El siguiente relato, es un regalo que ha querido hacernos mi compañero del Centro de Salud El Raval y sobre todo amigo, Dr. Jesús Rueda, Doctor en Medicina y miembro de la Cátedra Pedro Ibarra. ¡Gracias Jesús!
“Nada existía en el mundo para esta madre, sino su hijo, a cuya cabecera había pasado quince días sin comer, sin dormir, llorando y rezando. La dentición del niño no podía avanzar, por no poder romper las encías hinchadas y doloridas. Su vida peligraba”
Con este desgarrador lirismo describe Fernán Caballero las tribulaciones de la Marquesa de los Algares en su novela La Gaviota, que veía languidecer a su hijo por falta de alimento, a pesar de nadar en la abundancia de la opulencia andaluza decimonónica.
Entre las muchas patologías infantiles que otrora llegaron a ser causa no desdeñable de morbilidad y mortalidad en las primeras etapas de la vida, estaban las relacionadas con la dentición. Hoy resulta impensable que un niño pueda fallecer al no poder ser alimentado a causa de una gingivitis por falta de irrupción de las piezas dentales. Sin embargo, esto no era así en épocas pretéritas, incluso hace menos de cien años; parece que el siglo XX trajo el advenimiento de la solución de multitud de entidades nosológicas, y que la transición demográfica permitió unas expectativas de vida impensables hasta bien concluido el primer tercio de la centuria.
En una investigación llevada a cabo recientemente en la Cátedra Pedro Ibarra de la Universidad Miguel Hernández de Elche, sobre la situación de la medicina en nuestra ciudad en los años 1923 a 1930, hemos encontrado tres etiquetas diagnósticas relacionadas con la patología dental: la dentitis, los fenómenos dentarios y el flemón dental; aparecen en total once veces, representando una cantidad mínima de la mortalidad total apenas el 2.6 por mil, pero que eran el 1,7 % de las causas de fallecimiento antes del primer año de vida. Estos datos se alejan mucho de los aportados por los grupos de Historia de la Medicina de las Universidades de Valencia y Alicante, referidos a periodos anteriores, en que la dentición llega a ser causa hasta del 8% de la mortalidad registrada en determinadas poblaciones de la provincia.
Digamos, como final feliz que “el duque aconsejó a la afligida madre que consultase al Dr. Stein, y, verificado así, el hábil alemán salvó al niño con una incisión de las encías».
Una respuesta a «PEQUEÑAS HISTORIAS DE LOS MAS PEQUEÑOS»