La obsesión porque coman

forzando a comer Me ha parecido interesante transcribir parte del correo que envié a los padres de Maite, una preciosa niña de 2 años, acerca de los problemas que tienen con ella en la comida, caballo de batalla en la crianza de los hijos. Y al hablarles de mi experiencia en este tema les proponía una mirada reflexiva sobre la excesiva importancia que se da a la necesidad de comer porque genera mucha angustia en los padres cuando no se alcanzan las cantidades que suponen son necesarias.
Muchos padres creen que la alimentación es, de las necesidades que tienen que cubrir en su hijo, la más importante puesto que unen “alimentación = vida”. Sin embargo, en nuestra sociedad, la alimentación es una más de las necesidades básicas del niño y debe vivirse con la misma tranquilidad que otras, sin añadirle ese plus de que “nos va la vida en ello”.
La comida no puede ser tampoco fuente de castigo si no come, ni de gratificación si se lo come todo y mucho menos moneda de “te quiero” o “no te quiero” o “mira que triste se pone mamá porque no comes”…
A lo largo de los años y según las necesidades que el niño tiene para mantener “su” ritmo de crecimiento tendrá un mayor o menor apetito; por ejemplo, sobre los dos años se enlentece la ganancia ponderal por lo que comerá menos, que unido a la etapa psicológica que está viviendo (en la que por primera vez se opone al adulto) convierte a esta edad en uno de los momentos conflictivos de la educación del niño y por supuesto también lo será a la hora de comer; efectivamente las cantidades que ingiere ahora son a veces menores que las que comía hace sólo unos meses y se niega a comer o se niega a probar determinados alimentos (como se niega a que lo vistamos o a volver del parque) y tendríamos que enfrentarnos a ello como si se tratara de un aspecto educativo más; pero si vivimos la comida con ese plus de importancia que comentábamos antes, la situación se complica y es el origen de muchas de las anorexias en la primera infancia.
Lo mismo ocurre cuando un niño está incubando, padeciendo o convaleciente de un proceso infeccioso; son días en los que tiene menos apetito y hemos de respetarlo, ofreciendo una alimentación más suave y manteniendo una actitud serena.
Es necesario lograr que el acto de comer sea una más de las actividades diarias del niño.
Y para terminar una reflexión que hace un pediatra muy conocido, Carlos González, en su libro “Mi niño no me come”: la idea de no obligar al niño a comer no ha de considerarse como un “método para abrir el apetito”, sino como una manifestación de nuestro amor y respeto por nuestro hijo.

Isabel Rubio

Alimentación en el primer año de vida (2ª parte)

bebe-comiendo-papilla_article
¿Hasta cuando sólo con leche?:
Siempre, en cualquier recomendación, tenemos que mirar al niño e intentar adecuarla a ese niño concreto, en esa familia concreta. Pero en general podemos decir que hasta los 6 meses la leche cubre las necesidades nutritivas del niño; pero además hay otros signos, alrededor de los 6 meses, que nos dicen que el niño está preparado para tomar otros alimentos: inicia movimientos de masticación, se sienta… así como estudios de la maduración del aparato digestivo y del riñón que objetivan que están preparados para asimilar otros alimentos. Por tanto, siguiendo las recomendaciones de la ESPGHAN, aconsejamos no prolongar la LM exclusiva por encima del 6º mes e iniciar el aprendizaje de la alimentación con cuchara sobre los 6 meses.
Con el uso de la cuchara comienzan nuevos sabores y texturas y además una forma distinta de alimentarse: pasa de la succión, que es una alimentación continua: chupa-traga-chupa-traga…, a la alimentación con cuchara: le llega el alimento, que ya no es la leche que él conoce, con cuchara y además tiene que esperar un tiempo hasta que le llega la siguiente cucharada, ya no es un continuo…
Si hasta ahora lo alimentábamos junto a nosotros, cuando empezamos con las papillas sentémosle enfrente. Y recordad que los cambios (como todo cambio en la vida) necesitan su tiempo, no hay que tener prisa. Habrá niños que se adapten rápidamente y otros que necesitarán su tiempo, el ritmo es individual. También nosotros necesitamos un tiempo de adaptación.

¿Con qué alimentos y cuál es el orden de introducción?:
Vuelvo a insistir en que las pautas tendrían que ser individuales, adecuar las recomendaciones generales a cada niño.
Y ¿qué nos dicen las recomendaciones generales?:
De entrada decir que no hay unanimidad en cuanto al orden de introducir los distintos alimentos que componen la alimentación complementaria.
Puede hacerse con cualquiera de los alimentos.

La fruta:
La fruta será natural, la de temporada, madura y pelada. Se dará en papilla y con cuchara. La textura lo antes posible chafada con tenedor. También podemos ofrecer zumos naturales. No sustituirán una toma, serán un complemento a cualquier otra toma de leche materna o biberón.

Los cereales:
Aconsejamos cereales con o sin gluten en pequeñas cantidades (una cucharada/día) si se añade a un biberón. La ESPGHAN recomienda introducir el gluten no antes de los cuatro meses ni después de los siete, hacerlo en pequeñas cantidades y mientras los niños reciben lactancia materna. Si preparamos una papilla se hará, al principio, con cereales sin gluten y sólo una cucharada/día con gluten.

La verdura:
La papilla de verdura se hará cociendo (con poca agua o al vapor) algunas de las siguientes verduras frescas: judías verdes, calabaza, calabacín, puerro, con patatas y zanahoria. No añadir sal. Triturar dejando una consistencia suave y añadir entonces una cucharada de aceite de oliva. La papilla de verdura debe ir desde el inicio con carne.
El postre puede ser leche (materna o en biberón) y más adelante aconsejamos postre de fruta.
No dar espinacas, acelgas, col, coliflor, remolacha y nabo hasta los 9 meses.

La carne:
A partir del 5º mes, aconsejable al 6º mes, que aportará sobre todo el hierro necesario a la nutrición de nuestro hijo.
Añadiremos de 20 a 30 gr. de carne a la verdura, aconsejando empezar con pollo sin piel, entre otras razones por la textura de la papilla, añadiendo un chorro de aceite de oliva cuando vaya a triturarse.
Progresivamente introduciremos otras carnes: ternera, cordero…No aconsejamos las vísceras.

El pescado:
A partir del 6º mes.
Aconsejamos hervirlo aparte para desmenuzarlo y quitar espinas antes de añadir al puré de verduras.

Derivados lácteos:
Aconsejamos iniciar yogourt natural a partir de los 7-8 meses.

Huevo:
La yema de huevo cocida y bien separada de la clara puede introducirse a partir de los 10 meses. La clara no debe introducirse hasta el año de vida.

Legumbres:
Sobre los 10-11 meses podemos iniciar legumbres (lentejas y garbanzos) y pastas de sopas finas.

(Actualizado marzo-2015)