40 años de la ley del Divorcio. ¿Hemos aprendido a separarnos?

Publicado en el diario Información. Autoras Cecilia Martí e Isabel Rubio

En este mes de julio, hace ya 40 años, se aprobaba la ley del Divorcio. Desde entonces ha habido casi medio millón de rupturas matrimoniales en nuestra Comunidad, de las que 186.000 se produjeron en la provincia de Alicante.

Por desgracia, en muchas de las separaciones los conflictos siguen siendo la norma. Aunque la inmensa mayoría de los padres y madres quieren hacerlo bien, seguir siendo los mejores padres, afrontarlo civilizadamente, a menudo la rabia, el dolor, la tristeza o el miedo lo impiden.
En pediatría, desde luego, hemos ido constatando a lo largo de los años un aumento progresivo de consultas por problemas relacionados con los divorcios conflictivos.

El tiempo de separación es duro, es un duelo que todos los miembros de la familia han de transitar. Pero no olvidemos que el divorcio es la ruptura del vínculo de pareja, es un problema de los adultos, no de los hijos, aunque tenga una especial relevancia en la vida de éstos.

Ante los inevitables conflictos parentales es a los menores a los que hay que proteger para que el sufrimiento sea el menor posible. Hay que recorrer el tiempo de ruptura llevando a los hijos e hijas de la mano, una mano que ha de ser firme y segura. Por todo ello este recorrido exige a padres y madres madurez, respeto al otro, sacar lo mejor de cada uno y mucho diálogo. Es tiempo también para la generosidad, porque como padres seguirán juntos en la tarea de educarles; es necesario cuidar este tránsito porque quedan años por delante en los que tendrán que hablar y tomar muchas decisiones, sobre todo si los hijos son pequeños.
Es necesario hablarles a los hijos e hijas siempre con respeto del otro progenitor. Ellos y ellas aman al padre y a la madre por igual y los necesitan a los dos para crecer sanos y sentirse bien. Por eso la mayor muestra de amor que pueden dar unos padres es el agradecimiento mutuo por los hijos que han tenido y decirles: “Teneros a vosotros fue el mejor regalo que nos hicimos el uno al otro, y con nuestro amor siempre podréis contar, aunque no estemos juntos”.
También hablarles con el mismo respeto de los miembros de la otra familia. Pertenecen a las dos familias, la del padre y la de la madre y necesitan saber que pueden ir a las dos con confianza a recibir el amor de los suyos.

Si los conflictos como pareja impiden poner la mirada en los hijos y en su bienestar, es aconsejable pedir ayuda y consultar con un mediador familiar para superar esta complicada etapa y que facilite la toma de decisiones, las mejores posibles mirando su bienestar.

Transitar el camino de la separación no es fácil, pero sin duda los padres y las madres que deciden separarse siempre harán lo mejor que saben y pueden con aquellos que más aman, sus hijos e hijas.