Fotoprotección en la infancia: ¿somos unos histéricos de la fotoprotección?

niños en la playa 4 copia

Los casos de cáncer de piel aumentan cada año y aunque afectan a los adultos, los expertos vuelven a incidir en que el principal desencadenante del cáncer de piel es la exposición excesiva a los rayos ultravioleta, por lo que es muy importante lograr una mayor concienciación social acerca de un cambio de hábitos de exposición solar.

Empezamos por la infancia, porque es un tiempo de gran exposición solar (se estima que entre el 50 y el 80% del daño ocasionado por el sol que un individuo sufre a lo largo de su vida se produce durante su infancia y adolescencia) porque está demostrado que la piel de un niño es más susceptible al daño derivado de la luz solar, y porque sus mecanismos de defensa son menos eficaces.

Nuestra piel tiene “memoria” y almacena las sucesivas veces que hemos sometido nuestra piel a un sol excesivo. Sabemos que la radiación ultravioleta es el principal factor de riesgo para el desarrollo de cáncer de piel, y es esta radiación acumulada durante la infancia la que implica el mayor riesgo. Por eso, año tras año, al llegar a esta época volvemos a insistir en la necesidad de una correcta fotoprotección.
Llamamos fotoprotección endógena a todos aquellos mecanismos naturales de protección frente el daño celular que puede ocasionar la radiación ultravioleta y fotoprotección exógena a las acciones que podemos utilizar externamente para proteger la piel del sol, como la ropa, gafas de sol o las cremas protectoras.

¿Qué tipos de fotoprotectores hay?:
Los fotoprotectores se dividen en fotoprotectores físicos y químicos. Los químicos absorben la radiación UVA, otros absorben la UVB o ambos tipos de radiación. Los fotoprotectores físicos o pantallas minerales actúan como una barrera física, absorbiendo y dispersando la radiación ultravioleta, así como la luz visible y los infrarrojos.
Los fotoprotectores sólo son beneficiosos si se usan de forma adecuada: aplicarlos unos 30 minutos antes de la exposición solar y reaplicarlos cada 2 horas o bien tras actividades que puedan eliminarlos de la piel como el ejercicio intenso, tras nadar o secarse con la toalla.

¿Qué es el factor de protección solar (FPS)?:
El FPS es un índice que mide la capacidad protectora de un filtro frente a los efectos nocivos del sol. El número del FPS indica la relación entre el tiempo que podemos estar expuestos al sol antes de aparecer eritema solar con el fotoprotector respecto al tiempo que tardaría en aparecer sin el fotoprotector. Así un FPS de 30, por ejemplo, indica que con el filtro el eritema solar tardaría 30 veces más tiempo en aparecer que sin él.
La FDA (Food and Drug Administration de EEUU) no recomienda el uso de fotoprotectores en menores de 6 meses, por tanto a estas edades deben cubrirse con ropa. En los mayores de 6 meses se deben usar filtros de FPS > o = 25, que cubran UVA y UVB y que sean resistentes al agua y al sudor.

Volvemos a recordarnos las medidas de prevención de sentido común: no tomar el sol de 11 de la mañana a 4 de la tarde; utilizar protección solar superior al 15, un factor 30 es suficiente; tampoco superior a 50 porque no aporta nada y utilizar el protector solar, al menos, 30 minutos antes de tomar el sol. Nunca utilizar aceites solares, según los dermatólogos habría que prohibirlos. Exponerse al sol progresivamente; utilizar gafas solares, gorros y camisetas en caso de permanecer mucho tiempo en la playa.

Aunque volveré con el tema de la ropa, dejo el enlace con una entrada anterior que os puede interesar: Hablemos de ropa y protección solar.

 

¿Qué protector solar me aconseja?


Ayer, en el Suplemento de Salud del periódico Información, publicaba este artículo:

¡Ya ha llegado el calor!, en sólo unos días hemos tenido que sacar la ropa de verano y las madres vuelven a preguntar ¿qué protector solar me aconseja?.
Ya sabéis que los fotoprotectores se clasifican en químicos y físicos: los químicos absorben la radiación solar y la transforman en otros tipos de energía que no produce daño cutáneo y los físicos o pantallas minerales actúan como una barrera física, dispersan y reflejan la radiación lumínica que incide sobre ellos, son los menos cosméticos porque actúan como pantalla opaca. Y por último están los mixtos: una mezcla de filtros químicos y físicos.

Hay que tener en cuenta:

  1. El factor de protección solar (FPS):
 El FPS es un índice que mide la capacidad protectora de un filtro frente a los efectos nocivos del sol. El número del FPS de un fotoprotector indica la relación entre el tiempo que podemos estar expuestos al sol con él antes de que aparezca el eritema solar, respecto al tiempo que tardaría en aparecer sin el fotoprotector. Así un FPS de 30, por ejemplo, indica que con el filtro el eritema solar tardaría 30 veces más tiempo en aparecer que sin él. Dependiendo de las características de la piel del niño o adolescente usaremos un FPS; siempre superior al 15, un factor 30 a 50 es suficiente; cuando hablan de cremas solares “pantalla total” incurren en publicidad que podriamos catalogar como engañosa porque no existe la protección total; no existe ninguna prueba que demuestre que los factores de protección mayores a 50 presenten beneficio alguno adicional para la piel. Tampoco aplicar capas superpuestas de crema solar aumenta el factor de protección.
  2. Resistencia al agua: Se han publicitado como resistentes al agua o water resistant si mantienen su factor de protección en la piel tras 2 inmersiones de 20 minutos y waterproof o “impermeables” cuando la mantienen después de 4 inmersiones de 20 minutos. En realidad no deberían anunciarse como resistentes al agua sin más, lo que deberían revelar, de forma clara y precisa, es cuánto tiempo dura la crema en el cuerpo tras el contacto con el agua, por tanto en las etiquetas debería leerse por ejemplo: “Resistente al agua durante 40 minutos”. Eso permitiría saber cuándo debemos volver a aplicar la crema.
  3. La FDA (Food and Drug Administration de EEUU) no recomienda el uso de fotoprotectores en menores de 6 meses, por tanto a estas edades deben cubrirse con ropa.
  4. Los fotoprotectores sólo son beneficiosos si se usan de forma adecuada: aplicarlos unos 30 minutos antes de la exposición solar, en cantidad suficiente por toda la superficie expuesta y reaplicarlos cada 2 horas o bien tras actividades que puedan eliminarlos de la piel como el ejercicio intenso, tras nadar o secarse con la toalla. ¿Y sirven de una temporada para otra?: si durante el verano pasado estuvieron expuestos al sol, que es lo habitual, deben desecharse; sólo los que se han guardado en condiciones óptimas de temperatura y que no hayan caducado podrían usarse.

Por último recordar otras medidas de prevención: no tomar el sol de 11 de la mañana a 4 de la tarde, exponerse al sol progresivamente y, en caso de permanecer mucho tiempo al aire libre, utilizar gafas de sol, gorros o sombreros con ala y camisetas o ropa con tejidos de trama tupida y no blancos, no elásticos, preferiblemente de algodón.

Fotoprotectores y publicidad

Estos días ha aparecido en la prensa digital: La Agencia Federal del Medicamento (FDA, por sus siglas en inglés) ha decidido poner orden en la publicidad de las cremas solares, tras 30 años permitiendo una publicidad engañosa: ha decidido apoyar solo los protectores que ofrecen factores entre 15 y 50. «No existe ninguna prueba que demuestre que los factores de protección mayores a 50 presenten beneficio alguno adicional para la piel», asegura la doctora Jill Lindstrom, dermatóloga afiliada a la FDA. Eso significa que, científicamente, no existe diferencia entre un protector de 50 y uno de 80 o 90, aunque algunas de estas últimas se solían comercializar en EE UU con etiquetas engañosas como la de «ultraprotección».
Prohibirá, además, que se comercialicen como resistentes al agua o al sudor, a pesar de que muchas (incluidas las infantiles) así se anuncian. En lugar de eso, deben revelar, de forma clara y precisa, cuánto tiempo dura la loción en el cuerpo tras el contacto con el agua, por tanto en las etiquetas deberá leerse por ejemplo: «Resistente al agua durante 40 minutos». Eso permitirá al consumidor saber cuándo deberá volver a aplicarse la crema.

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