Displasia del desarrollo de la cadera (2ª parte): Diagnóstico y tratamiento


Ya hablamos en una primera parte: Displasia del desarrollo de la cadera, que la exploración desde el nacimiento es el método para su diagnóstico. Enlazo con las recomendaciones que se aconsejan en una buena práctica de la pediatría, y que todos los pediatras seguimos, en relación a la detección de la enfermedad displásica de cadera.

Pero además estamos obligados a pedir por criterios de riesgo:
Si es una niña y parto de nalgas se debe realizar ecografía tras el primer mes de vida (entre las 4 y 8 semanas) aunque la exploración sea normal.
Si es una niña y hay antecedentes familiares de displasia se debe realizar ecografía tras el primer mes de vida (entre las 4 y 8 semanas) aunque la exploración sea normal.
¿Y qué pasa con los varones que han nacido de nalgas o hay antecedentes familiares de displasia?: se aconseja reexploración de la cadera a las 2 semanas pero también está aconsejada la ecografía, lo que nos lleva habitualmente a pedirla.

En segundo lugar ante la exploración clínica dudosa o patológica:
Ante la sospecha de alteración tras la exploración clínica, en cualquiera de los controles de salud en los primeros meses de vida, realizamos una ecografía de caderas y en niños de más de 3 meses se realiza una radiografía. Si tras estos exámenes persiste la duda o bien se confirma, se envía al niño al especialista.

En algunos países se hace la ecografía de cadera a todos los recién nacidos, dado que sólo con la exploración física en un porcentaje pequeño puede pasar desapercibida, pero esto supone un coste económico importante y además no descarta que en el desarrollo de esa cadera haya problemas futuros, por lo que debemos seguir vigilantes.
No obstante tenemos muchas ocasiones para su diagnóstico: en todas las exploraciones rutinarias del bebé la exploración de la cadera se realiza al final, porque es la más desagradable para el niño, y ante la sospecha clínica procedemos a pedir la ecografía, ésta parece ser la actitud más razonable. A partir del 6º mes la mejor prueba para descartar displasia es la radiografía.

En cuanto al tratamiento, sólo comentaré que el uso del pañal múltiple para mantener las piernas más abiertas no se recomienda por carecer de utilidad terapéutica. El especialista, según edad, recomendará un tratamiento ortopédico o, si el diagnóstico es tardío, tratamiento quirúrgico.

Displasia del desarrollo de la cadera

niño 9 pq
A todos los recién nacidos se les explora en las primeras horas tras su nacimiento y antes de su salida del hospital. En los Centros de Salud la primera exploración se realiza en los primeros quince días de vida. Esta sistemática permite identificar una anomalía de cadera en 6-10 por cada 1000 nacidos vivos. De éstos sólo 1,5/1000 presentarán un verdadero problema de cadera, dado que la mayoría de los casos ceden espontáneamente.
La enfermedad displásica de cadera es 6 veces más frecuente en niñas que en niños, también es más frecuente (un 20% más) si hay antecedentes familiares de displasia, cuando ha sido un parto de nalgas (hasta un 30% más) o si el bebé presenta una patología neuromuscular; también se asocia a niños que presentan pies equinovaros (una anomalía de los pies en los que el talón está rotado hacia dentro). Por ello, si hay factores de riesgo, se debe realizar de forma rutinaria una ecografía a los recién nacidos.
Pero vayamos aclarando conceptos:
Displasia= (“dis-” = mal + “-plasia”=moldeo)
Hablamos de enfermedad displásica de cadera a un abanico de alteraciones en el desarrollo de la cadera que van desde una mínima alteración del desarrollo, pasando por una subluxación, hasta la luxación franca de cadera (es decir, que la cadera está totalmente fuera de su lugar).
Yo suelo explicarles a los padres que esa alteración en el desarrollo de la cadera tienen que entenderla sabiendo que en los primeros meses esos huesos son ahora tejidos como el del pabellón de la oreja, es decir moldeables, por eso detallo la etimología de la palabra “displasia”.
La detección puede hacerse con la exploración que se realiza al nacer, o bien en las sucesivas exploraciones que todos los pediatras hacemos sistemáticamente hasta que el niño camina. Por eso el diagnóstico al nacimiento o en las primeras semanas de vida nos permite actuar y “forzar” a que se desarrolle en su sitio. Si pasa el tiempo y se diagnostica más tarde obligará probablemente a cirugía.
Por último explicar que no es dolorosa, porque cuando utilizamos la palabra luxación puede entenderse asociada al dolor y ¡lloran tanto en estas edades! que es fácil que los padres lo relacionen.

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