La primera iniciativa en la creación de estas instituciones surge en Francia a finales del siglo XIX con un objetivo: la lucha contra la desnutrición y la excesiva mortalidad infantil. Se concibe como una institución municipal eminentemente benéfica. Ofrece leche artificial a niños pobres cuyas madres no podían amamantarlos y pagaban el servicio en función de sus posibilidades.
En 1905 se celebró en París el primer congreso de gotas de leche y entre los acuerdos que se adoptan se establece que las gotas de leche se propaguen, que los poderes públicos impulsen y faciliten su desarrollo.
En España es el doctor Francisco Vidal Solares quien, en 1890 y en Barcelona, funda y costea a sus expensas el primer Consultorio de Enfermedades de los Niños que dará lugar al Hospital de Niños Pobres, al que incorporará la primera Gota de Leche gracias a la colaboración ciudadana, un centro donde se recogía leche de donantes para repartirla entre los niños necesitados.
Progresivamente se abre La Gota de Leche de San Sebastián en 1903, en Madrid y Bilbao en 1904, en Mahon y Sevilla en 1906…
Sus objetivos iban más allá del suministro de leche, pues tuvieron una importante labor en la promoción de la lactancia materna y de asesoramiento a las madres en la crianza; en los casos en los que se reconocía que la madre no podía amamantar a su hijo, se establecía un programa de entrega diaria de biberones, recibían una cesta con los biberones necesarios para alimentar a los niños durante 24 horas. En algunas Gotas de Leche los tipos de leche que se ofrecían eran de tres clases: esterilizada, maternizada y cruda en frascos asépticos, en unas ciudades gratis para los más pobres, en otras se les cobraba un precio simbólico y un precio más alto para quién podía pagarla. La Gota de Leche era el único lugar donde conseguir leche artificial porque no existía todavía la fabricación industrial de leche en polvo. Por otro lado funcionaban también como consultorios de lactantes con vocación claramente social, de carácter universal con especial atención a las clases más desfavorecidas: solían tener una consulta diaria a la que podían acudir las madres que quisieran, independientemente de su posición social, y la consulta era de pago, semigratuito o gratuito según las posibilidades de cada familia; también se les suministraba medicación y alimentos a los más pobres, incluso, en algunas Gotas de Leche, ración de alimentos a la madre. Se les exigía que acudieran a los controles pautados o perdían sus derechos. La presión asistencial era muy alta.
La estructura básica de «La Gota de leche-Consultorio de Lactantes» consistía en una sala de espera, cuarto de pesar los niños, sala de consulta y lugar para entrega de biberones, así como una sala de máquinas, en donde se esterilizaba y almacenaba la leche. Algunas contaban con una máquina más especial que permitía maternizar la leche de vaca: se modificaba para hacerla más parecida a la materna, se añadían otras sustancias como agua, lactosa o sal y por centrifugado se variaba la proporción de grasas; se preparaba una solución más diluida para menores de seis meses y otra normal para los mayores de seis meses. También las técnicas de esterilización, mediante calor, tienen su antecedente en la esterilización que se realizaba en estas instituciones.
Poco a poco se extendió por muchas ciudades de España estos centros con diferentes patrocinios: Juntas Provinciales de Protección a la Infancia, caridad privada, cajas de ahorro, pero sobre todo fueron servicios a cargo de la Beneficencia Municipal.
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