Hace unos días la ministra de Derechos Sociales Ione Belarra anunciaba que, dentro de la ley de diversidad familiar y apoyo a las familias en la que están trabajando, se contempla ampliar a 6 meses los permisos de maternidad y paternidad. El anteproyecto estaría listo para finales de año.
Ahora un poco de historia:
Podría remontarme a 1931, con la II República, en la que se concedía un subsidio y un periodo de descanso durante 12 semanas a las madres; pero empezaremos en 1980, año en el que se aprobó el Estatuto de los trabajadores. En él se contemplaba que “la suspensión y la reserva del puesto de trabajo será de un tiempo máximo de 14 semanas para la madre tras el parto” y para el padre “dos días de permiso en el caso de nacimiento de hijo y 4 en caso de fallecimiento”.
En 1989, se amplió este permiso de maternidad de 14 a 16 semanas. De éstas, las primeras 6 debían ser disfrutadas por la madre tras el alumbramiento; de las otras 10, cuatro podían ser disfrutadas por el padre si la madre daba el consentimiento y no coincidían con las disfrutadas por ella.
Así hasta nuestros días. ¡Han pasado 32 años!. A lo largo de estos años no se ha aumentado el número de días del permiso de maternidad a pesar del clamor social de ampliarlo a los 6 meses. Los pediatras también lo hemos reivindicado, es el tiempo aconsejado de lactancia materna exclusiva, si así lo desea y puede la madre.
No ha habido voluntad política para hacerlo.
Pero a lo largo de estos 32 años sí ha habido mejoras. ¿De qué mejoras estamos hablando?. Primero se amplió a 4 días el permiso al padre por nacimiento de hijo. En el 2007 se amplió de 4 a 13 días ininterrumpidos. En 2017 pasó de 13 a 28 días. En el 2018 de 28 a 35 días. Por último, en marzo del 2019, el Gobierno aprobó la ampliación de la duración del permiso de paternidad a 8 semanas desde el 1 de abril del 2019; a 12 semanas a partir del 1 de enero del 2020, y a 16 semanas desde el primer día del 2021. Por tanto desde enero están equiparados los permisos de maternidad y paternidad a 16 semanas. Iguales e intransferibles. Las primeras 6 semanas obligatorias y simultáneas a partir del nacimiento o la llegada del menor en el caso de adopción. Las 10 semanas restantes son opcionales y han de consumirse en el primer año de vida del menor como las familias dispongan.
¿Dónde estamos? Pues podemos resumir diciendo que tenemos un permiso de maternidad de los más cortos de Europa y uno de los permisos de paternidad más largos del mundo.
Interesante el estudio de UNICEF con las políticas de 41 países de la OCDE y la Unión Europea, publicado en junio del 2019 y que forma parte de la campaña “La primera infancia importa”. Como es sabido los países nórdicos encabezan la clasificación, pero no es tan conocido que nuestro vecino Portugal está en los 5 primeros puestos. España en permiso de maternidad es el número 27. España en permiso de paternidad estaría en el podio con medalla.
El tema es complejo, aún obviando lo laboral que aquí no toca. Un análisis somero sobrepasa la extensión del artículo, pero creo necesario hacer una serie de puntualizaciones:
- ¿Para qué sirven estos permisos? Para cuidar del recién nacido, cubriendo sus necesidades y que se recupere la madre, si es que ha sido la madre gestante. Responden así al derecho de los bebés a tener los cuidados de sus progenitores y al derecho de éstos a atenderle y disfrutar de la crianza en corresponsabilidad.
- Hemos avanzado espectacularmente en la ampliación del permiso de paternidad, que es intransferible, mientras está estancado 32 años el permiso de maternidad. Son muchas las madres que piden un permiso sin sueldo si quieren prolongar la lactancia materna hasta los 6 meses. La mirada hay que ponerla en la criatura.
- Hablamos de permisos que sólo disfrutarán un segmento de población, personal funcionario y trabajadores en grandes y medianas empresas.
- Hablamos de un tipo de familia, pareja heterosexual, pero familias hay muchas. Sobre todo habrá que tener en cuenta las de una sola progenitora o progenitor.
- Cada familia es un mundo, por eso deberíamos hablar de “permiso de crianza”, poniendo así al bebé en el centro. Inmediatamente tras el parto serán necesarias unas semanas “obligatorias” para que se recupere la madre y deberían ser esas mismas semanas obligatorias para ambos a la vez. A partir de ahí, el resto del tiempo de permiso debería ser gestionado por los progenitores: tomarlo al mismo tiempo, alternándose, transfiriendo de uno a otro… Sin duda, sabrán elegir la mejor opción poniendo la mirada en el bienestar de su bebé.
- Los primeros años de vida son decisivos en el desarrollo de niños y niñas, por tanto es vital políticas que ayuden a los progenitores en la crianza y que favorezcan la corresponsabilidad. Pero después hay que seguir estando ahí, cuidando y educando. Por tanto es necesario que vayamos más allá y de una vez por todas se acometan reformas para mejorar la conciliación entre la vida familiar y laboral de hombres y mujeres.