DETECCION PRECOZ DE LOS TRASTORNOS DEL ESPECTRO AUTISTA (TEA)

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El pasado 17 de septiembre la Dra Maria del Mar Clavera publicaba, en el periódico Información, este didáctico artículo sobre la detección precoz de los trastornos del espectro autista, de los que tanto sabe ella. ¡Muchas gracias Mar!

Hoy en día hay un número elevado de niños en los que se puede sospechar un trastorno del Espectro Autista (TEA). Las Estadísticas indican que 1/150 niños presenta un cuadro sugestivo, mientras que en los años 90 era 1/2500. Podríamos pensar, viendo este importantísimo aumento, que estamos ante una enfermedad epidémica, o que hubiera algún factor ambiental en su origen. Pero por lo que sabemos hasta ahora, su origen es genético. Lo que ocurre es que ahora se habla de Trastornos “del espectro” autista, incluyendo un abanico muy amplio en intensidad de los síntomas, e incluso trastornos que antes llamábamos de otra manera. De hecho hay especialistas que opinan que es más sensato evitar etiquetas diagnósticas y encasillamientos, y prefieren hablar de niños con determinados síntomas, sin más. Otro motivo que explica este aumento espectacular del número de casos es la mayor información y sensibilización hacia estos cuadros en la sociedad en general, y no sólo en el ámbito médico y educativo.
Sospecharemos que un niño pueda tener un TEA cuando tenga síntomas dentro de estas tres categorías:
– Deterioro cualitativo de la Interacción Social
– Deterioro cualitativo de la Comunicación, verbal y no verbal
– Repertorio restringido de actividades e intereses
Creo que puede ser útil para los padres conocer las conductas que se consideran Signos de Alarma, clasificadas por grupos de edad:

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Es importante destacar que un niño puede presentar uno o varios de estos síntomas en algun momento de su crecimiento, sin que tenga mayor importancia. En cambio en los niños con TEA los síntomas persisten en el tiempo.
Cada vez hay más evidencias de que un diagnóstico y una intervención terapéutica tempranos mejoran mucho la evolución y el pronóstico de estos niños. De ahí la importancia de que cuando unos padres sospechen que su hijo puede presentar algún tipo de TEA lo comuniquen a su pediatra. Tras su primera valoración, es posible que decida simplemente monitorizar la evolución del niño durante un tiempo, o derivarle a un recurso especializado para confirmación diagnóstica y tratamiento.