La presencia de sordera desde el nacimiento es relativamente frecuente: la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que afecta a 1 de cada 1000 neonatos.
En el año 2003 se aprobó el Plan Nacional de Detección Precoz de la Hipoacusia en España, y en él se considera imprescindible que en todas las Comunidades Autónomas haya un programa dirigido a los recién nacidos. En la Comunidad Valenciana el programa se inició en el año 2000, dirigido en un principio a niños considerados de riesgo y posteriormente se amplió a todos los neonatos alcanzando actualmente una cobertura del 94%.
Cuando un niño es diagnosticado de sordera se instaura el tratamiento correspondiente: puede ser un audífono, es decir, una prótesis externa que capta con un micrófono los sonidos y los amplifican o bien un implante coclear, que consiste en una prótesis con una parte externa y otra interna y que se utiliza en los casos de sorderas severas. A continuación se iniciará un trabajo fundamentalmente de los padres y de todo un equipo multidisciplinar detrás, servicios de estimulación del lenguaje oral y de la audición con logopedas, otorrinos, pediatras…sin olvidar a las asociaciones que jugarán un papel muy importante de apoyo a esos padres a los que acaban de informar que su hijo tiene problemas de audición.
Es fundamental el diagnóstico precoz, que existan estos programas específicos de detección, sin ellos la media en la que se detectaban las deficiencias auditivas era de más de 2 años de vida, perdiendo un tiempo precioso que repercutía gravemente en el desarrollo intelectual y social del niño.
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