Cada año, por estas fechas, suelo escribir un artículo de “vuelta al cole”. Este año la complejidad del tema ha estado a punto de paralizarme.
Empezaré por una reflexión. Esta pandemia está poniendo en evidencia muchas cosas, desde nuestras debilidades y fortalezas personales a las debilidades y fortalezas de nuestro sistema sanitario y educativo. Sometidos a una situación de stress, el sistema sanitario deja al descubierto el abandono que sufre desde hace años la Atención Primaria. También el sistema educativo nos muestra sus vergüenzas. Está dejando ver, por ejemplo, su incapacidad para equilibrar las desigualdades sociales.
Pero además esta pandemia nos ha puesto delante lo poco que importa la infancia. Empezando por la decisión durante el confinamiento de poder sacar a pasear al perro pero no a los niños y siguiendo porque tendría que haber sido prioridad absoluta establecer la vuelta al cole.
La vuelta al cole debía hacerse en las mejores condiciones epidemiológicas posibles y mucho me temo, ojalá cambie la tendencia, que van a cerrar los colegios antes de abrirlos.
La vuelta al cole exige, de entrada, unas directrices generales con las medidas que hay que tomar y dinero. Exige adaptar esas líneas generales a la realidad de cada escuela. Todo ese trabajo tendría que estar ya hecho.
Pero es más, tendría que estar elaborado un plan B si la enseñanza presencial no puede realizarse por el empeoramiento de la situación epidemiológica. Ahora no nos puede pillar desprevenidos.
Y aquí estamos, sin ir más lejos el 27 de agosto se volvían a reunir los responsables educativos y sanitarios de Gobierno y Autonomías. La anterior, en junio, terminó con la publicación de un Documento que recoge una serie de medidas que se establecen en torno a cuatro principios básicos: limitación de contactos, medidas de prevención personal, limpieza/ventilación y gestión de los casos.
Desde entonces las distintas CCAA han elaborado sus protocolos con bastante uniformidad apostando por una vuelta al cole presencial.
En nuestra Comunidad Autónoma se publicaba en los últimos días de julio un documento de 27 páginas que recoge las líneas generales marcadas. Plantea una serie de medidas adaptadas a las diferentes etapas educativas y establece protocolos de actuación que faciliten la gestión de casos.
Se habla de limitación de contactos que implica distanciamiento físico de metro y medio, circuitos señalizados, escalonar entradas, salidas y recreos. Grupos más reducidos y de convivencia estable sobre todo para el alumnado de Infantil, 1º y 2º de Primaria, son los denominados grupos “burbuja” que funcionarían como si fueran una unidad familiar. Complicada la similitud cuando hablamos de 20-25 alumnos.
Prioriza actividades al aire libre. Habla de transporte escolar, comedor, uso de mascarillas, detalla cuando “no” se ha de acudir al centro educativo, de las medidas de higiene personal por todos conocidas, de ventilar las aulas e intensificar los esfuerzos de limpieza y desinfección. Por último protocoliza la gestión de casos en los centros educativos y las medidas específicas en Educación Especial y para Educación Infantil de Primer Ciclo.
En resumen, perdemos una oportunidad de cambio de modelo educativo.
No consta un plan B en el caso de que la situación epidemiológica obligue a una enseñanza presencial parcial o incluso no presencial.
La vuelta al cole exige implicación de todas las administraciones, no sólo Consellerías, también Diputaciones y Ayuntamientos. Esta pandemia pone en evidencia aquello de que “educamos todos”, efectivamente exige que la sociedad en general deba implicarse. Pondré un ejemplo: si hay que disminuir ratios habrá que buscar espacios alternativos, si es posible en el entorno escolar.
Pero garantizar las mejores condiciones de seguridad no sólo implica a la administración, también a la comunidad escolar y a atención primaria.
La vuelta al cole exige a los educadores un gran esfuerzo. Han de organizar la escuela de la mejor manera posible, grupos, espacios, horarios…la complejidad es enorme porque las soluciones deberían ser a medida para cada centro a partir de las directrices generales.
Exige compromiso, gestionar sus temores, responsabilidad, serenidad, optimismo y alegría para recibir de la mejor manera posible a su alumnado.
Precisarán un tiempo para celebrar la alegría del encuentro, para elaborar el relato de lo sucedido, para la resiliencia, para trabajar los miedos, para el duelo, sobre todo si ha habido algún fallecimiento en la familia.
La vuelta al cole exige mucho también a los padres y madres. Exige gestionar sus miedos, sus incertidumbres y necesitan sentir que todo está organizado.
Como pediatra puedo transmitiros que la mayoría de los niños y niñas infectados por SARS-CoV-2 presentan una enfermedad leve-moderada y que en España, teniendo en cuenta los casos estimados a partir de la encuesta de seroprevalencia, han necesitado ingreso hospitalario el 0,56 % de los casos en el grupo de edad de 0-4 años; el 0,08% en los de 5-9 años; un 0,10 % en los de 10-14 años y 0,21 % en los de 14-19 años. Datos que aparecen en el Documento de las Consellerías y que son muy tranquilizadores.
También se les exige responsabilidad. Han de asumir el compromiso de no enviar al colegio a su hijo si está enfermo, incluso con síntomas banales. Este año es más necesario que nunca que tengan resuelto su cuidado en casa porque también puede que tengan que hacer cuarentena, si ha habido un caso en su aula.
La vuelta al cole exige que la Atención Primaria cuente con el personal adecuado. El pediatra tras un primer contacto telefónico valorará la atención necesaria al niño enfermo y de precisar la realización de una PCR, agilidad en las pruebas. Debe existir línea directa entre Colegio, Centro de Salud y Salud Pública para investigar con rapidez cuando haya un caso. También será importante que este otoño-invierno alcancemos las máximas coberturas vacunales de gripe.
La escuela es un lugar donde aprender a vivir, a relacionarse y ha de garantizar el bienestar de la infancia. Esperemos que esta escuela que abre sus puertas en septiembre no lo olvide.
Artículo publicado hoy sábado 29 de agosto en el periódico Información