Rabietas

rabieta Ire2

 El pasado sábado, en el suplemento de Salud del periódico Información, mi compañero Mariano Mancheño, Pediatra de Altea, publicaba este artículo, que a los que tenéis hijos de esta edad seguro os será útil. ¡Gracias!. La foto, de mi sobrina Irene, no puede ser mejor imagen de esta etapa. 

Alrededor de los 2 años y medio nuestro hijo, aquel bebé adorable, mimoso y cómplice, parece otro. En ocasiones parece empeñado en sacarnos de quicio. Los diccionarios están llenos de descripciones del llanto de esta fase de negativismo: Berrinche, perra, barraquera,pataleta ….Además no saben que el resto del mundo tiene que trabajar, dormir, comer, lavarse, etc. Y para acabar de arreglar la cosa su sentido del tiempo no tiene nada que ver con el tiempo real y puede angustiarse si no nos ve durante un minuto o se le “olvida” la hora de la cena si está jugando. No puede explicar bien lo que le sucede, lo que siente, y eso lo frustra más.
Pero la cosa empeora si como pasa frecuentemente ha nacido un hermano o va a nacer.
Padres: no perdáis la calma. Casi todos pensais que vuestro es el más obstinado y os sentís inseguros porque pensais que algo no haceis bien y casi nunca es así. Vosotros quereis a vuestro tesoro y aunque parezca imposible el tiempo va pasando y con algunas claves que recordaré podremos superarlo.

Tras hablar con padres muchos años, creo que no hay dos niños iguales y no hay receta única aunque unos niños son más proclives que otros a tener más rabietas.Hay que tratar de encontrar el equilibrio entre el no dejarle hacer nada que impide su desarrollo o transigir en sus deseos que no permite una educación con límites para vivir en el mundo real.

I.-Las rabietas son una fase del desarrollo normal del niño. Se presentan más a menudo cuando el niño tiene hambre, sueño o está cansado. Intentad adelantaros. Hay que dar buen ejemplo y no chillar ni pelearos delante de él.

II.- Cuando quiere conseguir algo (juguetes, chuches, no volver a casa etc…) no hay que ceder ante su llanto pues si lo hacemos él aprende que ése es el método para lograrlo.Tampoco os tomeis al pie de la letra lo que diga ni repliqueis poniendoos a su nivel.Más bien ignorarlo. Si pega, no lo hagas tú. Coge su mano firmemente hasta que haya pasado el berrinche e inmediatamente después explícale que pegar o darse golpes o un cabezazo contra el suelo no vale de nada.Hay que decirlo con calma, con cariño pero con firmeza.

III.-Casi todos lo psícólogos infantiles opinan que si ocurre en un lugar público es mejor alejarlo un poco hasta que se le pase y si ocurre en una habitación en casa , irnos nosotros a otra sin el.

Cuando llegan a los 4 años van desapareciendo , se hacen más independientes, comparten, comprenden. Si no es así conviene consultar con un psicólogo.

Sobre las rabietas

rabieta Ire2

El sábado pasado, en la colaboración que la Asociación de Pediatría Extrahospitalaria de la Provincia de Alicante (APEPA) realiza quincenalmente con el periódico Información y que coordino, se publicaba el siguiente artículo sobre las rabietas que me parece muy didáctico. Su autora, Cynthia Gómez Quiles, es directora de Espacio Vivo, www.espaciovivo.org y me autoriza a publicarlo en maynet. ¡Gracias!

Lo primero que debemos saber al hablar de las denominadas “Rabietas” es que forman parte del proceso madurativo de cualquier niño o niña entre los 2 y 4-5 años de edad.

Estos incómodos episodios son debidos a que hacia los 2-3 años, los niños y niñas comienzan el proceso de individualización, de separación de sus padres; comienzan, de alguna forma, a independizarse de ellos y aparece el “No” por todo, las negativas sin demasiado sentido (para nosotros) ante cualquier propuesta. Esta, es la forma que tienen los niños de reafirmarse ante el adulto, de decirles “ya puedo hacerme mayor, ya puedo separarme de ti”. Un “No” es el mejor regalo que nos puede hacer nuestro hijo o hija, ya que ese “No” implica personalidad, seguridad para tomar sus propias decisiones; debemos valorarlo ¿o preferiríamos que fueran niños sumisos?
Lo que sucede es que a la vez que se da esta situación, los niños todavía no están preparados para gestionar su frustración, sus emociones y esta combinación da como resultado esos momentazos, bastante incómodos, que se dan en cualquier lugar, en cualquier momento, de caos y descontrol, llanto y desconsuelo.

¿Qué hacer ante una rabieta?
Como en todo lo relacionado con la educación de los más pequeños, no hay una respuesta que sirva a todos los niños y niñas y a todas las familias por igual. Cada padre o madre sentirá la necesidad de poner límites ante esto o lo otro, pero sobre todo, los límites serán más sencillos de marcar si conocemos por qué momento evolutivo está pasando nuestro hijo o hija porque de esta manera sabremos si podemos exigirle lo que le estamos exigiendo y como debemos hacerlo.

1. Prevenir. Tú, mejor que nadie, conoces a tu hijo y comienzas a intuir cuando va a darse ese momento; puedes, entonces, hacer lo que esté en tu mano para prevenirlo.

2. No tomarlo como algo personal.
Debemos tener claro que cuando un niño nos reclama algo simplemente lo hace porque lo necesita: necesita comer, necesita dormir o simplemente necesita nuestra atención. Si el niño hace algo que nos molesta debemos saber que no lo hace para fastidiarnos, no debemos tomarlo como algo personal.

3. No perder el control. No podemos olvidar que nosotros somos los adultos, debemos dar ejemplo y manejar la situación de la mejor manera posible.

4. Evaluar la situación. Podemos ser flexibles.
El adulto debe preguntarse ¿Estoy negando algo que debo negar? Debe valorar si lo que está negando lo hace porque debe hacerlo o si lo está haciendo como fruto de sus propias frustraciones, miedos e inseguridades.

5. Ofrecer alternativas.

6. Evitemos los discursos. Utilizar frases sencillas, cortas, comprensibles. Con los niños un
poco más mayores podremos hablar más tarde, pero no en el momento del caos.

7. No chantajear, ni negar el afecto. Nuestro hijo debe saber que lo queremos igual, también cuando está enfadado.

8. A veces hay que decir NO, pero esto no está reñido con todo lo anterior.