Cada día son más los Servicios de Neonatología de los Hospitales españoles que se incorporan al método denominado madre canguro.
El pasado día 6, en el suplemento de la Comunidad Valenciana del periódico El País, nos informaban que también el hospital La Fé de Valencia “ha eliminado las restricciones de tiempo de visitas de los padres, ha desarrollado una faja especial que facilita la sujeción del bebé y hace más cómodo aplicar este método”.
Esta práctica surgió hace 30 años en Bogotá (Colombia) ante la falta de recursos en sus Servicios Materno Infantiles: dado que no había incubadoras para los recién nacidos de bajo peso al nacimiento con problemas de regulación térmica, pensaron que la mejor incubadora era la propia madre. Con este método también se facilitaba la nutrición con leche de madre y la estimulación sensorial y táctil. A pesar de la dificultad que se tiene para poder sacar evidencias científicas del beneficio de este tipo de asistencia, se objetivaron menor número de infecciones, de enfermedades graves y de enfermedades respiratorias a los 6 meses de seguimiento. Pero el mejor desarrollo del bebé no es sólo físico, también intelectual y afectivo.
El método recibió el aval de la Organización Mundial de la Salud y a partir de ahí hospitales de todo el mundo vuelven a valorar el contacto piel con piel, el calor que le aporta, el estímulo de las palabras que con cariño se le dicen, el latido del corazón…lo que entendemos por regazo materno ( también puede ser el del padre o de la abuela) frente a las más sofisticadas incubadoras.
Los avances en la Neonatología en los últimos años son importantísimos, han permitido la supervivencia a bebés de menos de un kilo de peso, pero aunque queda camino por recorrer, reconocer la importancia del contacto con los padres y facilitarlo, es un cambio de mirada de los neonatólogos por el que tenemos que felicitarnos.
Isabel Rubio