Una mamá de un niño de 3 años me ha escrito el siguiente correo:
“(…). Hoy cuando he ido a recoger a mi hijo de 3 años a una guardería municipal, me ha dicho su profesora que había una niña en la clase con lombrices, que era muy contagioso y que aunque no tuviera síntomas que le diera el tratamiento.
-¿qué son las lombrices?
-¿cómo las cogen? en la puerta de la guardería hay siempre restos de comida que los vecinos le echan a los gatos, huele fatal y parece que no lo limpian bien del todo y todos los niños pisan por ahí para entrar al recinto, puede ser un foco?
-¿és muy contagioso?
-¿qué tratamiento tiene?
-¿qué sintomas tiene?
-¿hay tratamiento preventivo?”
Si hablamos de parasitosis intestinal en general, podemos decir que en España han disminuido de forma considerable.
Hay un gran número de parásitos intestinales provocando cada uno una clínica diferente, pero cuando decimos “este niño tiene lombrices” habitualmente nos referimos a los oxiuros, también llamados enterobius vermicularis.
Están ampliamente extendidos pues se estima que un 40-50 % de niños en edad escolar se afectan (variables las cifras según regiones).
Se pueden visualizar como un pequeño hilo blanco: el macho es más pequeño, 2-4 mm de longitud y la hembra entre 2-13 mm.
Nos infestamos (no está mal escrito, se llama infestación cuando hablamos de parásitos) al ingerir huevos fecundados, maduran en nuestro tubo digestivo y quedan alojados allí, bajando las hembras al recto y ano a poner los huevos que se adhieren a los márgenes del ano y piel circundante, suelen hacerlo por las noches y provocan picor anal, por lo que el niño se rasca, infectándose así las manos, que se constituyen en vehículo de transmisión. En las niñas puede que el oxiuro avance hacia delante provocando una clínica nocturna típica, se despiertan llorando, apretando los muslos y se puede visualizar la lombriz en genitales.
Por tanto la mayoría de las infestaciones son mano-boca, lo habitual es que el niño se rasque el culo y se lleva los huevos en los dedos-uñas y jugando con otros niños se los van pasando: toca por ejemplo juguetes y el otro se los lleva a la boca, o compartiendo el lápiz, etc, etc. También por medio de los alimentos o ropas sucias “contaminados” con huevos, llegando también así a nuestra boca.
Por tanto la prevención está clara: higiene, higiene… e higiene sobre todo de manos.
Por cierto, no existe ninguna relación entre que el niño tome golosinas y la aparición de lombrices.
Si se consulta por picor de culo nocturno suelo aconsejar que se intente visualizar el oxiuro por la noche (se suele ver ) y así confirmamos el diagnóstico. Pero lo habitual ante la sospecha es o bien tratar si la clínica está muy clara o bien poner una tira de celofán adhesivo en los márgenes del ano por la mañana al despertarse el niño y así nos llevamos los huevos adheridos, después poner el celofán en un cristal rectangular que os damos para esta prueba y se envía al laboratorio para visualizarlos. Se debe repetir la prueba varias veces antes de darla por negativa.
Para el tratamiento hay una serie de fármacos que son muy efectivos y que se aconseja dar a todos los miembros que convivan con el niño, sin olvidar extremar las medidas higiénicas: uñas cortas, lavado de manos frecuentes con cepillado de uñas, lavado frecuente de sábanas, etc.