Publicado hoy en el periódico Información
Vamos avanzando y recuperando la calle, las relaciones con la familia, con los amigos. El tiempo acompaña y disfrutamos de cada salida, luz, sol, naturaleza… o simplemente pasear por las calles de la ciudad, ¡qué bien nos sienta!. Cosas sencillas y cotidianas, que antes pasaban desapercibidas, hoy las saboreamos.
En los Centros de Salud también seguimos trabajando dando pasos hacia una normalidad que no puede ser la de antes.
Sabiendo que en nuestra provincia menos del 3% ha sido infectado, somos muchos los que seguimos siendo susceptibles a la infección. También sabemos que persiste la transmisión comunitaria, que el virus sigue entre nosotros. Por tanto no hay que bajar la guardia, hay que mantener muchas de las medidas protectoras aunque cambiemos de fase, aunque el Gobierno decrete la normalidad.
Los Centros de Salud han de ser espacios limpios, tenemos que cuidar a las personas, a los niños y niñas que acuden, cuidar y cuidarnos. Hay que seguir manteniendo normas como entrar con mascarilla, limpieza de manos o un sólo acompañante con los niños y con las personas dependientes. Debemos mantener salas de espera casi vacías.
En Pediatría obliga a ordenarnos las consultas. Antes pasábamos alternativamente de la consulta del pediatra a la de enfermería para realizar una visita programada de salud a un recién nacido, un lactante o un escolar. Ahora no podemos hacer eso, no basta con lavarnos las manos antes de explorar. Tampoco en la sala de espera deben estar juntos niños sanos y enfermos y no todos los Centros disponen de espacio suficiente para separarlos.
Es necesario estratificar las consultas para tener franjas horarias dedicadas a Programa de Salud y otras a atender la demanda. A su vez sería razonable también una franja horaria para atender a los niños que acudan por enfermedades infecciosas. Obliga a que las citas sean, como mínimo, cada 10-15 minutos.
La consulta telefónica, que es todavía mayoritaria, nos ha enseñado muchas cosas. La primera es que hay muchas consultas que se pueden resolver por teléfono. Ha habido asesoramiento en alimentación, en pautas de observación, por ejemplo en los inicios de una fiebre o una diarrea. Ha demostrado también los recursos que padres y madres tienen en el tema de salud, su capacidad de observar y controlar. Las entrevistas han sido fluídas, sus ojos han sido los nuestros ¿cómo lo ves? ¿está activo? ¿está contento?… Nosotros, los pediatras, hemos estado y estamos ahí asesorando, conteniendo los miedos, las incertidumbres, controlando.
Es imprescindible avanzar con herramientas tecnológicas de comunicación. En estos meses ha habido mucha consulta de piel y la imagen es imprescindible para orientar el diagnóstico. Hemos funcionado con el correo y en alguna ocasión por WhatsApp.
Las videoconferencias o las plataformas on-line, para comunicarnos con los pacientes y compartir documentos de una forma eficiente y segura, deben ser una realidad ya. Como debe ser una realidad la mejora de la infraestructura tecnológica de los servidores, reemplazar terminales o cosas tan sencillas como un teléfono que permita comunicarnos y escribir en la historia al mismo tiempo.
Actualmente el acceso sigue siendo telefónico. Contactamos con padres y madres y si se requiere explorar al niño se le cita a una hora determinada, escalonando la consulta presencial. También en un futuro, todo lo que pueda resolverse por teléfono debe hacerse así, ganamos todos, evitando desplazamientos, pérdida de horas laborales, etc.
El Programa de Salud Infantil, que en las primeras semanas de confinamiento se redujo a la atención al recién nacido y a las vacunaciones de 2 y 4 meses, se ha ido ampliando progresivamente. En nuestro Centro de Salud se están iniciando ahora los exámenes de salud y vacunación de los escolares de 6 años.
Echamos en falta campañas publicitarias institucionales que vayan informando a la población de la forma de acceder a los Centros de Salud. Sabemos cómo podemos ir a la peluquería, o a una terraza de un bar pero no se informa del acceso a los Centros y, más importante, por qué es necesario que sea así.
Todos hemos aprendido mucho estos meses. Hemos aprendido a valorar aún más un abrazo, ver una sonrisa o estar junto a un amigo. Pues bien, lo ocurrido debe servirnos para poner en valor nuestra maltrecha Atención Primaria, porque es básico que funcione este primer nivel. Va en ello la salud de todos, es clave en la contención de la pandemia y lo será en los próximos meses para contener los sucesivos brotes.
Cada uno debe asumir la responsabilidad que le toca, desde un uso responsable de los servicios sanitarios por parte de la ciudadanía, el trabajo eficiente de los profesionales a la dotación de los recursos materiales y humanos necesarios por parte de nuestros dirigentes políticos.