¡Los medicamentos fuera del alcance de los niños!

 

CarlafiebreUna llamada de teléfono casi a la hora de dormir, unos amigos acaban de descubrir que su hija, de 6 años, se ha “bebido” el contenido de una conocida marca de ibuprofeno “porque estaba malita”. No había ido al cole porque, era verdad, estaba con catarro y le habían dado una primera toma de ibuprofeno por la mañana dejando el envase en la encimera de la cocina “casi lleno”. Cuando por la noche vieron que el envase estaba vacío preguntaron a la niña, manteniendo toda la calma que pudieron, y les contó que a lo largo del día fue pasando por la cocina y se tomaba “un trago” hasta que se acabó. Mientras calculaba la dosis que había tomado me decían “es una niña muy responsable”, “no podíamos pensar que hiciera una cosas así”, ya, pero es una niña y el ibuprofeno en jarabe está muy bueno, se lo toman bien y corremos estos riesgos precisamente por haber conseguido tan buen sabor.

Seguimos con llamada al Centro de Toxicología, que ya podría tener un número fácil de memorizar aunque, eso es verdad, está en todos los envases de productos de limpieza, dónde las 24 h. del día nos informan de la actitud a seguir. En nuestro caso la dosis, aunque tóxica, no era de salir corriendo, aceptando como verdad que se lo fue tomando a lo largo del día, así que vigilancia en las próximas horas.

Afortunadamente han pasado los días y no ha habido ningún problema. Pero a mí sí me surge la necesidad de sentarme a escribir sobre el tema por varias razones:

  • Por un lado el alivio que sentí cuando al preguntar qué concentración de ibuprofeno era, me dijeron que “el naranja”. Como sabéis existe el ibuprofeno al 2% (5 ml contienen 100 mg y el líquido es naranja o blanco) y al 4% (5 ml contienen 200 mg y el envase, color y sabor del líquido es “fresa”). Si hubiera ocurrido con un envase del ibuprofeno más concentrado las consecuencias habrían sido muy graves. Así, la primera conclusión, es que solo prescribiré envases de pequeño volúmen de ibuprofeno al 4% y que volveré a recordar sistemáticamente a los padres que los medicamentos fuera del alcance de los niños, aunque sean “muy responsables”, ¡son niños!.
  • La industria farmacéutica debe diseñar envases de medicamentos para niños con volúmenes que no supongan un riesgo para su vida caso de ingesta accidental, deben intentar un sabor aceptable, pero sin pasarse, al igual que no deben tener colores, sabores o formas de chuches como algunos de los medicamentos que están saliendo al mercado. Por supuesto cierres a prueba de niños y jeringas dosificadoras claras para evitar errores en la dosificación.
  • No olvidemos que los medicamentos deben estar, como los productos de limpieza, en un lugar seguro, dónde el niño no pueda ver, ni acceder. No hagamos referencia a las medicinas como “mira que dulce y buenísima que está” u otras frases similares. Y precaución cuando vamos de visita a casas donde no viven niños, por ejemplo a casa de los abuelos, pues allí los medicamentos pueden estar en cualquier mesita.

Dejando a un lado las intoxicaciones intencionadas que se producen sobre todo en la adolescencia, las intoxicaciones accidentales son las más frecuentes, sobre todo en niños pequeños, ocurren en casa y como se suele consultar pronto, sabiendo qué producto es el que ha ingerido, el pronóstico en general es favorable. ¿Y qué medicamento es el causante de la mayoría de las intoxicaciones en los niños?, pues el de más uso en pediatría: el paracetamol, a pesar de la introducción de los tapones de seguridad.

Para terminar, os aconsejo que hagáis un repaso en vuestro hogar y veáis si es el entorno seguro que necesitan vuestros hijos.

Consultas Médicas por intoxicaciones y emergencias toxicológicas: Teléfono 24 horas 91 562 04 20