Creo que a estas alturas nadie discute los beneficios de una dieta rica en verduras y frutas: desde su efecto sobre la tensión arterial o la reducción del riesgo de enfermedades cardíacas y probablemente de algunos cánceres, la protección frente a la diverticulitis y frente a problemas oculares como las cataratas y la degeneración macular y también un efecto modulador sobre el azúcar en sangre que ayuda a mantener el apetito bajo control.
Por todo ello intentemos llenar la mitad de nuestro plato con verduras en cada comida (más verduras que frutas como vemos en la imagen) y elegir verduras y frutas variadas y de distintos colores: verde oscuro, amarillo, naranja, rojo… y añado: frutas de temporada y, a ser posible, de cultivos de nuestra zona, cercanos.
Si estamos hablando de abundancia de verduras y frutas seguro que es más de lo que la mayoría de nosotros, y de nuestros niños, tomamos. Por ej. para una persona que lleve una dieta de 2000 calorías para mantener su peso, precisaría unas 4 tazas al día de frutas o verduras; en el caso de lechuga u otras verduras de ensalada 2 tazas equivalen a una de verdura cocida o de fruta. Las patatas no cuentan como vegetal y deben utilizarse con moderación ya que son principalmente almidón y se comportan aumentando con rapidez los niveles de azúcar en sangre al igual que lo hacen el pan blanco y los dulces.
Por último limitar el zumo a un vaso al día, ya que es tan alto en azúcar como un refresco azucarado. Y limitar al máximo las bebidas azucaradas, ya que aportan muchas calorías y prácticamente no hay otros nutrientes.