Volviendo la mirada: niños y escuela en la España del XIX


Me gusta la historia, es necesaria esa mirada hacia atrás, conocer el camino recorrido hasta hoy.
Leo estos días, ahora que empieza el curso escolar, los inicios de la escolarización de los niños en España.

Al iniciarse el siglo XX la mayoría de los niños españoles en edad escolar de las clases económicamente más desfavorecidas trabajaban.
Trabajos en el campo, en las minas, en las fábricas…en Barcelona, por ejemplo, existían a mediados del XIX 171 máquinas de vapor para tejer que empleaban a más de 25.000 obreros, de los que se calcula que un 15% eran niños. En un trabajo publicado en 1858 “Higiene del tejedor” se lee: “niños he visto de siete años trabajar trece horas completas por día” y, más adelante, “el látigo figura entre los instrumentos de trabajo, y cuando las pobres criaturas se rinden de sueño se les despierta con el látigo”. La explotación de los niños se describe en muchos textos de entonces como una de las mayores vergüenzas sociales españolas de la época.
En 1825 sabemos que hay escuelas, hay una real cédula que entre otras cosas dice: ”no se debe permitir que la escuela sirva de cárcel, panera o para otro objeto de servicio público”, nos podemos hacer una idea de lo que serían esos locales sin luz y sin ventilación.
Ya en 1837 una ley ordena crear una escuela por cada 2000 habitantes, es poco pero tampoco se cumple, no se mandan los niños a la escuela, se envían a trabajar desde los siete u ocho años.
En un decreto ley de 1869 se lee: “ El tristísimo estado de los medios materiales de enseñanza en la instrucción primaria, las frecuentes y dolorosas desgracias ocasionadas por los hundimientos de escuelas…”
En 1878 se publica un libro del arquitecto Repullés y Vargas sobre construcciones de escuelas, en él escribe: “Apenas hay un pueblo en España que tenga un edificio propio para escuelas (…) los padres no se atreven a enviar a sus hijos a recibir la primera instrucción porque temen catástrofes como las de Ruzafa y Albalate; en muchos pueblos el profesor da las clases casi a la intemperie, en patios y corrales, teniendo que suspenderlas los días de lluvia o excesivo frío; en otros pueblos sirve de escuela el portal de la casa del maestro, y en todos faltan absolutamente las condiciones de la enseñanza”. Este arquitecto fue el premiado en los concursos públicos para proyectos de escuelas.
En 1900 se aprueba una Ley de Protección a la Infancia en la que se prohibió el trabajo de los niños de ambos sexos menores de edad, pero la realidad socioeconómica sigue siendo la misma, hay que trabajar por necesidad. Es la generación de mis abuelos, ninguno de ellos fue a la escuela.

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