Feliz Navidad

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Os deseo a todos una feliz Navidad, disfrutemos del encuentro con los que más queremos y recordemos con amor a los que ya sólo están en nuestro corazón.

Como otros años, ya se que me repito, deseo que os lleguen regalos que no cuestan dinero y que sin duda son los mejores: tiempo para compartir, muchos abrazos, besos y achuchones, palabras cálidas que acarician el alma, muchos «te quiero» y muchas risas.

Y para el año que empieza: salud, coraje para realizar aquello que soñamos y mucho sentido del humor para navegar las aguas de este 2017. ¡Feliz año!

Y ahora os dejo el artículo que se publica hoy en Información, escrito por la Dra Mónica Andrade, Residente de Medicina de Familia de nuestro Centro de Salud:

REGALOS DE NAVIDAD: ILUSION O FRUSTRACION  PARA NUESTROS HIJOS

La  Navidad ha llegado un año más, un acontecimiento para toda la familia y en especial para los niños que viven y disfrutan de lo mágico y de la fantasía de esta época.

Muchas veces esta fantasía e ilusión está muy relacionada con el regalo que Papá Noel y/o los Reyes les traerán como recompensa a su buen comportamiento o simplemente por un deseo o capricho.

En la actualidad nuestros hijos reciben una sobrecarga  de estímulos comerciales a través de los medios de comunicación. Además, las grandes superficies se encargan de enviarnos a casa las revistas con cientos de posibilidades de regalo que excitan su  mundo de fantasía o en el peor de los casos ayuda a potenciar su ego y su ambición a tener obsequios que muchas veces son  muy costosos  o poco educativos.

Se estima que los padres españoles regalan 8 regalos de media en Navidad y Reyes  a sus hijos y otro de los impactos negativos de este exceso de regalos es que los hace indiferentes o le resten  importancia a valores como el esfuerzo, la generosidad y la austeridad.

Es importante señalar que el rango de edad que más vulnerable es a este tipo de ideas se encuentra en edades entre 2 y 7 años. Son niños que distinguen muy poco la realidad de la fantasía, creen que sus deseos deben ser cumplidos y tienen poca tolerancia a la frustración.

Cuando les compramos todo lo que desean logramos que nuestros hijos desarrollen la sensación de que ellos se merecen todo, y que no tienen que trabajar ni esperar para obtenerlo. Esta actitud es muy dañina puesto que no se queda en la etapa de la niñez sino que perdura hasta la edad adulta  en forma de irresponsabilidad, inmadurez e inestabilidad emocional.

¿Qué podemos hacer ?

En este sentido,  podemos ayudarnos por ejemplo, haciéndoles saber que papá Noel o los Reyes Magos no podrán traerles todo lo que desean y así los preparamos para una posible desilusión.

También es bueno preguntar a los niños que regalos les harían realmente  ilusión. Quizá los niños hagan una lista de mil regalos, pero es importante que intenten seleccionar unos frente a otros y que esperen aquellos que han elegido.

Regala juegos funcionales, creativos y que tiendan a la sociabilidad. Regalos con los que puedan jugar con otros niños o con los padres para incrementar así los lazos afectivos.

Si desde que son pequeños podemos cambiarles la expresión «me lo pido» o  «lo quiero todo» a quiero sólo uno, nuestros hijos aprenderían a saber elegir y a no tener cosas que son innecesarias  y a tener también  alternativas de juguetes o regalos mas baratos.

Retomemos esos momentos valiosos de familia dejando a un lado la tecnología, recordando y jugando con los juegos de mesa, conversando, compartiendo valores humanos y vivamos con alegría estas fiestas de navidad y fin de año mediante el amor, la caridad y la unión familiar.

¡Feliz Navidad!.

 

Es tiempo de regalos

Hoy en el Suplemento de Salud del periódico Información publico el siguiente artículo, con él mis deseos de un ¡Feliz Año Nuevo!

Ha llegado diciembre con su Navidad y, sobre todo en las casas donde hay niños, un ambiente festivo que contagia. Son fechas en las que, en nuestra cultura cristiana, vienen los Reyes Magos en esa noche mágica para los más pequeños que es el 5 de enero. Poco a poco se nos ha ido colando Papá Noel y coexisten en armonía sumando regalos, más que optando entre uno y otro, como una raíz más de esta sociedad de consumo que vivimos.
En cualquier caso vienen cargados de regalos, quizás este año la situación económica también alcance a sus Majestades y repartan algo menos; ya saldrán los datos en la prensa y nos enteraremos de la factura de este año, lo que ha repercutido la crisis en el cargamento que portan los camellos o el trineo, pero regalos seguro que tendremos, sobre todo si nos hemos portado bien.
Soy una firme defensora de escribir la carta a los Reyes Magos o Papá Noel porque el ejercicio de escribirla sirve de reflexión, es una toma de conciencia para el niño, como para los adultos, acerca de su conducta, de su comportamiento, de sus méritos. Luego la incertidumbre de lo que vendrá, la espera, el misterio, la ilusión… todo ello estimula su imaginación y forma parte de la magia de la Navidad y además es una espera educativa, sobre todo en nuestra sociedad en la que estamos acostumbrados a recibir la gratificación rápidamente, a la no valoración del esfuerzo. Tienen además un valor añadido esas cartas, pues formarán parte de la historia de nuestro hijo, ¡cuánto he agradecido que mis padres guardaran alguna de las que escribíamos mis hermanos y yo siendo niños!.

Y, ¿qué regalos son los más recomendables?, ¿hay que hacer regalos distintos por sexos?, ¿regalos que sigan controles de calidad y sean seguros?, ¿qué dicen los “expertos”?, ¿hay que hacer una clasificación por etapas o hay regalos que sirvan para todas las edades?, ¿qué regalos son los que necesitan los niños de hoy?.
Los niños de hoy, como los de siempre, necesitan regalos “de los que no cuestan dinero”, cajas llenas de besos y abrazos, cajas llenas de achuchones, de “te quieros”, de miradas de “puedes contar conmigo”, cajas llenas de risas, de respeto, de caricias, cajas llenas de tiempo para compartir, de relación exclusiva, cajas con actividades para hacer juntos y que creen complicidades, cajas llenas de “eres importante para mí”, también cajas para ayudarles a meter los miedos, los malos sueños y, cómo no, cajas llenas de agradecimiento, del valor de dar y no sólo recibir, de cómo aprender a ser responsables en sus derechos y en sus deberes y cajas muy grandes llenas de solidaridad.
Y, lo mejor de todo, son un regalo mutuo, son también los mejores regalos que, como padres, podemos recibir.