MI HIJO ES UN “MOCOSO”

Ha empezado la temporada otoño-invierno, aunque por estas tierras todavía estemos pasando calor, y se repiten las consultas por mocos. Por eso el Dr. Arjona, Residente de Familia en rotación conmigo, ha escrito este artículo dirigido a los padres y madres. Gracias Jose!:

Cuando éramos pequeños, pensábamos que el término “mocoso” era usado de forma despectiva para dirigirse a nosotros, en la familia, en el colegio… Hoy día, miramos a nuestros pequeños y vemos que no es más que una simple y vulgar descripción de la realidad… Llevamos ya un mes de guardería y colegio, y en el día a día de la consulta del pediatra nos enfrentamos al gran caballo de batalla durante estos meses: los mocos y la tos.

Los niños sufren unas 100 infecciones respiratorias los primeros 10 años de vida, la mayoría de éstas se producen antes de los 3 años de edad, coincidiendo con el inicio de la escolarización y sus primeros años. Se trata de infecciones víricas y autolimitadas, de carácter banal, pero no por ello dejan de ser molestas para el ámbito familiar. Si calculamos en base a estas cifras, vemos que el niño puede presentar de media unas 10 infecciones distintas al año, que se concentran mayoritariamente en los primeros meses de curso, por lo que en la mayor parte de los casos el fin de un proceso se solapa con el inicio del siguiente, dando la impresión de que la infección es continua, siendo el intervalo libre de enfermedad difícil de apreciar por parte de los padres. Por lo tanto, es muy importante saber diferenciar el inicio y el fin de cada uno de los procesos, para así no confundirlos y alarmarnos ante una posible enfermedad crónica.

La mayoría de estas infecciones son catarros de vías altas, cuya duración se estima en torno a 7 días, aunque la tos y el moco pueden persistir unos días más, llegando a los 10 días la totalidad del proceso. Tras el contacto con el virus, se inicia un periodo de incubación de unos 2 días, dando paso a síntomas comunes: se inicia frecuentemente con fiebre, que puede ser alta y persistir durante 2-3 días; moco, al principio acuoso y posteriormente más espeso, obstrucción nasal, tos, estornudos, lagrimeo y congestión ocular. Por tanto, dentro de estos 10 días que suele durar el proceso, debemos observar la desaparición de la fiebre y que el niño se encuentra mejor del catarro en los últimos días, aunque pueden persistir la tos y el moco; si apreciamos que inicia de nuevo estornudos, congestión nasal y ocular, moco acuoso más transparente, vuelve a encontrarse más molesto, y posiblemente fiebre de nuevo, estaremos ante el inicio de un nuevo proceso, por tanto volvemos a contar un nuevo periodo de 7-10 días.

Lamentablemente, no existe forma de prevenir este tipo de cuadros, más que llevar a cabo medidas higiénicas adecuadas (lavado de manos, uso de pañuelos desechables, taparse la boca al toser o estornudar) y tratamiento sintomático para hacerlo lo más llevadero posible para los niños… y sus padres.

Este artículo ha sido escrito en un despacho, ante un escritorio lleno de multitud de pañuelos repletos de mocos, heridas de guerra personales de nuestra consulta diaria.

Me declaro amigo de los mocos

Vuelvo de vacaciones y, como siempre,  septiembre llega y se abre la temporada de «los mocos». Se inicia guardería, escuela…porque lo que es fresquito, aquí, no ha llegado todavía.

Así que vamos a hablar de mocos y veo que ya se ha adelantado mi compañero Jesús Martínez, El médico de mi hij@: Me declaro amigo de los mocos y, con su permiso, os lo copio, estoy totalmente de acuerdo y lo escribe, además, con el humor que le caracteriza. Dejo al final también 2 artículos: uno el de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria escritos por Manuel Merino y Juan Bravo, pediatras de Madrid a los que admiro,  y el de la Sociedad Canaria de Pediatría Extrahospitalaria que también está claro y conciso. Copio el dibujo que ilustra este último artículo que es del Dr. Ventura Fernández, gracias!.

«No es raro referirse a un niño como “mocoso”. Pudiera decirse que durante los meses de invierno prácticamente son sinónimos: niño igual a mocoso. Han abierto sus puertas escuelas infantiles y colegios hace dos días y ya han aparecido los mocos, si es que alguna vez se fueron. Los pediatras de atención primaria nos quejamos de que a veces no se ve otra cosa más que niños mocosos.

En esta sociedad occidental nuestra está muy arraigado el proceder de eliminar al contrario, identificar al agresor y arrasarlo a toda costa; los mocos nos molestan o pensamos que le molestan al niño, intentamos por todos los medios borrarlos del mapa. Pañuelos de lino, tul, gasa o seda, papel de periódico, las páginas de El HuffPost no valen por ser virtuales, clinex desechables, aspiradores de mucosidad por presión negativa o por aspiración paterna o un simple soplamocos, muchos son los dispositivos inventados por el ser humano para librarse de la lacra de los mocos. Incluso algunos ahora retirados de la financiación pública como los mucolíticos, antitusivos, fluidificantes y expectorantes se habían demostrado ineficaces.

La convivencia da mocos. Los críos juntos en espacios reducidos como un aula, provocan que multitud de gérmenes convivan a sus anchas en los colegios como si de una superpoblación de alumnado se tratara. Veremos este curso cómo la disminución de profesores por los recortes en educación pública acarreará más hacinamiento en la clase y más posibilidades de contagio, sin contar con que las medidas de prevención se relajan porque no hay tiempo, ni espacio y los procesos virales aumentarán.

Pero, ¿qué son los mocos y por qué tienen que estar ahí? Las narices son la puerta de entrada al aire que respiramos; está preparada para ello, pasan olores malos y aromas delicadamente perfumados, pero también es el camino de acceso a las vías respiratorias, abiertas siempre porque no tienen puerta: no se puede cerrar la nariz como cerramos los ojos, así que algún guardián habrá que poner, alguien deberá hacer la función de puerta para no dejar pasar a las temibles bacterias que podrían producir graves procesos infecciosos y acabar con el huésped.
Exacto, los mocos son ese tapón que se organiza a modo de cancerbero o portero de discoteca que dificulta e impide el paso al temible enemigo, la bacteria inmunda y despiadada, que no dudaría en aniquilarnos como especie.
Por esta razón, yo me erijo en defensor a ultranza de los mocos: los mocos son nuestros amigos. Si nos defienden del agresor, ¿por qué ese empeño en eliminarlos a toda costa? Anteponemos criterios estéticos dudosos, como que el niño con cosas verdes saliéndole por las narices es más feo que el niño sin tal aditamento. Pues no, no es más feo, simplemente es diferente, hay que aceptar la diferencia y más cuando el diferente podría ser más sano y estar más protegido de riesgos que el tontamente esterilizado por exageración.
En los cursos de pediatría a los que voy a aprender, ya se oye que algún estudio americano por publicar, demostrará que es mejor comerse los mocos que limpiarlos, como prevención de las otitis y otras infecciones. Estudiar esto sólo se le ocurre a los americanos, pero son estudios serios.
Los mocos no son malos, son nuestros aliados, debemos aprender a convivir con ellos, ser sus amigos y no asustarnos por el color que tengan, transparentes, blancos, amarillos o verdes, la diferencia les hace más eficaces pero no por ello peligrosos. Los mocos no se infectan.
Vivimos tiempos difíciles donde debemos saber orientar con cuidado nuestros disparos y saber en todo momento quién está de nuestro lado y quién es nuestro agresor. La mucosidad nos defiende, la fiebre también, pero eso será motivo de un segundo artículo.
¿Por qué ese empeño en bajar la fiebre a toda costa? ¿No ocurrirá igual? ¿Y si conociéramos que la fiebre es nuestra aliada?… Seguiremos.
Lo que sí sabemos es que el Gobierno no es nuestro amigo cuando recorta en sanidad pública o en educación, eso sí lo sabemos. Él y Ella en Madrid son las bacterias, no son los mocos, Ellos sí son el enemigo.»

Catarro en Familia y Salud. AEPap

El Catarro. Sociedad Canaria de Pediatría Extrahospitalaria.

También podéis leer lo escrito previamente en este blog: Tratamiento del resfriado común y cont.Vías respiratorias altasInfecciones de vías respiratoriasTiempo de toses

Después de estudiar todo ésto, queda claro?