Afloran los problemas de salud mental tras la bajada de la marea COVID

Empiezan a sonar voces de alarma ante el aumento de consultas por problemas de salud mental en la población infanto-juvenil.
No es solo una impresión de los profesionales. Los primeros datos que empiezan a publicarse muestran un aumento de síntomas relacionados con cuadros depresivos, ansiedad, trastornos de la conducta alimentaria o conductas autolesivas.

En los primeros meses de pandemia, durante y tras el confinamiento, los pediatras estuvimos muy atentos a la repercusión que aquellos días tan duros para todos, tendrían en los más jóvenes.
Lo que observamos fue que, en general, niños y niñas estaban bien, algunos incluso mas contentos al estar mucho tiempo con sus padres; incluso los adolescentes se habían adaptado bastante bien, probablemente al disponer de muchas horas para estar conectados. Pero en las familias con problemas estaban peor, éstos se habían agravado. La situación me recordó el inicio de la novela de Ana Karenina “todas las familias felices se parecen unas a otras, pero cada familia desgraciada lo es a su manera”.

La pandemia continuó, un largo curso escolar arrastrando incertidumbres, miedos, bombardeo informativo, medidas de distanciamiento, apenas vida social, escolarización semipresencial, abuso de pantallas, falta de rutinas, alimentación menos saludable, ritmos irregulares de sueño… en algunos el estrés de la enfermedad propia, de personas queridas, incluso la pérdida de alguien cercano, o problemas familiares, económicos o de otro tipo.
Así que comenzaron a aparecer síntomas como apatía, insomnio, falta de concentración o miedos excesivos.

Progresivamente tras el tsunami vivido se dejan ver los destrozos, las consecuencias psicológicas en nuestra población más vulnerable.
Han aumentado las consultas en atención primaria y las urgencias psiquiátricas infanto-juveniles por cuadros depresivos, ansiedad, somatizaciones, trastornos obsesivo-compulsivos, autolesiones, intentos de suicidio o trastornos de la conducta alimentaria. Hay indicios también de que se ha incrementado la violencia sobre los menores.

¿Qué ha pasado con el consumo de alcohol, cannabis y otros tóxicos?. Como es de suponer disminuyó en un principio para volver de nuevo a la situación prepandémica. Otro tema importante es el aumento de las adicciones a videojuegos y pantallas, un problema ya existente que se ha agravado.

Es necesario poner los medios para atajar la situación. La Sociedad de Psiquiatría Infantil y la Asociación Española de Pediatría han planteado una serie de medidas para reducir el impacto psicológico de la pandemia en niños, niñas y adolescentes. Entre estas medidas están:
* Mejorar los sistemas de coordinación entre los pediatras de atención primaria y las Unidades de salud mental infantil, así como la accesibilidad a éstas.
* Garantizar la incorporación completa al colegio para todas las edades.
* Fomentar las actividades de ocio y muy especialmente las deportivas.
* Agilizar la vacunación en la población pediátrica, lo que permitiría reducir los contagios en esta edad, facilitando el contacto social y evitando cuarentenas. Normalizando, en definitiva, su vida.
* Aumentar el número de especialistas en psiquiatría infantil (por cierto, especialidad aún no reconocida) y psicología infantil.
* Aprobar e implementar la Ley de prevención del suicidio, con apartados específicos para adolescentes. El suicidio es la segunda causa de muerte en jóvenes entre 15 y 29 años.
* Implantar programas de promoción de la salud mental, prevención y detección temprana de la enfermedad mental.

Hay que hacer un esfuerzo para atender adecuadamente a niños, niñas y adolescentes, porque la demora hará que los problemas se cronifiquen.

Las vacunas como solución

Publicado hoy en el diario Información

Pasar tanto tiempo en casa me supone más tiempo de lectura. No soy la única, lo vienen diciendo los titulares de prensa: “El número de lectores aumentó durante el confinamiento”, ”La venta de libros digitales en España crece un 43% en el año de la pandemia”.

Uno de los últimos libros leídos ha sido “Némesis” de Philip Roth. Cuando terminé de leerlo pensé que cuando unos padres dudaran acerca de si vacunar o no a su bebé empezaría por recomendarles que lo leyeran. Es verano de 1944 en la ciudad de Nueva Jersey y, como otros veranos, empiezan a aparecer casos de polio… a partir de ahí conocemos en primera persona a los que van enfermando y los estragos de la epidemia. Todavía no se disponía de vacuna frente a la polio.

En España, en los años 1958 a 1963 se notificaron las cifras más altas de polio de la segunda mitad del siglo. En el año de mayor incidencia, 1958, la tasa fue de 700 casos por millón de habitantes, causando muchas muertes y parálisis a unos 2.000 niños al año.
En mayo de 1963, mediante un programa piloto, se inició la vacunación sistemática a los niños y niñas de las provincias de León y Lugo. En noviembre de ese mismo año se extendió al resto del territorio nacional. En 1988 se notificaron los últimos casos de polio autóctonos en España.

No solo ha sido la polio la beneficiada por la vacunación, otra muchas enfermedades que se cebaban en la infancia, difteria, tosferina, sarampión, rubeola, varicela, paperas, meningitis… van pasando a segundo plano gracias a las vacunas, que no se nos olvide.
Y gracias a toda la investigación en vacunas hemos podido disponer en un tiempo récord de una vacuna frente a la COVID-19. Llevábamos mucho camino andado.
Ahora toca preguntarnos ¿vamos a vacunar a la infancia y adolescencia frente a la COVID?.

Si hay un aspecto “positivo” en esta pandemia, es que está respetando a los niños y niñas, afortunadamente no son los protagonistas. Como si se tratara de una plaga bíblica, está pasando de largo sin afectarlos apenas. Tienen un cierto entrenamiento inmunitario frente al SARS-CoV-2 porque desde que salen al mundo se van enfrentando a tantos y tantos virus, incluidos otros coronavirus similares. Este entrenamiento les protege. Son capaces de desarrollar una respuesta inmune que controla rápidamente la infección antes de que el virus replique, frenando la infección a nivel local. Transmiten menos, pero la carga viral en niños y adultos son similares. Por todo esto no han sido prioritarios los estudios en niños y no toca de momento vacunar.

Hasta ahora ninguna de las vacunas existentes frente a la COVID-19 están autorizadas en menores de 16 años puesto que no se ha probado su eficacia ni su seguridad por debajo de esta edad. Pero todas las empresas farmacéuticas están realizando ensayos clínicos en niños y adolescentes y en un futuro próximo estarán concluidos los estudios. Por ejemplo en Pfizer-Biontech han comprobado ya la eficacia en mayores de 12 años y han iniciado estudios en bebés desde los 6 meses y hasta 11 años. Janssen también ha iniciado estudios en mayores de 6 meses en el que participan niños españoles.
Finalizados los estudios y vacunada la población adulta, será el momento de acometer la vacunación en los más pequeños para impedir que se conviertan en un reservorio del virus. Se debe dar prioridad a los que son de riesgo y a los adolescentes.

Protegerlos frente a la COVID-19 es una necesidad práctica, pues contribuye entre otros beneficios a alcanzar la inmunidad de grupo, y una obligación ética.

Alergia primaveral en tiempos COVID

La alergia primaveral, de la que solemos hablar cada año al llegar estos meses, es otra de las enfermedades que se está viendo modificada por la pandemia. Afortunadamente para bien.

Los niños y niñas que padecen alergia a pólenes suelen presentar clínica de estornudos en salvas, picor de nariz o garganta y moco claro abundante cuando entran en contacto con las partículas de polen. Cada planta tiene una época de polinización, aunque en la mayoría de las especies coincide con la primavera. En la web www.polenes.com, de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica, pueden consultarse los niveles ambientales de polen en todo el territorio nacional y el nivel de alerta. También existen App como “polen control” o “polen REA” que mantienen la actualización día a día.
Los síntomas son más floridos al estar en espacios abiertos, en el campo, los días soleados y secos, sobre todo si hay viento, y mejoran los días de lluvia.
Muchos niños, niñas y adolescentes también presentan clínica ocular con ojos rojos, picor y lagrimeo. Al igual que puede coexistir la rinitis alérgica o la rinoconjuntivitis con asma bronquial.

Los alergólogos llevan años aconsejando a sus pacientes con alergia a pólenes que usen mascarilla en sus actividades al aire libre, la verdad con poco éxito. Me sorprendió hace un par de años, en un viaje a Granada por estas fechas, el elevado número de personas que la llevaban; desde luego por aquí no ha sido habitual verlas.
Cualquiera de las mascarillas que usamos frente al SARS CoV-2 supone una barrera para el tamaño de los pólenes, que varía entre 15 y 40 micras. Eso sí, dado que deben ajustar bien por los lados, los pediatras alergólogos aconsejan las mascarillas homologadas FFP2. Además las FFP2 filtran hasta el 95% de partículas. Cuando no esté el coronavirus entre nosotros podrán volver a usar las mascarillas con válvula espiratoria, son más cómodas, pero este año no. ¡Cuánto hemos aprendido de todo ésto en el último año!.

En la época de mayores niveles de polinización, además de usar mascarilla y gafas de sol, se aconseja ventilar la casa pero cerrar ventanas después, viajar con ventanillas del coche cerradas y evitar actividades al aire libre.

La primavera pasada los alérgicos al polen tuvieron menos síntomas de rinitis. Esta primavera, por el invierno que hemos tenido con lluvias abundantes, es probable que haya una mayor producción de polen sobre todo de gramíneas, que junto a los pólenes de paritaria y olivo son los más frecuentes en el litoral mediterráneo. En Alicante se esperan valores entre 1.000 y 1.500 granos por metro cúbico de gramíneas, lo que supone una primavera leve.
Además, al seguir manteniendo medidas restrictivas frente a la COVID-19 y reducidas muchas de las actividades contaminantes como los vuelos o el tráfico, la contaminación ambiental ha disminuido. Con la mejora de la calidad del aire, la reducción de enfermedades respiratorias y el uso generalizado de la mascarilla, se espera que también este año sea una buena primavera para nuestros alérgicos al polen.

¿Qué hacemos este año con la vacunación antigripal en niños?

Nos ha ido llegando información de lo que ha pasado en el hemisferio sur con la gripe. Ellos van por delante y han terminado su temporada gripal
recientemente. Resumiendo: se observa un espectacular descenso de las cifras de infección por gripe en niños, mantenido incluso con la reapertura de los colegio. Países como Sudáfrica, Chile o Australia nos ofrecen sus datos, con cifras que alcanzan hasta un 99.4% de reducción en los niños de Australia. La causa, las medidas y restricciones impuestas frente a la COVID-19.

Pues bien, a pesar de estas buenas noticias no podemos tener seguridad de que dicho efecto ocurra en nuestro medio. Como nos dice el Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (CAV-AEP) “La cuestión de la interacción del SARS-CoV-2 con otros virus respiratorios, la competencia entre patógenos y el riesgo e impacto de la coinfección encierra muchas incertidumbres y está siendo ampliamente debatida”. Por ello todas las Sociedades Científicas de Pediatría de la Comunidad Valenciana, en línea con las recomendaciones emitidas por el CAV-AEP y las aprobadas por la Comisión de Salud Pública del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, nos recuerdan que la vacunación antigripal adquiere gran relevancia esta temporada.

No hay tratamiento específico frente a los virus, por tanto la prevención es nuestra mejor arma. Es prioritario aumentar la cobertura de vacunación en niños y adolescentes, poniendo el foco en los que tienen un mayor riesgo de presentar complicaciones y en aquellos que pueden transmitir la enfermedad a otros que también las tienen. Y hablamos de prioridades, sabiendo que la OMS considera que la vacunación antigripal infantil universal debería ser el objetivo a valorar, pero somos conscientes de que esta recomendación de vacunación ampliada corresponde a las autoridades sanitarias e implica disponibilidad de dosis suficientes de vacuna.

Concretando, ¿qué niños han de vacunarse?:
Los mayores de 6 meses con enfermedades crónicas, problemas del corazón, problemas respiratorios como asma o fibrosis quística, niños celíacos, con cáncer, con síndrome de Down, con problemas neurológicos, con problemas de inmunidad, obesidad importante o prematuros menores de 32 semanas durante sus 2 primeros años de vida. También niños y adolescentes institucionalizados.
Los mayores de 6 meses que conviven con personas mayores de 60 años con enfermedad crónica.

Las vacunas adquiridas por la Consellería de Sanidad Universal y Salud Pública en esta campaña de vacunación antigripal 2020-21 para los menores de 15 años son las siguientes:
VAXIGRIP TETRA®: Es una vacuna antigripal tetravalente que está indicada en adultos y niños de más de 6 meses. Se utiliza preferentemente en niños hasta los 14 años. INFLUVAC TETRA®: Es una vacuna antigripal tetravalente que según ficha técnica está indicada en adultos y niños de más de 3 años. CHIROFLU®: Es una vacuna antigripal trivalente que está indicada en adultos y niños de más de 6 meses.

Si tu hijo o hija está en los grupos de riesgo no dudes en pedir cita con tu enfermera para la vacunación antigripal. ¡Protégele y protege a tus mayores!.

Tiempo de protocolos

Publicado hoy en el Suplemento de Salud del diario Información

Desde el inicio de curso se suceden noticias en la prensa denunciando los problemas que sufren las familias en el día a día escolar. La mayoría ocasionados por la falta de información de los protocolos COVID en los centros educativos.
Sin ir más lejos, el pasado día 6 era portada de este diario “Los niños que faltan un día a clase necesitan un certificado médico para volver al colegio”. Padres y madres denunciaban no poder reincorporar a sus hijos a la escuela tras una ausencia, a veces de un solo día y no por motivo de enfermedad. Se negaban a admitirlos si no llevaban un “certificado médico” de que no tenían COVID.
Al día siguiente nuevos titulares aclaraban que no era necesario. ¿Se dan estos hechos por la interpretación que cada colegio hace en relación al protocolo?.

No me cansaré de insistir que es fundamental informar, es necesaria una didáctica de la pandemia. Los protocolos que dicta la Conselleria de Sanidad en relación a los centros educativos han de transmitirse con claridad a la Conselleria de Educación y ésta a su vez a las distintas direcciones de los Centros. Evitemos que funcionen como pequeños reinos de Taifas.
Por otro lado información a la población, a las familias. Es vital, en la situación de pandemia que sufrimos, empoderar a la sociedad civil.

¿Pero qué dice el protocolo de la Conselleria?
El último es el de 6 de octubre. La web no está actualizada, al menos a día de hoy jueves, y mantiene el de septiembre. Sólo hay que teclear en google “Conselleria Sanitat” y aparece “GVA coronavirus”. Por cierto, la Generalitat Valenciana ha habilitado un teléfono de información para atender cualquier duda en relación al coronavirus. Es el 900 300 555.

Vayamos al protocolo. Lo primero es que “La familia o representantes legales del alumno o alumna y el alumnado mayor de edad, firmarán un compromiso, antes del inicio del curso escolar, de acudir sin síntomas al centro”. Repasados los síntomas por los que no deben acudir al centro educativo, fiebre como criterio principal, vienen a ser los mismos que siempre hemos aconsejado los pediatras para que los niños y niñas se queden en casa. Por respeto a ellos, porque precisan unos cuidados y atención que la escuela no puede darles, y por respeto a sus compañeros, para evitar contagios.

Otro punto importante es que “El alumno o alumna, así como el personal del centro se podrán incorporar al centro educativo, cuando se haya cumplido el periodo de aislamiento preventivo indicado por el protocolo sanitario vigente”. Quedan claros en el protocolo los periodos estipulados, tanto si se trata de un contacto como si ha sufrido la enfermedad. Si se trata de otro proceso infeccioso se reincorporará cuando ya esté asintomático, como siempre.
En ningún momento será necesario un certificado médico para la reincorporación al centro educativo.

Facilitaría que existiera la enfermera escolar. Excepcionalmente algún colegio público la tiene, contratada sólo 4 h. a la semana a cargo del Ayuntamiento, y sí la mayoría de los concertados y privados. Hoy más que nunca es necesaria esa profesional. ¿No sería factible que Educación tuviera una enfermera a tiempo completo para varios colegios?.

No podemos admitir situaciones como las que se denunciaban, niños que se quedan en casa sin estar enfermos porque han faltado un día al cole y les impiden incorporarse. Los protocolos han de estar claros y transmitirse así a los Centros, porque de lo contrario estaríamos incurriendo en un maltrato a niños y niñas al impedir su derecho a ir a clase estando sanos.

La estúpida añoranza

Publicado hoy en el diario Información

Me duele leer en redes sociales insultos a los profesionales sanitarios o comentarios despectivos, algunos añorando a aquellos médicos y pediatras que atendían a 80 o 100 personas en dos horas y media, “esos sí que trabajaban”. La misma estúpida añoranza, por ejemplo, de los que recuerdan tomar leche recién ordeñada, “aquello sí que era leche”.

Soy mayor pero no llegué a vivir los primeros años de pediatría ambulatoria. Sí he conocido a compañeros que la ejercieron desde la década de los 60, algunos buenos amigos. Fue en 1958 cuando se instaura en el Seguro Obligatorio de Enfermedad (SOE) la figura del Pediatra de zona, que atendían a un “cupo” de niños menores de 7 años. Realizaba una atención exclusivamente asistencial, sin funciones preventivas, con una dedicación de dos horas y media de consulta al día y con disponibilidad para “avisos” a domicilio. Mi amigo el Dr. José Vera, pediatra en Elche desde 1966, contaba que fueron años muy duros, con decenas de visitas a domicilio, a menudo hasta entrada la noche. Además el SOE daba cobertura inicialmente apenas al 25% de la población y el sueldo de los pediatras era ínfimo, por lo que se veían en la necesidad de tener consulta privada. Todo esto se traducía en vivir de lunes a sábado dedicado en exclusiva a trabajar, en jornadas maratonianas sin vida privada. Fueron los pioneros. Mi profundo respeto a aquellos primeros pediatras de cabecera. Por si no lo sabéis, España fue precursora en Europa de la atención a la infancia a nivel ambulatorio. 

Han habido muchos cambios, demográficos, sociales, científicos, tecnológicos y con ellos la atención sanitaria. No cabe la añoranza.

Pero a lo que iba, si mucha gente no entiende el funcionamiento actual de los Centros de Salud, será que no se está explicando bien. Y mientras una mayoría mantiene una actitud respetuosa con los profesionales sanitarios, otros no.

En estos tiempos de pandemia son necesarios dirigentes con capacidad de liderazgo y qué pena que brillen por su ausencia. Qué falta hace que alguien dirija el rumbo y que, entre otras muchas cosas, mantenga canales de información a la población claros, continuos, didácticos, una labor pedagógica de la pandemia que no sólo facilitaría la adhesión a las normas preventivas, también daría seguridad a la población y facilitaría el trabajo de los profesionales sanitarios.

Nosotros echamos en falta que no se haya explicado lo suficientemente bien el funcionamiento actual de los Centros de Salud. Todos debemos hacerlo, cada uno desde el ámbito y la responsabilidad que tiene. Nuestra Conselleria tendría que estar realizando una labor informativa de cómo acceder al primer nivel de asistencia sanitaria y el porqué de estas medidas, asumiendo así la responsabilidad última de la organización del trabajo en los Centros y respaldando a los profesionales. Tendría que haberlo explicado por el bien de todos. 

Desde estas líneas aporto mi grano de arena informando porqué sigue siendo necesario acceder al Centro de Salud mediante contacto telefónico. 

De entrada lo más importante: permite filtrar pacientes con síntomas sospechosos COVID, por lo que si ha de acudir a consulta se le citará en un circuito diferenciado de acceso y valoración con todas las medidas necesarias. Si son síntomas leves se le estudiará y seguirá desde casa, evitando desplazamientos.

En segundo lugar: evita la acumulación de pacientes en las salas disminuyendo los contagios.

Realizar este triaje telefónico permite también solucionar muchas consultas de asesoramiento, problemas administrativos o diagnosticar y tratar problemas sanitarios menores.

Por último y muy importante, si tras hablar por teléfono es necesario explorar y valorar, se citará presencialmente.  

No olvidéis que se toman estas medidas POR LA SEGURIDAD DE TODOS.