Herpes zóster en la infancia

María tiene 6 años y pasó la varicela a los 2 años. Hace dos días aparecieron unas lesiones en piel que han ido extendiéndose; su mamá le ha hecho esta foto y me la envía. Me comenta que está bien, no tiene fiebre, no le molesta la erupción que es roja con pequeñas vesículas y que se extiende “abrazando” el hemitórax.

El herpes zóster está producido por la reactivación del virus de la varicela-zóster tras una primoinfección varicelosa.
Cuando un niño pasa la varicela el virus queda acantonado y en estado de latencia en los ganglios nerviosos sensoriales. Cuando se reactiva se inicia la erupción, limitada habitualmente al dermatoma inervado por el ganglio sensoral espinal o craneal único, es decir, limitada a la zona de piel inervada por fibras nerviosas de una única raíz espinal posterior.
La evolución de las lesiones es que a lo largo de 7-10 días se conviertan las vesículas en pústulas y que se formen costras, curando definitivamente sin dejar cicatríz o a lo sumo máculas hipopigmentadas.
A veces puede haber escozor, dolor, hormigueo e incluso puede haber síntomas generales como fiebre y malestar general.
El niño con herpes zoster se considera poco contagioso pues sólo a través del contacto directo con las lesiones cutáneas puede contagiar.
¿Y qué localizaciones son más frecuentes en los niños?: el 65% suelen ser torácicos, un 13 % cervical y un 11 % lumbar, el resto se reparte entre las localizaciones craneal, sacra o diseminada. Destaca por la posiblidad de complicaciones el herpes zoster ótico y oftálmico, que son muy raros en la infancia y de evolución más favorable que en los adultos.
En cuanto al tratamiento, salvo excepciones, será sintomático: analgésicos tipo paracetamol, antihistamínicos si hay picor y medidas locales a base de soluciones antisépticas y secantes.

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Tratamiento etiológico/Tratamiento sintomático