Preciosa foto de J.E.D. del Concurso Fotográfico L.M. del Hospital Marina Alta. Denia
A menudo parece que los pediatras vamos cambiando las pautas de alimentación moviéndonos por modas que no tienen ninguna base. No es así, existen una serie de organismos internacionales como los Comités de Nutrición de la ESPGHAN (European Society for Paediatric Gastroenterology, Hepatology and Nutrition), de la AAP (American Academy of Pediatrics) o la Organización Mundial de la Salud que realizan periódicamente recomendaciones a la luz de los avances científicos.
Teniendo como referencia dichas recomendaciones iniciemos el recorrido de la alimentación desde el recién nacido:
Somos animales mamíferos y como tales nos alimentamos tras nacer de leche materna. El niño nace con una serie de reflejos, entre ellos el de succión y el de búsqueda, que harán que rápidamente se enganche al pezón. Es deseable que inmediatamente tras el parto el recién nacido se coloque en contacto íntimo piel con piel durante al menos 50 minutos, aunque es deseable que ese tiempo se prolongue hasta dos horas. Encontrareis, a través de la página de la Asociación Española de Pediatría, más información en los enlaces recomendados por el Comité de Lactancia Materna.
Si no es posible la lactancia materna iniciaremos la alimentación con leche de inicio. En otro momento hablaremos de biberones, leche y agua.
Y ahora, mientras miramos como se alimenta nuestro hijo succionando el pecho o el biberón, creo necesario abrir un paréntesis para comentar que la alimentación es mucho más que la nutrición corporal; cuando damos de comer a un niño con amor no sólo estamos alimentando su cuerpo sino también estamos nutriéndolo emocionalmente y este aspecto cobra toda su importancia en los primeros meses de la vida puesto que al darle el alimento cuando llora de forma desgarrada con su sensación de hambre, intuyendo que en ello le va la vida y sin saber si alguien está ahí para cubrir sus necesidades, le estamos diciendo que puede confiar en nosotros, en que vamos a cubrir sus necesidades, y si confía en nosotros confiará en el mundo y está adquiriendo así la seguridad básica que son los cimientos de su personalidad. Por ello a mí me gusta decir que la alimentación con amor en los primeros meses nutre el cuerpo y el alma del bebé.
Desde un principio la alimentación será a demanda del bebé, sin horarios fijos.
Isabel Rubio