El Sueño

bebe sueño Aprendiendo a dormir

Los problemas del sueño son motivo de consulta frecuente y afectan a niños de todas las edades. Con realizar unas preguntas básicas los pediatras sabemos que se tratará de un problema benigno y pasajero pero la alteración que suponen en la vida familiar es muy importante.
Existen medicamentos para sedar al niño y otros que tienen entre sus efectos secundarios provocar sueño, pero no deben administrarse  puesto que no está aprobado su uso para este fin y por sus efectos indeseables. Veamos por dónde va la solución.
Primero entendamos que aunque, como padres, queramos que nuestro hijo duerma toda la noche desde que nace, existe gran variabilidad en las horas de sueño, en el grado de profundidad o en la mayor o menor tranquilidad durante el sueño.
Los recién nacidos pasan ciclos cortos de sueño-vigilia durante el día y la noche y a medida que el cerebro madura el bebé comienza a estar más horas despierto durante el día y más horas dormido por la noche. Y cada niño tiene un ritmo para alcanzar este patrón más estable.

Lo tendremos más o menos fácil dependiendo de su madurez cerebral, su temperamento y nuestra experiencia como padres.

Y es aquí donde debemos pararnos y distinguir que mientras que el sueño es un fenómeno fisiológico, el proceso de dormirse es una conducta aprendida.

Por tanto si sois padres de un bebé, ¿qué información puede resultaros útil?: Desde las primeras semanas de vida estableceremos una clara diferencia entre el día y la noche. Debe aprender que la noche es para dormir y que los juegos y el contacto con los padres se hace de día. Por tanto si se despierta por la noche, apenas habrá luz, le hablaremos con voz suave… Las necesidades de horas de sueño son muy variables y si el bebé permanece despierto pero tranquilo no necesita de nuestra atención.

Cuando el bebé está somnoliento, pero despierto, es el momento ideal para dejarlo en la cuna, para que aprenda a dormirse sin la ayuda del pecho o el biberón. Sí aconsejamos el chupete.
Si el niño aprende a dormirse en los brazos o en contacto con la madre o el padre, al despertarse por la noche necesitará los mismos pasos para volver a dormirse. Por tanto sueño sin movimientos.
Cuando el bebé se despierta llorando es necesario calmarle, el que parece mejor método es el movimiento delicado y acariciarle; el movimiento enérgico es contraproducente porque fuerzan un estado de sueño más ligero. Los padres deben encontrar el método más eficaz para apaciguar a su hijo y utilizarlo siempre.

     
Salvo en niños de bajo peso o prematuros en los que somos más estrictos en las tomas, es conveniente, en la medida de lo posible, no acostumbrar al niño a comer durante la noche.
También desde los primeros meses aconsejamos establecer una rutina regular antes de acostar al niño y mantener un mismo ritmo de horarios.

A partir de los 6-7 meses ya puede aparecer la ansiedad por separación y el bebé o bien el niño más mayor llorará exigiendo la presencia de la madre o del padre. Es ahora cuando aconsejamos dar un juguete suave y blando como compañía.
Más adelante, como en otros aspectos educativos, surgirán otros conflictos, pero el iniciar el camino con seguridad es garantía de lograr nuestro objetivo : dar al niño la oportunidad de aprender a dormirse solo.

Isabel Rubio