La importancia de dormir bien

sueño

El pasado sábado la Dra. Mª del Mar Clavera Roger, Pediatra Especialista en Psiquiatría Infantil y de Adolescencia, publicaba el siguiente artículo en las páginas de Salud del periódico Información que os puede interesar

Con los últimos avances en el estudio del sueño cada vez es más evidente que juega un papel importantísimo en el bienestar de las personas, tanto físico como mental. Desde aquí trataré de convencer de ello a algún adolescente, o cuando menos a sus padres. Y para ello recurriré a argumentos que a ellos les llegan, y que tienen que ver con lo inmediato en su día a día. Siempre recuerdo que en las campañas antitabaco para adolescentes, son más sensibles a cosas como que el tabaco amarillea los dientes y causa mal aliento, que al argumento de que el tabaco es altamente cancerígeno a largo plazo.

Veamos qué pasa en nuestro organismo mientras dormimos, que no es precisamente poco…y la repercusión que tiene cada cosa:
-1. Huesos. Aumenta mucho su formación, sobretodo en la pubertad. Así que nuestras abuelas tenían razón.. ¡Y todos los adolescentes quieren ser más altos y esbeltos!
-2.Músculos.Durante el sueño se recuperan de su desgaste y de microlesiones . Si hemos dormido bien, al día siguiente nos irá mejor en Deporte o Educación Física
-3.Pancreas.Se metabolizan los azucares ingeridos durante el día. Se ha demostrado que la mala calidad/cantidad de sueño favorece la tendencia al sobrepeso
-4.Piel.Aumentan los factores de crecimiento en las células, recuperándose de pequeñas lesiones y manteniendo su elasticidad. Suena bien, ¿Verdad?
-5.Cerebro. Las neuronas “se encogen” para dejar espacio a que otras células eliminen las sustancias tóxicas producidas durante el día. Es el órgano que más energía consume y el peor equipado para desprenderse de ellas. Pero esto sólo puede hacerlo mientras dormimos…

Podemos decir que durante el día el cuerpo está ocupado en “hacer” cosas, mientras que cuando dormimos puede dedicarse a “cuidarse”.

Dormir al menos 8 horas, tiene otras ventajas importantísimas para los estudiantes: Mejora la concentración, atención y memoria. Por lo tanto no hay mejor ayuda ante un examen que “fijar” todo lo aprendido durmiendo lo suficiente la noche anterior.
La luz es otro factor importante: Nuestro cerebro está programado para pensar cuando la luz es intensa, y bajar el ritmo cuando va anocheciendo. Así que cuanta menos luz tengamos alrededor desde un rato antes de acostarnos, tanto mejor.
Pero normalmente los adolescentes tienen su feudo en su habitación. Están rodeados de todo tipo de dispositivos electrónicos que emiten luz, aparte de ondas electromagnéticas nocivas, especialmente para sus cerebros en formación. Es muy atractivo estar en la intimidad chateando hasta las tantas, en el PC o whatsapp. Pero esta costumbre, que se ha generalizado ya incluso en preadolescentes, es incompatible con un hábito de sueño saludable.
Las condiciones en que duermen nuestros hijos son al menos tan importantes para su salud como su alimentación o la gestión de su tiempo libre. Por lo tanto, pensemos si no es demasiado arriesgado dejarlas exclusivamente en sus manos.

El Sueño

bebe sueño Aprendiendo a dormir

Los problemas del sueño son motivo de consulta frecuente y afectan a niños de todas las edades. Con realizar unas preguntas básicas los pediatras sabemos que se tratará de un problema benigno y pasajero pero la alteración que suponen en la vida familiar es muy importante.
Existen medicamentos para sedar al niño y otros que tienen entre sus efectos secundarios provocar sueño, pero no deben administrarse  puesto que no está aprobado su uso para este fin y por sus efectos indeseables. Veamos por dónde va la solución.
Primero entendamos que aunque, como padres, queramos que nuestro hijo duerma toda la noche desde que nace, existe gran variabilidad en las horas de sueño, en el grado de profundidad o en la mayor o menor tranquilidad durante el sueño.
Los recién nacidos pasan ciclos cortos de sueño-vigilia durante el día y la noche y a medida que el cerebro madura el bebé comienza a estar más horas despierto durante el día y más horas dormido por la noche. Y cada niño tiene un ritmo para alcanzar este patrón más estable.

Lo tendremos más o menos fácil dependiendo de su madurez cerebral, su temperamento y nuestra experiencia como padres.

Y es aquí donde debemos pararnos y distinguir que mientras que el sueño es un fenómeno fisiológico, el proceso de dormirse es una conducta aprendida.

Por tanto si sois padres de un bebé, ¿qué información puede resultaros útil?: Desde las primeras semanas de vida estableceremos una clara diferencia entre el día y la noche. Debe aprender que la noche es para dormir y que los juegos y el contacto con los padres se hace de día. Por tanto si se despierta por la noche, apenas habrá luz, le hablaremos con voz suave… Las necesidades de horas de sueño son muy variables y si el bebé permanece despierto pero tranquilo no necesita de nuestra atención.

Cuando el bebé está somnoliento, pero despierto, es el momento ideal para dejarlo en la cuna, para que aprenda a dormirse sin la ayuda del pecho o el biberón. Sí aconsejamos el chupete.
Si el niño aprende a dormirse en los brazos o en contacto con la madre o el padre, al despertarse por la noche necesitará los mismos pasos para volver a dormirse. Por tanto sueño sin movimientos.
Cuando el bebé se despierta llorando es necesario calmarle, el que parece mejor método es el movimiento delicado y acariciarle; el movimiento enérgico es contraproducente porque fuerzan un estado de sueño más ligero. Los padres deben encontrar el método más eficaz para apaciguar a su hijo y utilizarlo siempre.

     
Salvo en niños de bajo peso o prematuros en los que somos más estrictos en las tomas, es conveniente, en la medida de lo posible, no acostumbrar al niño a comer durante la noche.
También desde los primeros meses aconsejamos establecer una rutina regular antes de acostar al niño y mantener un mismo ritmo de horarios.

A partir de los 6-7 meses ya puede aparecer la ansiedad por separación y el bebé o bien el niño más mayor llorará exigiendo la presencia de la madre o del padre. Es ahora cuando aconsejamos dar un juguete suave y blando como compañía.
Más adelante, como en otros aspectos educativos, surgirán otros conflictos, pero el iniciar el camino con seguridad es garantía de lograr nuestro objetivo : dar al niño la oportunidad de aprender a dormirse solo.

Isabel Rubio