el niño será capaz de combatirla con sus propias defensas.

Fiebre-fobia: combatámosla con información

El pasado sábado publicaba en el periódico Información este artículo:

Hace unos días leía en una revista de Pediatría, Acta Pediátrica, un estudio en el que se analizaban los datos de una encuesta realizada a trabajadores de cuatro hospitales públicos de la Comunidad de Madrid, sobre el grado de conocimiento de la fiebre en niños.
Los encuestados fueron un 30% médicos, 25% enfermeros y porcentajes menores de auxiliares de enfermería, celadores, administrativos, etc. De todos ellos un 60 % tenían hijos. Resulta curioso, aunque hay diferencias entre sanitarios y no sanitarios y entre aquellos que tienen hijos y los que no los tienen, que un 83% crean que deben usarse las medidas físicas para bajar la temperatura cuando hace ya años que no se recomienda, así como que un 60% piense que el tratamiento precoz prevenga la convulsión febril, cosa que no es cierta, o que más de la mitad de los encuestados considere que siempre se deba bajar la fiebre aunque el niño esté contento y feliz. Sí hay unanimidad, un 86%, en que existe un miedo excesivo a la fiebre por parte de padres y abuelos.

El término fiebrefobia empezó a usarse en el lenguaje pediátrico hace casi cuarenta años para referirse al miedo injustificado que sienten padres o madres ante la fiebre de sus hijos e hijas, es la “necesidad” de combatir la fiebre a toda costa.
Poco hemos avanzado en estos años puesto que seguimos viendo ese temor a la fiebre que hace que se consulte urgentemente por la cifra que marca el termómetro sin tener en cuenta el estado general del niño. Y esta labor de información, de educación sanitaria a los padres no debemos de estar haciéndola bien pues seguimos igual.

Suelo decirle a padres y madres que la fiebre ejerce un efecto beneficioso en el niño, pues aumenta la respuesta de sus defensas frente a la infección, sea vírica o bacteriana y que tratar la fiebre con más o menos empeño no varía la evolución de la enfermedad ni de sus posibles complicaciones. Insisto en que deben mirar más al niño o a la niña, a su estado general, que la cifra que marca el termómetro y será el estado general y no la cifra, lo que les debe hacer consultar de urgencia. También les digo que deben tener en cuenta qué infección hay detrás de la fiebre, si ya está diagnosticado y es una faringoamigdalitis o un cuadro catarral por ejemplo, tranquilidad y toca acompañar al niño en su proceso infeccioso, vigilando cambios que obligarían a una nueva consulta.

Frente a la fiebrefobia es necesario recalcar:

La fiebre es una respuesta defensiva, estimula la respuesta inmune y la hace más eficiente a temperaturas entre 37 y 40ºC, por tanto beneficiosa para el organismo.

Las infecciones de los niños son, en general, de carácter leve.

Las convulsiones febriles sólo afectan a un 4% de los niños entre 6 meses y 5 años de edad.

Se debe administrar un antitérmico, paracetamol o ibuprofeno, a las dosis correctas cuando la fiebre es sintomática (es decir, si el estado general del niño está afectado por la fiebre) o si ha presentado anteriormente convulsiones febriles. Si el niño está febril pero come, bebe bien y está contento, el antitérmico no le aportará beneficios.

La fiebre, por sí misma, no es una urgencia médica, salvo que afecte a un lactante menor de 3 meses.

Recomiendo leer el Decálogo de la fiebre de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap). Seguiremos hablando de la fiebre, motivo de consulta tan frecuente en estos días.

Atrapados en un temporal de gripe

Con estas dos imágenes de las tasas de incidencia semanal de gripe en nuestra Comunidad, en las que apreciamos el pico de las dos últimas semanas del año, encabezo este artículo que publico hoy en el Suplemento de Salud del periódico Información.

Llevamos unas semanas en plena epidemia de gripe.
Según los últimos datos publicados en el Boletín Epidemiológico de vigilancia de la gripe de nuestra Comunidad, que corresponde a la última semana del año, la tasa de incidencia semanal de la gripe por 100.000 habitantes ha sido de 200 casos, afectando sobre todo a los niños pequeños.
También podemos leer en el Boletín Epidemiológico que casi el 96% de los afectados no estaban vacunados y de las muestras analizadas el virus aislado más frecuente ha sido el B, seguido de cerca por el AH3N2.

A pesar de la alta tasa de casos declarados de gripe en pediatría puedo aseguraros que son muchos más, pues tendemos a infradiagnosticar porque, sobre todo en los niños pequeños, es complicado distinguir entre gripe y un resfriado común y a menudo se diagnostica de “viriasis” y no se codifica como gripe.
Es decir, hacemos un diagnóstico amplio de enfermedad por virus sin especificar que ese virus puede ser un virus gripal. Sólo si la enfermedad está en el contexto de un ambiente familiar con otros miembros con gripe, hay fiebre, tos y afectación del estado general, solemos diagnosticar de gripe.
En los niños más mayores es más fácil puesto que ya relatan, además de la tos, dolor de garganta u otros síntomas respiratorios, el malestar general, cefalea, dolores musculares generalizados, artralgias… es decir, los síntomas clásicos de la gripe.

La gripe, como todos sabéis, es una enfermedad infecciosa aguda de las vías respiratorias causada por un virus. Es muy contagiosa y cada invierno nos visita en forma de epidemia. Este año la evolución de la fiebre está siendo en general larga, a veces hasta 6-7 días, lo que supone en muchos casos más de una consulta porque pasan los días y la fiebre persiste; esta circunstancia ha venido a agravar la alta demanda.
El trabajo que estamos realizando estas semanas en las consultas de pediatría, como ocurre en las de medicina familiar y enfermería, es intenso, poniendo a prueba la implicación de los profesionales, y sinceramente creo necesario felicitarnos por seguir ofreciendo, aún en situaciones extremas, una asistencia de calidad.

Por último recordad que la gripe se contagia con facilidad de persona a persona a través de las secreciones respiratorias y a través de las manos contaminadas con estas secreciones por lo que mucho lavado de manos, toser sobre el codo y que el tratamiento de la gripe es sintomático, es decir, medicación para aliviar los síntomas: usaremos paracetamol e ibuprofeno si fiebre o malestar. Al ser causada por un virus no hay tratamiento para “matar” al virus, los antibióticos no sirven para ello, sirven para infecciones producidas por bacterias. Así que paciencia, reposo y mantenerse bien hidratado.

«ME LLAMO SILVIA Y NO BEBERÉ….»

El pasado sábado se publicaba en el Suplemento de salud del periódico Información este artículo de mi compañero Mariano Mancheño. Gracias Mariano por tocar este tema que a menudo pasamos de puntillas.

El Síndrome Alcohólico Fetal se define como alteraciones físicas,
cognitivas, sociales y emocionales del niño como consecuencia del
consumo de alcohol por la madre embarazada.

¿Es frecuente?. Durante el embarazo se estima que aproximadamente el 35% de las embarazadas de nuestro medio consumen alcohol. Muchas mujeres creen que beber un poco no supone riesgo para el feto. Además si los rasgos no son muy pronunciados, pocos padres sospechan que el retraso en el desarrollo psicomotor y escolar sean debidos al consumo de alcohol.

Tampoco es fácil el diagnóstico en el recién nacido para neonatólogos y pediatras cuando las manifestaciones son sutiles o hay otras causas de posible daño cerebral. Y en nuestro medio aproximadamente 3 de cada 1000 recién nacidos lo padecen. El porcentaje es mayor en niños adoptados procedentes de orfanatos.

Algunos rasgos de la cara (labio superior fino, el surco entre la nariz y la boca liso, cráneo más pequeño, párpado superior caído, mandíbula inferior pequeña, nariz respingona y otros se «difuminan», se vuelven menos marcados en la adolescencia y en la vida adulta. Además la talla es pequeña y pueden padecer afectaciones de corazón, audición, visión, y huesos entre otras.

Pero el daño es mayor en el cerebro. El alcohol provoca literalmente disminución del tejido nervioso y mala “especialización” del mismo. Por  ello manifiestan dificultades para aprender el lenguaje, menor capacidad de concentración, disminución de la memoria y poca habilidad para solucionar problemas complejos y de lógica con respecto a los niños sanos de su misma edad. Durante la etapa escolar de primaria no puedenseguir bien el curso por el retraso mental frecuente y dificultades en la socialización. Y en las siguientes etapas de la vida generar secuelas de por vida.

Todas estas manifestaciones son prevenibles si las mujeres en edad fértil
se abstienen de beber alcohol antes de la concepción y durante TODO el embarazo ya que no se ha determinado un consumo mínimo de alcohol seguro si bien se sabe que a mayor consumo más posibilidades de ​ padecer la enfermedad completa o parcial. El ginecólogo siempre incluye en la primera visita preguntas y consejos alusivos, pero las embarazadas no siempre van al médico las primeras semanas.

Las campañas institucionales mantenidas, los familiares de mujeres en edad fértil y los profesionales sanitarios hemos de tratar de motivar a las futuras madres para que no tomen bebidas alcohólicas durante el embarazo.

Para terminar, aunque los daños no son curables en el sentido médico del término, sí se puede mejorar el futuro de estos niños con un diagnóstico temprano que permita acciones sobre el desarrollo motor(fisioterapia ), el aprendizaje del lenguaje (logopeda), control de impulsividad (psicoterapia) y en ocasiones medicación. El papel del pediatra es orientar y escuchar a los padres, hacer un seguimiento integral del niño y estar atentos para que no se nos pase por alto el diagnóstico. Además, entre los 6 y 9 meses de vida, cuando acuden a revisión al pediatra sería buena idea comentar con los padres los efectos del alcohol por si tuvieran deseo de tener más hijos.