Con esta preciosa felicitación de Silvia y David quiero también desearos unas felices navidades, que las disfrutéis en familia, con los amigos… y también deseo de corazón que en este año que estrenamos se cumpla todo aquello que soñáis.
Y os dejo este artículo escrito con Cristina Giménez, Residente de Pediatría del Hospital de Elda y publicado el pasado sábado en el Suplemento de Salud del periódico Información.
Se acerca la navidad, las calles ya están llenas de lucecitas de colores, de adornos en las tiendas, se respira un aire festivo y los niños ya están contando cuantos días les quedan para las vacaciones.
Y queríamos aprovechar este espacio, que nos cede el periódico Información a nuestra Asociación de Pediatria, para desearos a todos los padres, hijos, abuelos, nietos, tíos o primos, ¡felices fiestas y un feliz comienzo de año!.
¡Ay, las vacaciones!, ese tiempo que están esperando todos los niños para poder jugar, para poder disfrutar de estar en casa con los papás, con los hermanitos, y liberarse de esa agenda tan apretada que muchos de nuestros niños llevan hoy en día. Pero es que además estas vacaciones son especiales, tienen un matiz diferente, porque parecen estar hechas especialmente para dedicarle tiempo a la familia y a los juegos…o lo que es parecido pero aún más importante, a jugar en familia.
Porque en el juego de los primeros años parece que los padres están más presentes, se tiran al suelo a jugar con sus hijos o pasan largos ratos aupándoles y haciendo el avión o el caballito. Y luego poco a poco el niño va creciendo y va jugando más solo, o con los hermanos u otros niños, y ya no tanto con los padres.
Llega la Navidad y nos brinda una nueva oportunidad para disfrutar con ellos del juego, y es lo que os animamos a hacer estas fiestas. Tenga la edad que tenga el niño, seguro que está encantado y emocionado de que sus papás se sienten con él a jugar, que pasen toda una tarde, o dos, ¡o las que puedan!, disfrutando junto a él del placer de jugar, sin preocuparse del trabajo, de los compromisos o de las tareas de la casa.
El valor de los juegos en la infancia es importantísimo, para su desarrollo psicomotor, desarrollo de la personalidad, de la inteligencia, la creatividad, de las habilidades sociales, la tolerancia, la frustración, el respeto, la solidaridad,… Pero cuando además jugamos en familia, se refuerzan los lazos del cariño, de pertenencia a la familia, de traspaso de valores, de permiso para disfrutar: si un hijo vive, siente, que sus padres son capaces de disfrutar como un niño, aprenden a disfrutar también ellos. Saquemos pues a nuestro niño interior para compartir con nuestros hijos momentos de juego, seguro que en estos días habrá oportunidades. Porque esos momentos serán el mejor regalo que podemos hacerles, el más barato y el que recordarán cuando sean adultos, como hoy nosotros recordamos los momentos felices que vivimos en familia, no lo que nos trajeron los Reyes o Papá Noel.
Empecemos ya a crearles la ilusión, no con los catálogos de los centros comerciales con multitud de juguetes que sólo incitan al consumo, sino a crear la atmósfera alegre de la Navidad (independientemente del significado religioso o no que la familia les dé), de lo que vamos a hacer esos días, de que todos los miembros de la familia (sea la edad de nuestros hijos e hijas la que sea) participen en tareas comunes: colaborar si montamos un árbol, o un belén, en la decoración de la casa… también en la cocina, en la elaboración de dulces navideños si esa es la costumbre familiar… hablemos también con ellos de solidaridad…en fin, disfrutemos de estar juntos, ese es el objetivo.