Separados como pareja, juntos como padres

Esta es una de las frases más tranquilizadoras que les podemos decir a los hijos cuando los padres se separan. Separados como pareja significa que los padres ya no vivirán juntos. Juntos como padres significa que los dos los seguirán queriendo y atendiendo, que continuarán siendo un tándem a la hora de educarlos y reuniéndose en los momentos importantes. En definitiva, que sabrán poner el amor como padres y el respeto por encima de las turbulencias emocionales propias de una separación.
Hay padres y madres que pueden decirlo con total convencimiento desde del primer día. Otros, en cambio, quieren decirlo pero no pueden. También hay otros que no tienen ningunas ganas de decirlo. La situación ha llegado a un punto que no quieren seguir juntos ni siquiera como padres.
La lógica preocupación por las criaturas, acompañada de una compasión a veces mal entendida, nos lleva a menudo a descalificar a estos padres. Después de unos años orientando familias que pasan por este trance, me he dado cuenta que este no es el camino. Los padres que cuando se separan se sitúan de espaldas – incluso de uñas-, entre ellos, también son dignos de comprensión. Aunque estén ofuscados, en el fondo de su corazón saben que sus hijos estarán mejor si consiguen pacificarse. Y a eso no se llega con exigencias ni reproches. Se llega partiendo de lo que cada persona siente, y tomándose el tiempo y la ayuda necesarios para poder transformarlo en otros sentimientos más saludables.
Cuando das a entender a un padre o a una madre que lo está haciendo fatal, seguramente se sentirá culpable o molesto y lo más probable que se le cierre el corazón. Cuando le dices que sabes perfectamente que lo que le pides es difícil, pero que si algún día lo consigue será bueno para su hijo y para sí mismo, un pequeño y poderoso rayo de esperanza atraviesa la gran nube en que se convierte a veces una separación.

Su autora, Eva Bach, escritora y pedagoga, aporta reflexiones sobre la comunicación entre padres e hijos a partir de una frase que nos ayuda a educar.

El artículo original está escrito en catalán y lo ha traducido Cristina Sanz.

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