Publicado hoy en el periódico Información
Otros años, en estas fechas, estaríamos inmersos en plena epidemia de bronquiolitis. Desde noviembre, los pediatras de Centros de Salud y Hospitales, nos preparamos para atender a los numerosos lactantes que acudirán a consulta por su primer episodio de tos, moco y dificultad respiratoria. Una “epidemia de los mas pequeños” que nos visita cada año en los meses de invierno.
Se inicia como cualquier catarro, moco y tos, pero termina afectando a los bronquiolos, que son las últimas ramificaciones del árbol respiratorio pulmonar. El lactante presentará entonces un mayor o menor grado de dificultad al respirar. A este primer episodio de bronquitis es a lo que llamamos bronquiolitis. Afortunadamente la inmensa mayoría la pasan en casa, controlados por su pediatra. Un uno por ciento aproximadamente necesitará ingreso hospitalario, siendo la principal causa de hospitalización a estas edades.
Son varios virus los causantes de la enfermedad, pero el mas frecuente es el virus respiratorio sincitial (VRS).
La verdad es que teníamos miedo al invierno, temiendo que a la pandemia del coronavirus se añadieran el resto de procesos víricos invernales habituales, incluida la gripe. La nota esperanzadora era ver lo que ocurría en los países del hemisferio sur que estaban en su invierno y en plena pandemia. Los datos de estos países eran contundentes: la gripe y resto de infecciones virales respiratorias prácticamente habían desaparecido. ¿Pasaría aquí igual?. Afortunadamente es lo que está pasando.
En este año el rey absoluto es el SARS-CoV-2, que parece haber “espantado” al resto de virus que nos visitan cada año en los meses más fríos. Ha habido algún caso de bronquiolitis y no ha sido por VRS. Sólo hay rinovirus, causantes de catarros, y apenas adenovirus. También las bronquitis en niños asmáticos han disminuido. Hasta ahora no ha habido gripe.
Esta situación no sólo se está dando en toda España, también los datos epidemiológicos de Reino Unido, por ejemplo, son similares.
La causa son las medidas que estamos haciendo frente a la COVID-19: distancia social, mascarillas, lavado de manos frecuente, uso de gel y mucha higiene. Además aislamos rápidamente al lactante o al niño que inicia cualquier síntoma catarral y no lo llevamos a la guardería o a la escuela. También se aísla el adulto con síntomas, por lo que no entra en contacto con los lactantes y evitamos los contagios; como evitamos acudir a lugares con aglomeración de personas. Por tanto todos estamos llevando a cabo las medidas preventivas que, año tras año, recomendábamos a padres y madres para prevenir la bronquiolitis del lactante.
Porque la bronquiolitis, como tantos otros procesos víricos, se transmite con las gotitas que expulsa la persona que lo tiene en su garganta y nariz al estornudar, toser, hablar o chillar…y de todo esto de los contagios ya sabemos bastante.
De momento esta es la situación. En los próximos meses veremos cómo se comportan estos virus, hoy por hoy, “desaparecidos”.