Alergia primaveral en tiempos COVID

La alergia primaveral, de la que solemos hablar cada año al llegar estos meses, es otra de las enfermedades que se está viendo modificada por la pandemia. Afortunadamente para bien.

Los niños y niñas que padecen alergia a pólenes suelen presentar clínica de estornudos en salvas, picor de nariz o garganta y moco claro abundante cuando entran en contacto con las partículas de polen. Cada planta tiene una época de polinización, aunque en la mayoría de las especies coincide con la primavera. En la web www.polenes.com, de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica, pueden consultarse los niveles ambientales de polen en todo el territorio nacional y el nivel de alerta. También existen App como “polen control” o “polen REA” que mantienen la actualización día a día.
Los síntomas son más floridos al estar en espacios abiertos, en el campo, los días soleados y secos, sobre todo si hay viento, y mejoran los días de lluvia.
Muchos niños, niñas y adolescentes también presentan clínica ocular con ojos rojos, picor y lagrimeo. Al igual que puede coexistir la rinitis alérgica o la rinoconjuntivitis con asma bronquial.

Los alergólogos llevan años aconsejando a sus pacientes con alergia a pólenes que usen mascarilla en sus actividades al aire libre, la verdad con poco éxito. Me sorprendió hace un par de años, en un viaje a Granada por estas fechas, el elevado número de personas que la llevaban; desde luego por aquí no ha sido habitual verlas.
Cualquiera de las mascarillas que usamos frente al SARS CoV-2 supone una barrera para el tamaño de los pólenes, que varía entre 15 y 40 micras. Eso sí, dado que deben ajustar bien por los lados, los pediatras alergólogos aconsejan las mascarillas homologadas FFP2. Además las FFP2 filtran hasta el 95% de partículas. Cuando no esté el coronavirus entre nosotros podrán volver a usar las mascarillas con válvula espiratoria, son más cómodas, pero este año no. ¡Cuánto hemos aprendido de todo ésto en el último año!.

En la época de mayores niveles de polinización, además de usar mascarilla y gafas de sol, se aconseja ventilar la casa pero cerrar ventanas después, viajar con ventanillas del coche cerradas y evitar actividades al aire libre.

La primavera pasada los alérgicos al polen tuvieron menos síntomas de rinitis. Esta primavera, por el invierno que hemos tenido con lluvias abundantes, es probable que haya una mayor producción de polen sobre todo de gramíneas, que junto a los pólenes de paritaria y olivo son los más frecuentes en el litoral mediterráneo. En Alicante se esperan valores entre 1.000 y 1.500 granos por metro cúbico de gramíneas, lo que supone una primavera leve.
Además, al seguir manteniendo medidas restrictivas frente a la COVID-19 y reducidas muchas de las actividades contaminantes como los vuelos o el tráfico, la contaminación ambiental ha disminuido. Con la mejora de la calidad del aire, la reducción de enfermedades respiratorias y el uso generalizado de la mascarilla, se espera que también este año sea una buena primavera para nuestros alérgicos al polen.