¡A la escuela!

El pasado sábado publicaba en el diario Información este artículo.

Ya todo está en su sitio,
ya todo en su lugar.
Los niños en la escuela
y los patos a volar.

Me gusta la poesía de Gloria Fuertes, con sus palabras de niña grande, con las justas, nos cuenta las cosas de la vida. Empieza el curso escolar y sentimos eso, que todo vuelve a estar “en su sitio”, en los hogares donde hay niños por supuesto, también en los que ya no los hay, pues perdura la rutina de tantos años.

Unos vuelven con ganas de ver a los amigos, en apenas unos días ya estarán adaptados a madrugar, al nuevo ritmo, pero para los más pequeños, sobre todo para los que inician la escolarización por primera vez, los que acuden a una escuela infantil o van directamente a la escuela, esta primera salida de su círculo familiar, de su mundo conocido, les va a costar más. No solamente al niño o a la niña, también a los padres, todos hemos de transitar el periodo de adaptación.

Como tantas cosas de la vida, démosle y démonos tiempo: cada niño o niña, dependiendo de su grado de madurez emocional y social, tardará más o menos días en adaptarse, en llegar alegre al aula, en despedirnos con una sonrisa, porque allí también se encuentra seguro, porque se lo pasa bien, porque ha establecido un vínculo emocional de cariño con su educador o educadora.
Pero también se alargará más o menos el periodo de adaptación dependiendo de cómo lo vivimos los padres, de nuestros miedos, de la culpabilidad, de si nos sentimos seguros con la decisión tomada de llevarlo al cole, si confiamos en los profesionales o si nos gusta el modelo educativo de la escuela.
Por último también es decisiva la escuela, cómo se trabaja este periodo, de su modelo pedagógico, si se hace respondiendo a las necesidades de cada niño o niña, por ejemplo si tienen prevista la incorporación progresiva.

Durante este tiempo de adaptación habrá más lloros, menos apetito, problemas con el sueño, a veces vómitos… problemas que podríamos catalogar dentro de la normalidad, entrarían en las manifestaciones de la ansiedad por separación que está viviendo.

Y complicando estos días llegan las primeras infecciones, porque en cuanto están reunidos en el aula surgen los primeros catarros, por mucha higiene que mantengamos, aunque tenemos que seguir insistiendo acerca de la importancia del lavado de manos, limpieza de las superficies, de los juguetes…pero aún así estornudos, mocos, toses, inundan el aula.
Si por el proceso infeccioso debe quedarse en casa debemos reincorporarlo al cole lo antes posible, en cuanto se encuentre bien, porque si no está adaptado cada vuelta es volver a empezar.

Debéis saber que este primer año de escolarización los procesos infecciosos van a ser muy frecuentes, es también otra adaptación que deben hacer; es una salida al mundo al fin y al cabo que conlleva ponerse en contacto con gérmenes, virus sobre todo, que le provocaran infecciones, generalmente banales, catarros fundamentalmente. Tened previsto, si trabajáis, la persona que cuidará de él o ella los días que no pueda asistir al cole, no sólo por respetar las normas sanitarias del colegio, también porque necesitará cuidados que la escuela no puede ofrecerle.

Por último, confiad en los educadores, en la escuela, dejáos aconsejar, tenéis a partir de ahora unos profesionales que os van a ayudar en su educación, veréis como vuestro hijo o hija se irá haciendo más autónomo, como inicia el camino de la socialización.

Mi hij@ va a la escuela infantil

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Para la mayoría de los padres no es fácil la decisión de llevar a la escuela infantil a su hij@.
Aún cuando los padres ya tienen la decisión tomada como la mejor solución, persisten dudas, contradicciones, aparece la angustia que conlleva la primera separación, la culpa…

Empezamos con la adaptación, los llantos…y cuando parece atenuarse esta pesada carga emocional aparece la primera enfermedad: cualquier proceso febril, un catarro…y de nuevo se desata la duda: “¿hemos hecho bien en escolarizarlo?”, “¿no será muy pequeño?”, “¿vamos a estar todo el invierno así?”, preguntas que se trasladan de la casa a la consulta del pediatra.
Desde el respeto a la decisión que los padres han tomado de escolarizar a su hijo, mi posición es la de ayudarles en el periodo de adaptación, posibilitando un espacio y un tiempo donde sacar su angustia, sus dudas. Es necesario informarles que los niños pequeños son más vulnerables a las infecciones dado que su sistema inmunitario (de defensa frente a los gérmenes) es inmaduro y, además, por el contacto estrecho entre los niños se facilita la transmisión de enfermedades infecciosas. El niño en su primer año de escolarización va a sufrir el bombardeo de gran cantidad de gérmenes (en su mayoría virus) pero la gran mayoría de estas enfermedades serán procesos banales, sobre todo catarros de vías altas.
Insisto también en que respeten las normas sanitarias de la escuela infantil, pues así protegen a su hijo; en el caso de que ambos trabajen deben tener una solución buscada (abuelos, canguro…) para esa mañana que amanece el niño con fiebre y no lo llevarán. Respetar las normas sanitarias no es sólo pensando en que exponen a los demás niños al contagio, sino porque su hijo precisará unos cuidados que la escuela infantil no puede ofrecerle.

Isabel Rubio