Aprendiendo más sobre la fiebre

Esta semana han acudido a consulta 196 niños, la mayoría por fiebre.

Creo necesario repasar este tema porque el manejo del niño febril es básico, es una situación que vais a vivir con frecuencia, sobre todo los primeros años de vuestr@ hij@.

La palabra fiebre procede del latín febris, que significa calentar y es el aumento de la temperatura corporal por encima de lo normal. ¿Y qué temperatura es la normal?: entre 35 y 37 ºC en axila pues a lo largo del día la temperatura cambia, es menor a primera hora del día y aumenta aproximadamente un grado entre las 16 y 18 horas.

Temperatura normal: 35-37 ºC axilar
Hasta 38ºC axilar hablamos de febrícula.
Por encima de 38ºC hablamos de fiebre.

El ser humano es homeotermo, es decir, mantenemos la temperatura corporal dentro de unos límites estables. ¿Y cómo se regula la temperatura corporal?, es un proceso complejo (termorregulación) que intentaré simplificar:
En nuestro cerebro tenemos “dos centros de operaciones” formados por neuronas: un “centro de refrigeración” y que actúa cuando aumenta la temperatura corporal y un “centro de calentamiento” y que es el encargado de aumentar la temperatura, es decir, el que interviene directamente en la producción de fiebre.
A estos centros llega información de “receptores” que tenemos en la piel y avisan si hace frío o calor en el exterior y de otros “receptores” internos.
Un ejemplo: Es verano y hace calor, los receptores de la piel informan al centro de operaciones y el centro de refrigeración manda órdenes para que sudemos y así mantenemos la temperatura corporal estable.
En el caso de la fiebre lo que ocurre es que las bacterias o los virus que han entrado al organismo estimulan la producción de sustancias pirógenas (del griego pyr-, fuego y -geno, producir) que activan el centro de calentamiento. Existen también sustancias pirógenas producidas en el organismo por grupos celulares, por eso también la fiebre puede aparecer en procesos tumorales, inflamatorios o traumáticos.
Pero volviendo a la fiebre, cuando llegan las sustancias pirógenas al centro del calentamiento, activan una cascada de reacciones que provocan que se altere el punto de ajuste, quedando “ajustado” a una temperatura superior a la normal y por tanto mandará las órdenes para que aumente la temperatura corporal; es decir sigue funcionando bien el centro de operaciones, sólo que tiene “la orden” de mantener la temperatura más elevada.

La fiebre tiene una serie de efectos sobre el organismo: aumenta la frecuencia cardiaca (unos 9 latidos/minuto por cada grado de aumento de temperatura), aumenta la frecuencia respiratoria, la piel puede estar pálida y fría cuando inicia el ascenso y después caliente y rubicunda. Puede provocar cefalea, somnolencia, delirio y, en algunos niños entre los 6 meses y 5 años, convulsiones febriles. Hay más riesgo de deshidratación, sobre todo en lactantes, al haber pérdidas insensibles por el aumento de la frecuencia respiratoria y por la piel. Puede acompañarse también de malestar general, pérdida de apetito…pero el objetivo de la fiebre es la estimulación de nuestros sistemas defensivos frente a los gérmenes que nos han invadido, frena el crecimiento bacteriano y vírico, por tanto el tratamiento antitérmico puede interferir con el papel beneficioso de la fiebre durante la enfermedad.

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termómetro
Quiero iniciar una serie de entradas acerca de la fiebre, motivo de alarma en los padres y de numerosas consultas, sobre todo a los servicios de urgencias.
La fiebre es una elevación de la temperatura corporal por encima de lo normal.
De entrada, sobre la fiebre debes saber que:
La fiebre es, en la mayoría de los casos, una reacción del organismo para potenciar las defensas naturales y luchar contra la infección. Pero no olvidemos que hay otras causas de aumento de temperatura (hipertermias) como el arropamiento excesivo, ambiente térmico elevado (causas a tener en cuenta sobre todo en el recién nacido y lactante pequeño), ejercicio intenso, situación estresante…
La mayor parte de las fiebres están causadas por una infección vírica aguda, de curso benigno.
La elevación de la fiebre no es necesariamente proporcional a la gravedad de su causa. Hay infecciones graves que cursan con “décimas de fiebre” y catarros con fiebre de 40º.
Lo importante no es la fiebre en sí, sino determinar la causa de la fiebre.
Cómo tomar la temperatura:
En los lactantes y niños pequeños aconsejo tomar la temperatura rectal que debe hacerse introduciendo en el recto hasta 1 cm más de la parte metálica del termómetro hasta que se estabilice la temperatura.
O tomar la temperatura axilar durante 5 minutos
O usar termómetro ótico que toma la temperatura en el conducto auditivo externo.
¿Cuándo hablamos de fiebre?:
Se acepta como normal una temperatura rectal de hasta 37,5 ºC y axilar hasta 37ºC.
Por encima de esta temperatura hablamos de febrícula (si el aumento es de unas décimas) o simplemente de fiebre.

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