¿Qué podemos hacer?:
1.- Dieta para ayudar: alimentos ricos en residuos, frutas, verduras, legumbres…y aporte adecuado de líquidos.
2.- Hábito, hábito y más hábito… y grandes dosis de imaginación y paciencia: tendremos un tiempo cada día que es “el de hacer caca”, sin prisas, tras una de las comidas, y con un rito que repetiremos cada día: por ejemplo puede ser el de leer un cuento tipo “Teo va al baño”, después hacemos “masaje en la barriga para que salga la caca”, puede incluirse también masaje en ano con estimulación rectal con un termómetro rectal “para que salga la caca” (si hay que hacer vaciado se puede aprovechar para poner un supositorio de glicerina de niños o un microenema (por prescripción médica) y dejarlo tumbado masajeando abdomen e intentando convertir ese tiempo en un momento de cercanía con nuestro hijo, agradable…después sentarlo en el orinal “¡para que salga la caca!”, unos 5 minutos. Podéis pensar que lo estoy poniendo muy fácil, pero en el momento en el que ya estáis no hay quien le proponga nada…sólo intentarlo se pone rígido, todos os ponéis ya nerviosos…vale!, pero ese es el objetivo y no hay otro atajo, por tanto iremos poco a poco reeducando el aprendizaje del hábito para lograr una defecación regular y placentera.
3.- Todo ésto suponiendo que es la edad adecuada para quitar pañales (alrededor de los 2 años) y que no hay una excesiva rigidez por parte de la familia.
4.- Por último, dependiendo del momento en el que se consulta, es necesario a veces realizar como primer paso un vaciamiento, una evacuación completa con microenemas o supositorios de glicerina a diario. Sólo excepcionalmente recurrimos a lubricantes, como aceites minerales, o a otros fármacos, como la lactulosa, que puntualmente pueden ayudar.
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