Anafilaxia, la reacción alérgica más grave

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El pasado sábado publicaba en las páginas de salud del periódico Información el siguiente artículo:

Recientemente he asistido a un Taller de Urgencias Pediátricas, dirigido por dos compañeros de Valencia, Juan Carlos Juliá y Valero Sebastián, de la Asociación Valenciana de Pediatría de Atención Primaria (Avalpap).
Una mañana muy aprovechada, actualizando temas importantes por su gravedad. Nuestro agradecimiento a ambos por su generosidad y por lo didáctica y amena que fue la mañana.

Hablamos, entre otros temas, de anafilaxia y es que a pesar de que gran parte de las anafilaxias no se diagnostican (la prevalencia de la anafilaxia está entre 0,5-2% de la población), la incidencia va en aumento, no sólo en España sino en todo el mundo. La mortalidad por anafilaxia, afortunadamente, es poco frecuente e incide principalmente en adolescentes y adultos jóvenes, sobre todo cuando la causa es alimentaria.
En niños, la causa más frecuente de anafilaxia es la alergia a alimentos, en segundo lugar a medicamentos y en tercero a picaduras de insecto.
En España, la leche es el primer alimento implicado en los niños de 0 a 2 años de vida, seguido del huevo y en niños más mayores frutos secos, legumbres y otros.

Pero, ¿qué es la anafilaxia?:
Es la reacción alérgica más grave. Tras ponernos en contacto con la sustancia que provoca la reacción alérgica (denominada alergeno) aparecerán los primeros síntomas, con un intervalo de escasos minutos (cuando el alergeno es un medicamento o una picadura de himenóptero), o tras un intervalo algo mayor (cuando se trata de la ingesta de un alimento).

Se debe sospechar una anafilaxia cuando aparece, en minutos o hasta pocas horas, afectación de piel y/o mucosas (como urticaria, enrojecimiento, picor en palmas de las manos y plantas de los pies, del cuero cabelludo y de los pabellones auriculares, hinchazón de labios, úvula o lengua) y al mismo tiempo dificultad para respirar o pérdida de tono de los músculos o disminución de la tensión arterial o mareo o síncope o síntomas gastrointestinales persistentes (dolor abdominal, naúseas, vómitos). Los síntomas pueden ocurrir en cualquier orden, aunque los cutáneos suelen ser los primeros en manifestarse y están presentes en la mayoría de los casos. Pero hay un 20 % de anafilaxias que cursan sin afectación de piel y es más difícil por ello identificarlas rápidamente.
En niños pequeños es frecuente el decaimiento y el llanto y el diagnóstico es difícil porque no pueden expresar los síntomas iniciales.

El principal problema para el diagnóstico es el desconocimiento de la enfermedad, hay que sospecharla ante la aparición de los síntomas descritos y actuar rápidamente porque nos encontramos ante una enfermedad potencialmente fatal que requiere un tratamiento inmediato. Por el contrario, se diagnostica rápidamente cuando sabemos que ha habido exposición al alergeno conocido.

¿Qué hay que hacer?: Lo primero será solicitar ayuda (llamar 112 y seguir instrucciones). Mientras tanto colocarlo tumbado con piernas elevadas, evitando cambios posturales. En el caso de alergia a picaduras de abeja hay que retirar el aguijón rápidamente y aplicar hielo.
Todas las personas que han sufrido una anafilaxia deben ser estudiadas por un alergólogo.
Una vez diagnosticada, tanto los familiares como el niño, o el adulto, deberán saber reconocer los síntomas, llevar adrenalina autoinyectable y saber administrarla.
Por tanto si ya es conocida su alergia y ocurre una anafilaxia deberemos aplicar lo más rápidamente adrenalina.

Más información en:
Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica

Protocolo de actuación en la escuela

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