Los primeros rayos de sol…

niños en la playa 5

Hoy en el Suplemento de Salud del periódico Información,  Andrea Oliva Ródenas, Residente de Medicina Familiar y Comunitaria de mi Centro de Salud, publica este artículo. ¡Gracias Andrea!

A pesar de los días lluviosos que estamos teniendo en esta última semana, se dejan ver los primeros rayos de sol que avecinan la llegada del buen tiempo.

La radiación ultravioleta es el principal factor de riesgo para el desarrollo de cáncer de piel. Nuestra piel tiene memoria y se ha relacionado la excesiva irradiación solar en la infancia con el desarrollo de cáncer de piel en la edad adulta. Por ello, es muy importante insistir en una correcta fotoprotección.

Las medidas de fotoprotección no solo consisten en el uso de cremas protectoras, sino en la protección con ropa, gorros y con gafas de sol, así como en evitar la exposición en las horas de mayor irradiación solar (entre las 12 y las 16 horas). Es tan importante todo lo anterior como una buena educación acerca de fotoprotección tanto a los niños como a los padres.

Los fotoprotectores se deben de utilizar de forma adecuada para que su uso sea beneficioso.  Se deben aplicar unos 30 minutos antes de la exposición solar y volverlos a aplicar cada 2 horas o cada vez que sea necesario tras actividades que puedan eliminar la crema de la piel como tras el baño o tras sudoración intensa.
El factor de protección solar (FPS) es un índice que mide la capacidad protectora de un filtro frente a los efectos nocivos del sol. El número del FPS indica la relación entre el tiempo que podemos estar expuestos al sol antes de aparecer eritema solar con el fotoprotector respecto al tiempo que tardaría en aparecer sin el fotoprotector. Así un FPS de 30, por ejemplo, indica que con el filtro el eritema solar tardaría 30 veces más tiempo en aparecer que sin él.
 No se recomienda el uso de fotoprotectores en menores de 6 meses, así como tampoco se recomienda en estas edades la exposición directa al sol, debiendo mantenerlos bajo una sombra y cubiertos con ropa. En los mayores de 6 meses se deben usar filtros que cubran UVA y UVB y que sean resistentes al agua y al sudor.

Ir tapado con ropa es una medida fácil de evitar la exposición a la radiación solar, pero no todos los tejidos protegen de la misma manera. El factor de protección ultravioleta (FPU) de un tejido, es la protección que un tejido ofrece ante los rayos ultravioleta. La protección es mayor cuanto más grueso y tupido sea el tejido, así como los colores más oscuros, que incrementan el grado de protección. Para la protección de la cara, es muy importante el uso de gorras y sombreros, con ala suficientemente grande para que cubra la cara. Para una buena protección ocular, se deben de utilizar gafas de sol, al igual que en los adultos, con filtros solares para la radiación ultravioleta.

Para terminar, recordar que no hay que olvidarse de la protección en los días nublados, ya que las nubes solamente reducen la radiación solar en un pequeño porcentaje, no frenan por completo los rayos solares.

Los niños, con ropa mejor

 

Hablaba en la entrada anterior de fotoprotectores en la infancia. Pues bien, necesito retomar el tema para empezar por el principio, para hablar de la protección más fácil, lógica y eficaz: taparnos con ropa que, junto a ponernos en la sombra, también es la más barata.
No estoy de broma, cada año recomiendo más a los padres que lleven a los niños con ropa a la playa o a la piscina, sobre todo a los más pequeños.
Recuerdo en mi infancia, cuando no debían existir fotoprotectores, bañarme con camisa por mi piel tan blanca, a pesar de lo cuál cada año me quemaba. Hoy afortunadamente disponemos de tejidos con factor de protección ultravioleta (FPU), el equivalente al factor de protección solar (FPS) de las cremas solares.

La primera normativa publicada sobre los métodos para determinar el factor de protección ultravioleta (FPU) de la ropa fue el Standard Australia/Nueva Zelanda, que establece una clasificación según el FPU:
Tejido con FPU entre 15-24 se considera una buena protección porque transmiten entre un 4,2-6,7 % de radiación UV.
Tejidos con FPU entre 25-39 se considera una protección muy buena porque transmiten entre 2,6 y 4,1 % de radiación UV.
Tejidos con FPU = o >40 se considera una protección excelente porque transmiten menos del 2,5 % de la radiación UV.

Aumenta cuanto menores son los espacios entre los hilos y mayor es el peso y grosor del tejido: el algodón, viscosa y lino, por ejemplo, tienen menos FPU que nailon, lana, seda y poliéster. Es mayor en los colores oscuros que en los claros. Una tela de las que menos rayos ultravioleta deja pasar es la vaquera azul marino o negra; una camiseta blanca de algodón ofrece una protección 12 y una negra 20. También varía el FPU con la humedad: el FPU disminuye cuando el algodón está húmedo; siguiendo con el ejemplo de la camiseta blanca, si nos bañamos con ella el FPU baja a 2. Por el contrario, el lavado aumenta el FPU en el algodón y también los tintes aumentan de tres a cinco veces el grado de protección de un tejido, sobre todo los tintes de color oscuro.

Por tanto, una cosa es combatir el calor con ropas frescas, tejidos naturales y claros y otra protegernos de las radiaciones. Si queremos usar la ropa como protección solar tendríamos que usar prendas de vestir frescas, ligeras, que cubran la mayor superficie corporal y con FPU mayor de 30, pero no es fácil, pues tienen un UPF > 30 las prendas con más del 70% de lana, o la lycra que tiene un FPU de 50 y no es plan de vestir a nuestros niños o a nosotros mismos con esos tejidos oscuros con la que está cayendo.

La solución pasa por combinar que el tejido sea transpirable y que no de calor y por otro que bloquee la radiación ultravioleta. La industria lleva ya unos años en ello y hoy día disponemos de ropa, bañadores, gorras, camisetas, camisas y pantalones, con alto nivel de protección, estén secos o mojados. Son ya muchas las marcas y tiendas que ofrecen esta ropa, lo indica en su etiquetado, con precios razonables y creo que es una buena alternativa para el tiempo del baño o de las actividades al aire libre.

Fotoprotección en la infancia

La radiación ultravioleta es el principal factor de riesgo para el desarrollo de cáncer de piel, y es esta radiación acumulada durante la infancia la que implica el mayor riesgo. Por eso, año tras año, al llegar a esta época volvemos a insistir en la necesidad de una correcta fotoprotección.

Llamamos fotoprotección endógena a todos aquellos mecanismos naturales de protección frente el daño celular que puede ocasionar la radiación ultravioleta y fotoprotección exógena a las acciones que podemos utilizar externamente para proteger la piel del sol, como la ropa, gafas de sol o las cremas protectoras.
¿Qué tipos de fotoprotectores hay?:
Los fotoprotectores se dividen en fotoprotectores físicos y químicos. Los químicos absorben la radiación UVA, otros absorben la UVB o ambos tipos de radiación. Los fotoprotectores físicos o pantallas minerales actúan como una barrera física, absorbiendo y dispersando la radiación ultravioleta, así como la luz visible y los infrarrojos.
Los fotoprotectores sólo son beneficiosos si se usan de forma adecuada: aplicarlos unos 30 minutos antes de la exposición solar y reaplicarlos cada 2 horas o bien tras actividades que puedan eliminarlos de la piel como el ejercicio intenso, tras nadar o secarse con la toalla.

¿Qué es el factor de protección solar (FPS)?:
El FPS es un índice que mide la capacidad protectora de un filtro frente a los efectos nocivos del sol. El número del FPS indica la relación entre el tiempo que podemos estar expuestos al sol antes de aparecer eritema solar con el fotoprotector respecto al tiempo que tardaría en aparecer sin el fotoprotector. Así un FPS de 30, por ejemplo, indica que con el filtro el eritema solar tardaría 30 veces más tiempo en aparecer que sin él.

La FDA (Food and Drug Administration de EEUU) no recomienda el uso de fotoprotectores en menores de 6 meses, por tanto a estas edades deben cubrirse con ropa. En los mayores de 6 meses se deben usar filtros de FPS > o = 25, que cubran UVA y UVB y que sean resistentes al agua y al sudor.
El papel de dermatólogos y pediatras es el de concienciar a las familias, a los niños y adolescentes, de la importancia que tiene una correcta protección frente al sol. Es necesario educar a los niños en el uso de fotoprotectores cuando practiquen actividades al aire libre lejos de los padres como por ejemplo en excursiones del colegio. Es mucha la exposición solar en la infancia, se estima que entre el 50 y el 80% del daño ocasionado por el sol que un individuo sufre a lo largo de su vida se produce durante su infancia y adolescencia; nuestra piel tiene “memoria” y almacena las sucesivas veces que hemos sometido nuestra piel a un sol excesivo.
Por último recordar otras medidas de prevención: no tomar el sol de 11 de la mañana a 4 de la tarde, exponerse al sol progresivamente y utilizar gafas solares, gorros y camisetas en caso de permanecer mucho tiempo en la playa.

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