Hoy, en el Suplemento de Salud del periódico Información de Alicante, nuestro amigo y colaborador Tomás Castillo Arenal publica el siguiente artículo:
La discapacidad en la etapa infantil ha pasado de ser vista en la sociedad simplemente como un problema a asumirse como un reto para potenciar las capacidades de los niños y niñas, de forma que logren la mejor calidad de vida dentro de sus posibilidades.
Estamos viviendo un cambio histórico en la forma de considerar la discapacidad: de una mirada en la que sólo se veía el problema en la persona, la fatalidad, a una visión más amplia que refleja las posibilidades individuales que tenemos, y la dimensión social de la discapacidad.
Hoy entendemos que la discapacidad, como la capacidad, forma parte de la naturaleza humana. Nacemos con enormes limitaciones, durante la infancia vamos adquiriendo capacidades, que disfrutamos en la juventud, aunque puede que perdamos alguna a lo largo de la edad adulta, y seguro que perderemos muchas a medida que avanzamos en la edad.
También hemos comprendido que la discapacidad está condicionada por la aceptación social. Si no se cree en las posibilidades de la persona, no se ponen los medios necesarios para su participación. Uno de los mayores dramas que sufren muchas personas con discapacidad es que casi nadie espera nada de ellas.
Por tanto, la discapacidad pasa de ser un problema sólo personal a tener una dimensión social. Hoy entendemos la discapacidad como el resultado de las limitaciones de las personas en relación con el medio en el que nos desenvolvemos. Así, si un niño no puede acudir al colegio de su barrio, la discapacidad no está sólo en sus limitaciones, sino en la falta de medios del centro para apoyar y educar a personas con limitaciones. El resultado es que el niño no puede ir al colegio con sus hermanos y vecinos, como los demás. Eso es la discapacidad.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) defiende esta perspectiva en la Clasificación Internacional del Funcionamiento la Discapacidad y la Salud (CIF) aprobada en 2001. El problema no son solo las limitaciones individuales, sino también las que barreras que tiene la sociedad, y las carencias para prestar los apoyos apropiados a cada persona.
Es un enfoque también de derechos humanos, y así lo proclama la Convención de Naciones Unidas sobre Derechos de las Personas con Discapacidad, el cual ha sido ratificado por España, y que entró en vigor en mayo de 2008. El artículo 7 de este texto alude a la obligación de garantizar la igualdad de derechos de los menores con discapacidad, en relación a los demás niños y niñas.
Los avances científicos y tecnológicos permiten mejorar la supervivencia de los niños prematuros o con enfermedades congénitas. Aproximadamente un 5% de niños y adolescentes en España tienen alguna discapacidad. Ya en edades tempranas, se manifiestan limitaciones en un 2,2% de los menores de 6 años.
Esta nueva visión, centrada en las capacidades y no sólo en las limitaciones como hasta ahora, invita a buscar mucho más las oportunidades de modificar el entorno para que la infancia sea una oportunidad de crecer como los demás. De que el niño sea aceptado como es, desarrollando todas las posibilidades, conviviendo en comunidad sin que nadie compare, disfrutando de esta etapa con la misma felicidad que sus hermanos y sin ser un «niño problema». De nuestro cambio de visión depende un futuro diferente, comenzando por un mayor apoyo a las familias.
Tomás Castillo Arenal