Ayer en el suplemento de salud del periódico Información, publicaba este artículo
Días pasados leía en este periódico la noticia de la intoxicación alimentaria de un numeroso grupo de personas que, según informaba la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN), había ocurrido tras consumir mejillones cocidos en un hotel de Xàbia. Unos días más tarde otro grupo de personas fueron también afectados en Valencia tras el consumo de mejillones de la misma marca. Tras la investigación por parte de la Consellería de Sanitat se confirmó que el germen responsable de la intoxicación había sido el norovirus que infectaba los mejillones.
La intoxicación alimentaria ocurre al ingerir un alimento o bebida que contiene gérmenes o toxinas producidas por éstos. Las personas afectadas sufren un cuadro de gastroenteritis tras horas, o uno o dos días, de ingerir el alimento contaminado y es muy típico que afecte a colectivos, en banquetes, hoteles o residencias.
Es conveniente recordar medidas para minimizar los riesgos, sobre todo de cara al verano, estación propicia para las toxiinfecciones.
La OCU por ejemplo aconseja que compremos mejillones en mallas con etiquetado que certifique su paso por depuradora; cerrados, mejor cuanto más limpios de lapas y algas, que estén en frío, con un poco de hielo, pero no en remojo pues pueden abrirse y contaminarse. Todos los moluscos de concha deben guardarse en nevera, en la parte menos fría y envueltos en un paño húmedo hasta su consumo, que debe realizarse en un máximo de dos días. Puestos a la mesa no debemos comer las piezas cerradas.
Si hablamos en general de las toxiinfecciones alimentarias y sobre todo de cara a los niños, debemos extremar las medidas higiénicas: lavado de manos antes de manipular los alimentos y entre alimento y alimento, o lavar bien las superficies y utensilios que utilizamos; a ser posible consumir los alimentos cocinados de forma inmediata y si se tarda habrá que conservarlos refrigerados.
Especial trato tienen los huevos, pues según la OCU es el causante del 23% de intoxicaciones alimentarias en España por la contaminación de éstos por la Salmonella, que se encuentra en las heces de las gallinas y contamina la cáscara, que al ser porosa permite el paso de la bacteria a su interior. Éste es el motivo por el que la limpieza del huevo no descarta la posibilidad de contaminación.
En segundo lugar, 9% de las intoxicaciones alimentarias, está el pescado y los derivados. No debemos darlo crudo a los niños pero si vamos a consumirlo así debemos congelarlo como mínimo a -20ºC durante 5 días para asegurar que las larvas de anisakis han muerto.
Otros alimentos responsables de intoxicaciones alimentarias como mariscos, sobre todo moluscos de concha, verduras o carne de pollo también obligan a una higiene rigurosa.
Para terminar quiero recordar un contaminante de alimentos, el Clostridium botulinum, que produce una toxina peligrosa para la salud sobre todo para los niños pequeños, pues todavía no tienen las defensas suficientes para combatirla. Dado que la miel puede estar contaminada por este germen no debe administrarse a los bebés, al menos el primer año de vida. Tampoco deben tomar otros alimentos que la contengan. Después, progresivamente, el niño será capaz de combatirla con sus propias defensas.