Hoy, en el Suplemento de Medicina y Salud del diario Información, publican mi artículo Necesidades Infantiles.
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Quisiera hacer un repaso de las NECESIDADES INFANTILES, una guía lo más sencilla y pedagógica:
Como seres vivos tenemos unas necesidades físicas, biológicas, que son básicas: recibir comida en cantidad y calidad suficientes, descanso, estar protegido de los peligros que pueden amenazar nuestra integridad, cobijo… todo esto es evidente, por eso, como leía hace unos días en “Los buenos tratos a la infancia” de Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan, un libro que os recomendaba días pasados, “el mundo adulto debería asumir la vergüenza de no haber podido garantizar a millones de niños en el mundo el mínimo necesario para garantizar este derecho a la vida”.
Pero sigamos con las necesidades infantiles: el niño tiene también unas necesidades asociadas al desarrollo psicosocial, es decir, necesidades afectivas, cognitivas, sociales y éticas. Veamos más despacio en qué consisten:
El niño tiene necesidad de lazos afectivos estables, incondicionales y continuos, así se vincula a sus padres, a su familia; el niño siente la vinculación como amor y felicidad, y desarrolla así un sentimiento de pertenencia: sabe que pertenece. Estos lazos afectivos estables suponen también cubrir la necesidad de estructura que tiene el niño desde que nace: estabilidad de personas que le cuidan, de espacios, horarios, de saciarle cuando tiene hambre o sed, facilitarle el sueño… más adelante necesidad de límites, de normas, de hábitos, porque el niño necesita saber qué va a pasar después, esto le genera seguridad y confianza. El niño necesita ser aceptado, debe recibir gestos y palabras que creen a su alrededor un verdadero espacio afectivo de aceptación, necesita ser importante para sus padres creándose vínculos de lealtad entre padres y niño.
El niño tiene necesidad de estímulo, más bien hambre de estímulos al igual que tiene hambre de alimentos. La mente humana para desarrollarse necesita estímulos sensoriales y le deben llegar de las personas de su entorno y así forma su propia estructura psíquica. En los primeros meses sobre todo, el niño necesita ser tocado, tomado, mirado, besado…es la forma que tiene de entrar en contacto con el mundo, por medio de sus sentidos.
Mas adelante será necesario estimular la curiosidad por lo que sucede a su alrededor con el fin de motivarle a explorar el mundo. A medida que el niño va creciendo, el hambre de estímulos se hace cada vez más simbólico y va dando paso al hambre de reconocimiento, que durará toda la vida; será necesario que los adultos importantes para el niño le refuercen, le manifiesten su alegría por los esfuerzos y logros que va realizando en la aventura de crecer.
Los niños tienen también unas necesidades sociales que serán satisfechas en la medida que los adultos faciliten su autonomía, apoyen sus capacidades y les animen a ser responsables, tanto en el ejercicio de sus derechos como en el cumplimiento de sus deberes.
Por último los niños tienen derecho a creer en valores que les hagan sentirse parte de su cultura, valores colectivos que les enseñen el respeto a la vida y a los derechos humanos de todos, que integren una ética que les haga responsables de sus actos.
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