¿Es necesario volver a hablar de protección solar?

Con las buenas temperaturas y las ganas de salir que tenemos las playas se han llenado. Y como otros años, al llegar la temporada veraniega, hablamos de protección solar. Pero ¿es necesario?.

A estas alturas sabemos mucho del tema, llevamos años dando información acerca de los peligros que supone la exposición a la luz solar, principal factor de riesgo para el desarrollo de cáncer de piel. Todo empieza por las mutaciones en el material genético de las células de la piel provocadas por los rayos ultravioleta (UV). A corto plazo esta radiación provoca la quemadura solar y a la larga cáncer de piel. Es verdad que vemos menos quemaduras pero los casos de cáncer de piel aumentan cada año. Aunque afectan a los adultos, sabemos que la radiación UV del sol, acumulada durante la infancia, es la que implica el mayor riesgo. Nuestra piel tiene memoria y almacena las sucesivas veces que la hemos sometido a un sol excesivo. 

Está demostrado que la piel de un niño es más susceptible al daño derivado de la radiación UV, sus mecanismos de defensa son menos eficaces y además son los años de mayor exposición solar.

Por todo ésto vuelvo a insistir en la necesidad de una correcta fotoprotección. Es muy importante lograr una mayor concienciación social y cambiar de una vez por todas nuestros hábitos de exposición solar. 

Hablar de fotoprotección es hablar de sentido común. Ir tapado con ropa, limitar el tiempo que pasamos al sol y ponernos siempre que podamos a la sombra, es la protección mas fácil, lógica y eficaz. Y esto vale para todas las edades y todos los tonos de piel. 

Siempre insistimos en evitar estar al sol, sobre todo, entre las 11 de la mañana y 4 de la tarde y exponerse progresivamente.

En cuanto a los fotoprotectores, sabéis que pueden ser químicos, físicos o mixtos y que no es aconsejable su uso en menores de 6 meses. Los químicos absorben la radiación solar y la transforman en otros tipos de energía que no produce daño cutáneo. Los físicos o pantallas minerales actúan como una barrera física, dispersan y reflejan la radiación lumínica que incide sobre ellos, son los menos cosméticos porque actúan como pantalla opaca, son menos alergénicos y están especialmente indicados en niños. 

El Factor de Protección Solar (SPF) es un índice que mide la capacidad protectora. Usaremos un SPF mínimo de 30. Tampoco superior a 50 porque no aporta nada. Nunca utilizar aceites solares.

Aplicarlo 30 minutos antes de salir al aire libre y repetir cada 2 horas, tras estar tiempo en el agua o sudar mucho. 

Otras medidas: ir tapados con ropa, utilizar gafas de sol para proteger los ojos; llevar sombrero, mejor si es con ala ancha para proteger cara, orejas, nariz y cuello. 

En cuanto a qué ropa es la más adecuada, tendríamos que usar prendas de vestir frescas, ligeras, que cubran la mayor superficie corporal. Afortunadamente también se vienen fabricando prendas con tejidos que ofrecen protección frente a los rayos UV para las actividades al aire libre. El Factor de Protección Ultravioleta (FPU) de un tejido es el equivalente al FPS en cremas solares. Tejido con FPU a partir de 15 se considera una buena protección.

Tomar conciencia de lo importante que es cambiar nuestros hábitos de exposición solar no solo es una medida de prevención frente al cáncer de piel, es también otro hábito de vida saludable en el que estaremos educando a nuestros hijos e hijas desde la infancia.

Otras entradas acerca de fotoprotección:

¿Qué protector solar me aconseja?

Hablemos de ropa y protección solar 

Estos días de verano… ¡Protégelos! 

Fotoprotección en la infancia: ¿somos unos histéricos de la fotoprotección? 

Fotoprotección en la infancia 

¿Qué protector solar compro?

El sábado pasado, en el suplemento de salud del periódico Información, publiqué este artículo. ¡Empieza el verano!

Parece que, por fin, el verano ha llegado. Los procesos infecciosos, sobre todo de vías respiratorias que convierten nuestras salas de espera en un concierto de toses, han ido disminuyendo y se inician otras consultas propias de “la temporada”: prevención de las picaduras, ¿sirven para algo la multitud de productos que se venden para evitarlas?, ¿que fotoprotector compro?….

Pues bien, hagamos un repaso de la fotoprotección por la importancia que tiene. No hay excusas para que sigamos viendo quemaduras solares cada verano, aunque habitualmente el niño que acude por quemadura solar se ha puesto protección pero, o la ha puesto de forma irregular y han quedado zonas sin crema, o ha olvidado administrarla más veces a lo largo del tiempo de exposición.

Para empezar, la mejor protección es no exponernos en las horas de mayor radiación y hacerlo progresivamente, ponernos a la sombra e ir tapados con ropa, gorro o sombrero con ala para proteger cara, orejas, nariz y cuello, ¡sentido común!. Y no olvidemos las gafas protectoras solares.
Pero, ¿qué ropa es la más adecuada?. Sin entrar en profundidades debéis conocer que la ropa tiene un factor de protección ultravioleta (FPU), el equivalente al FPS en cremas solares. Se ha establecido una clasificación según el FPU:
* Tejido con FPU entre 15-24 se considera una buena protección porque transmiten entre un 4,2-6,7 % de radiación UV.
* Tejidos con FPU entre 25-39 se considera una protección muy buena porque transmiten entre 2,6 y 4,1 % de radiación UV.
* Tejidos con FPU = o >40 se considera una protección excelente porque transmiten menos del 2,5 % de la radiación UV.
Hoy día podemos adquirir prendas en multitud de establecimientos o a través de internet, cuyos tejidos sean transpirables y que no den calor y que también bloqueen la radiación ultravioleta.

En cuanto a los fotoprotectores ya sabéis que se clasifican en químicos y físicos: los químicos absorben la radiación solar y la transforman en otros tipos de energía que no produce daño cutáneo y los físicos o pantallas minerales actúan como una barrera física, dispersan y reflejan la radiación lumínica que incide sobre ellos, son menos alergénicos que los químicos y por ello están especialmente indicados en niños. Y por último están los mixtos: una mezcla de filtros químicos y físicos.

A la hora de comprar un protector solar hay que tener en cuenta:

El factor de protección solar (FPS), que es un índice que mide la capacidad protectora de un filtro frente a los efectos nocivos del sol. El número del FPS de un fotoprotector indica la relación entre el tiempo que podemos estar expuestos al sol con él antes de que aparezca el eritema solar, respecto al tiempo que tardaría en aparecer sin el fotoprotector. Un factor 30 a 50 es suficiente, más del 50 no ofrece beneficio adicional, al igual que tampoco sirve aplicar capas de crema superpuestas. En cuanto a la etiqueta de “resistente al agua”, ¡ojo!, en realidad no deberían de anunciarse como resistentes al agua sin más, más bien deberían revelar cuánto tiempo dura la crema en el cuerpo tras el contacto con el agua, por ejemplo, “resistente al agua durante 40 minutos”, pues permitiría saber cuando debemos aplicar la crema de nuevo.
Nunca utilizar aceites solares, según los dermatólogos habría que prohibirlos.

No se recomiendan fotoprotectores en los menores de 6 meses aunque ya existen en el mercado cremas con filtros exclusivamente físicos que se publicitan para los primeros meses de vida, pero la FDA (Food and Drug Administration de EEUU) no los aconseja; en mi opinión el aplicar la crema da una falsa sensación de protección. Lo mejor, como decía al inicio, no exponerlos y cubrirlos con ropa.

Es mucha la exposición solar en la infancia, se estima que entre el 50 y el 80% del daño ocasionado por el sol que un individuo sufre a lo largo de su vida se produce durante su infancia y adolescencia, porque en esta etapa de la vida la piel es más susceptible al daño derivado de la luz solar, sus mecanismos de defensa son menos eficaces.
Protejamos pues la piel de nuestros hijos e hijas e inculquemos la importancia de cuidarla a nuestros adolescentes, porque está demostrado que nuestra piel tiene “memoria” y almacena las sucesivas veces que hemos sometido nuestra piel a un sol excesivo.

Estos días de verano… ¡Protégelos!

Hoy se ha publicado en el periódico Información este artículo escrito por Maria Teresa Marchena Rojas, Residente de Medicina Familiar y Comunitaria de nuestro Centro de Salud. ¡Muchas gracias Maite!, ha sido un placer tenerte como Residente.

El verano ya ha llegado y con él las altas temperaturas, las vacaciones y las visitas a la playa. Sabemos con certeza que la exposición prolongada al sol es dañina para nuestra piel. Las radiaciones solares, fundamentalmente las ultravioleta de tipo B (UVB) y las del tipo A (UVA) son capaces de producir mutaciones en el material genético (ADN) de las células de la epidermis (la capa más superficial de la piel) e impedir su reparación, iniciándose así el proceso de formación de cáncer.

El cáncer de piel es una enfermedad maligna producida por la división y crecimiento descontrolado de las células que la forman. Se distinguen dos formas: el melanoma y los carcinomas cutáneos.
Por ello, es tan importante que contemos con medidas de prevención cuando nos expongamos a estas radiaciones solares, y que eduquemos a las nuevas generaciones para crear hábitos de vida saludables desde la infancia. Precisamente durante la niñez y la adolescencia es cuando mayor exposición solar mantenemos, de ahí la importancia de la concienciación sobre la prevención desde el principio.

Hablando de las medidas preventivas, ¿con cuáles contamos para protegernos y a nuestros pequeños? Llevando una actitud responsable y consciente ya empezamos a proteger: colocarse en la sombra durante las horas más dañinas (entre las 12 y las 16h), taparse con ropa: las camisas de manga larga y los pantalones largos cubren más cantidad de piel, los colores oscuros protegen más que los claros, las telas con un tejido más tupido ofrecen una mejor protección que las telas con un tejido más suelto, la ropa seca protege mejor que la mojada, es importante cubrir también la cabeza con un sombrero o una gorra, llevar gafas de sol con cristales polarizados que protejan nuestros ojos…

Además de todas estas medidas, es necesario cubrir nuestra piel con fotoprotectores, los tenemos en varias formas de presentación: cremas, leches, lociones, sprays, incorporados en maquillajes… con mayor hidratación para pieles secas, o los llamados “oil-free” para pieles grasas con tendencia acneica, etc. En niños están contraindicados en menores de 6 meses. Los hay de dos tipos: los fotoprotectores químicos y los físicos. Los químicos, también llamados orgánicos, son sustancias que aplicadas en la piel absorben los fotones de la luz del sol. Son más alergénicos que sus compañeros los físicos, por lo que está restringido su uso en niños. Las sustancias más usadas: los PABA (ácido para-amino benzoico) y sus derivados. Los fotoprotectores físicos o inorgánicos son sustancias que aplicadas en la piel reflejan la luz solar como un espejo (no absorben la radiación). Son menos alergénicos que los químicos y por ello están especialmente indicados en niños. Los más usados, la mica, el dióxido de titanio, el óxido de zinc, salicilatos, talco…etc
Deben untarse en la piel 30 minutos antes de la exposición solar, y reponerlos a las 2 horas o tras el baño o actividades que hagan que la piel produzca mucha sudoración.

Por tanto, este verano no arriesgues tu piel y la de los tuyos, haz una correcta prevención de las enfermedades cutáneas y ayúdanos a promover la salud concienciando de la importancia de estas medidas fotoprotectoras y… ¡a disfrutar del verano de una forma responsable!.

Otras entradas que hablan de fotoprotección:

Fotoprotección en la infancia: ¿somos unos histéricos de la fotoprotección?

Hablemos de ropa y protección solar

Fotoprotección en la infancia

¿Qué protector solar me aconseja?

No sé la temperatura de hoy, pero casi 30º seguro… y las mamás ya empiezan a preguntar por los protectores solares, lógico!.

De entrada enlazo con lo ya publicado y que creo de interés: Fotoprotección en la infancia y Fotoprotectores y publicidad.

Y recordad las medidas de prevención:

  • Utilizar gafas solares contra los UV, gorros o sombreros con ala y camisetas o ropa con tejidos de trama tupida y no blancos, no elásticos, preferiblemente de algodón.
  • No tomar el sol de 11 de la mañana a 4 de la tarde.
  • Utilizar protección solar superior al 15, un factor 30 es suficiente; cuando hablan de cremas solares con protección mayor de 50 o «pantalla total» incurren en publicidad que podriamos catalogar como engañosa porque no existe la protección total.
  • Aplicar el protector solar al menos 30 minutos antes de tomar el sol. Aplicarlo por toda la superficie expuesta, no dejar zonas sin crema y volver a aplicarla tras el baño y alguna otra vez si permanece mucho tiempo al aire libre.
  • Por último recordad que la FDA (Food and Drug Administration de EEUU) no recomienda el uso de fotoprotectores en menores de 6 meses, por tanto a estas edades deben cubrirse con ropa.

 

Quizás también te interese:

 Teo va a la playa con protección solar

 

El melanoma: ¿un problema pediátrico?

Los dermatólogos alertan del aumento de la incidencia del melanoma (cáncer de piel) y, aunque afecta a personas a partir de la adolescencia, es necesario tocar el tema desde un punto de vista pediátrico.

¿Por qué?: Debemos tener conciencia de este problema, en cuyo origen está implicada la excesiva exposición al sol, sobre todo cuando se han producido quemaduras en la infancia y adolescencia. La piel tiene memoria, el efecto nocivo del sol es acumulativo, por eso hablaremos de prevención del melanoma desde una «mirada pediátrica».

Para empezar…

La energía solar está compuesta de rayos de luz visible (colores del arco iris), luz invisible ultravioleta (UV): UVA, UVB y UVC, calor y otras radiaciones. Los rayos UVC son absorbidos por la atmósfera y los rayos UVA y UVB llegan a la piel y lesionan las células cutáneas a corto plazo (quemadura, bronceado, fotosensibilidad) y a largo plazo (arrugas, manchas y cáncer de piel). Los rayos UV tienen mayor intensidad durante los meses de verano y las horas centrales del día. También influye la altitud: la intensidad de los rayos solares es un 20% mayor a 1.500 metros que a nivel del mar.  En los días nublados, aunque podemos no tener calor, al haber vapor de agua la dispersión de los rayos UV aumenta y produce un incremento de la exposición. Otro factor a tener en cuenta es la reflexión de los rayos UV en las distintas superficies: el agua refleja menos del 10%, la arena entre un 10-25% y la nieve hasta un 80% de los rayos UV.

Por otro lado…

Hay que hablar también de la piel, de su color, del color de los ojos y del cabello y así determinar el grado de sensibilidad de una persona a los rayos ultravioleta. Clasificamos en fototipos del I al VI. El I corresponde a personas de piel muy clara, con pecas, ojos claros y cabello pelirrojo o Rubio. El VI la persona de piel negra o marrón oscura. En España predomina el fototipo IV que corresponde a la raza caucásica.

Y ahora qué…

Es necesario proteger la piel y los ojos de los rayos UV estando a la sombra; con ropa, sombrero y gafas de sol adecuadas; aplicar cremas con protección solar unos 30 minutos antes de salir y repetiremos la aplicación tantas veces como sea necesario mientras dure la exposición. Evitar las horas centrales del día, procurar no pasar mucho tiempo al sol y hacer, en todo caso, una exposición progresiva. A partir de la adolescencia es conveniente favorecer el hábito de mirarse la piel: autoexploración con la ayuda de un espejo, sin olvidar mirarse entre los dedos y las plantas de los pies, así como genitales. Si ha salido una mancha, un lunar nuevo o un lunar ha cambiado de color o forma debemos acudir al médico.

Ser conscientes de los peligros que la exposición al sol conlleva es el mejor de los seguros para disfrutar estos meses. ¡Feliz verano!.

Quizás también te interese:

Fotoprotectores y publicidad

Fotoprotección en la infancia

La radiación ultravioleta es el principal factor de riesgo para el desarrollo de cáncer de piel, y es esta radiación acumulada durante la infancia la que implica el mayor riesgo. Por eso, año tras año, al llegar a esta época volvemos a insistir en la necesidad de una correcta fotoprotección.

Llamamos fotoprotección endógena a todos aquellos mecanismos naturales de protección frente el daño celular que puede ocasionar la radiación ultravioleta y fotoprotección exógena a las acciones que podemos utilizar externamente para proteger la piel del sol, como la ropa, gafas de sol o las cremas protectoras.
¿Qué tipos de fotoprotectores hay?:
Los fotoprotectores se dividen en fotoprotectores físicos y químicos. Los químicos absorben la radiación UVA, otros absorben la UVB o ambos tipos de radiación. Los fotoprotectores físicos o pantallas minerales actúan como una barrera física, absorbiendo y dispersando la radiación ultravioleta, así como la luz visible y los infrarrojos.
Los fotoprotectores sólo son beneficiosos si se usan de forma adecuada: aplicarlos unos 30 minutos antes de la exposición solar y reaplicarlos cada 2 horas o bien tras actividades que puedan eliminarlos de la piel como el ejercicio intenso, tras nadar o secarse con la toalla.

¿Qué es el factor de protección solar (FPS)?:
El FPS es un índice que mide la capacidad protectora de un filtro frente a los efectos nocivos del sol. El número del FPS indica la relación entre el tiempo que podemos estar expuestos al sol antes de aparecer eritema solar con el fotoprotector respecto al tiempo que tardaría en aparecer sin el fotoprotector. Así un FPS de 30, por ejemplo, indica que con el filtro el eritema solar tardaría 30 veces más tiempo en aparecer que sin él.

La FDA (Food and Drug Administration de EEUU) no recomienda el uso de fotoprotectores en menores de 6 meses, por tanto a estas edades deben cubrirse con ropa. En los mayores de 6 meses se deben usar filtros de FPS > o = 25, que cubran UVA y UVB y que sean resistentes al agua y al sudor.
El papel de dermatólogos y pediatras es el de concienciar a las familias, a los niños y adolescentes, de la importancia que tiene una correcta protección frente al sol. Es necesario educar a los niños en el uso de fotoprotectores cuando practiquen actividades al aire libre lejos de los padres como por ejemplo en excursiones del colegio. Es mucha la exposición solar en la infancia, se estima que entre el 50 y el 80% del daño ocasionado por el sol que un individuo sufre a lo largo de su vida se produce durante su infancia y adolescencia; nuestra piel tiene “memoria” y almacena las sucesivas veces que hemos sometido nuestra piel a un sol excesivo.
Por último recordar otras medidas de prevención: no tomar el sol de 11 de la mañana a 4 de la tarde, exponerse al sol progresivamente y utilizar gafas solares, gorros y camisetas en caso de permanecer mucho tiempo en la playa.

Quizás también te interese:

Protección solar: prevención cáncer de piel
Teo va a la playa con protección solar