Malos tiempos para el divorcio

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Ayer publicaba en el Suplemento de Salud del periódico Información, con el que sabéis colaboro, este artículo.

No son fechas, la verdad, pero qué sabemos del túnel que está atravesando el padre o la madre para tomar en estos días la decisión de separarse o de hacer las maletas y salir de casa. Como ocurre en septiembre, mes con mayor número de solicitudes de divorcios, pueden ser los días de mayor convivencia, más relación con las familias de orígen, causantes de muchos conflictos en la pareja, o el inicio del año con nuevos planteamientos de vida, pero otro año más han venido en estos días a informarme que se separan, para consultar por la lógica preocupación por los hijos o para pedir un informe de que él o ella han sido los cuidadores principales, los que lo han traído siempre a consulta y aportarlo en los trámites del divorcio.

Llevo tiempo queriendo escribir acerca de lo que suelo decir en la consulta cuando me dan la oportunidad de hacerlo, además tuve el privilegio de participar, junto al Dr. Antonio Ríos, en el Curso para padres de adolescentes que tuvo lugar el pasado noviembre, hablando precisamente de las nuevas formas de convivencia familiar y aprendimos mucho.

No se trata de hacer un manual sobre el “buen separarse”, ni algo estructurado, suele ser un diálogo en el que intento que entre un poco de luz entre tanta rabia y tanto dolor y que por un momento dejen de mirarse padre y madre para poner la mirada en los hijos, para eso estamos ahí los pediatras.

También es verdad que cada vez más observo que acuden a consulta, padre o madre solos, sin el niño, más madres que padres y plantean: Nos vamos a separar y….¿es buen momento ahora que tiene…da igual…por ejemplo 3 años, o es muy chico y esperamos?, ¿cuál es la mejor edad del niño?, ¿cuándo es buen momento? o ¿cuándo se lo decimos?, o ¿cómo habría que decírselo?, ¿cada uno por un lado?, ¿juntos?, ¿hay que explicar el motivo?, ¿qué relato se le da al niño?.

Cuando la decisión está tomada habrá que buscar el momento idóneo para decírselo a los hijos, siempre se deben enterar por los padres y ésto es importante cuidarlo, sobre todo cuando los hijos son adolescentes. El Dr. Ríos puntualizaba más y decía que si la situación puede esperar y los hijos están en edad escolar hacerlo al finalizar el curso, hablarlo por la mañana, que quede día por delante, en un lugar neutro, no un día señalado (Navidad o un cumple, por ejemplo, para no asociarlo a ese día), los dos juntos, padre y madre, para dejar bien claro que es una decisión de los mayores, en la que ellos no tienen nada que ver, ésto es importante porque el niño tiende a culpabilizarse de la decisión tomada por los padres; hay que dejarles también claro que ellos van a seguir estando ahí, en casas separadas, pero cuidándoles igual, con un relato acorde a la edad de los hijos y ensayar, si hiciera falta, lo que van a decirle.

El tiempo de separación es duro, es un duelo en toda regla, que hay que atravesar llevando, además, a nuestros hijos de la mano, una mano firme y segura. Es un tiempo para sacar de donde se pueda respeto al otro, al menos delante de los hijos, les hablaremos siempre con respeto de su padre o de su madre y tiempo también para la generosidad, quedan muchos años por delante, sobre todo si los hijos son pequeños, en los que tendremos que hablar como padre y madre y tomar muchas decisiones por lo que hay que cuidar este tránsito.

Si la situación es muy conflictiva aconsejo consultar con un mediador familiar que facilite la toma de decisiones, las mejores posibles mirando el bienestar de los hijos, cuidando en definitiva lo que más quieren: sus hijos.

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